10 ejercicios prácticos de la terapia de pareja que tú también puedes aplicar

¿Quieres conocer qué ejercicios se trabajan cuando una pareja asiste a terapia? Te mostramos diez de los más utilizados por los terapeutas.

Al igual que como individuos pasamos por diferentes etapas, a la mayoría de parejas también les sucede algo parecido. No siempre las situaciones vividas junto a la otra persona son fáciles; es más, con frecuencia producen en crisis conyugales. Ante tal situación, acudir a terapia de pareja puede ser una excelente forma de poner solución.

Las dificultades tratadas en terapia de pareja son múltiples, pero podríamos agruparlas en dos grandes ejes. Por un lado, están las parejas que se han distanciado. Sus problemas acostumbran a estar relacionados con tener pocos intereses en común. Tampoco pasan demasiado tiempo juntos y su intimidad es reducida o inexistente. Es verdad que no suelen tener grandes discusiones, pero lejos de ser por la sintonía que puedan tener entre los dos, es porque hay muy pocos campos en los que potencialmente puedan colisionar.

Por otro lado, están las parejas en las que el conflicto está muy a flor de piel. Sus problemas tiene más que ver con discusiones frecuentes en un tono muy destructivo. Se dan muchos ataques personales, desprecios y una actitud defensiva ante cualquier acusación.



Los motivos de desacuerdo pueden ser sobre temas muy profundos, pero en muchas ocasiones también se discute por nimiedades. Como es comprensible, no todas las parejas siguen el mismo patrón. Dependiendo de la etapa vital que estén viviendo como individuos y como pareja, los problemas de la relación se manifestarán de un modo u otro.

Ejercicios prácticos de la terapia de pareja

En este artículo, queremos mostrarte algunos de los ejercicios que más son prescritos a las parejas cuando acuden a terapia para mejorar su relación. De ningún modo son el sustituto de una terapia, pero sí que conocerlos te puede ayudar a mejorar tu relación de pareja si estás pasando por una situación de crisis. Veamos algunos de ellos.

1. Radares positivos

Este primer ejercicio consiste en entender que hay dos tipos de radares, los positivos y los negativos. Lo importante es que pongamos el foco en los positivos, que son los que captan situaciones más agradables y placenteras.

El objetivo es que la pareja lo active y detecte detalles que en muchos casos pasan desapercibidos: un comentario positivo, un detalle de la otra persona o lo bien que le sienta el nuevo peinado.

Este ejercicio resulta muy útil porque cambia nuestro punto de vista y pasamos de fijarnos en todo lo que nos molesta del otro a ver lo que sí nos gusta.

2. Los quince primeros minutos

Esta tarea puede estar relacionada con la anterior o practicarse de forma independiente. Consiste en que la pareja dedique los quince primeros minutos que estén juntos después de volver a casa a observar cada aspecto positivo del otro.

Puede ser, por ejemplo, algo que la otra persona diga y nos guste o una acción por la que nos sintamos agradecidos. La segunda parte del ejercicio implica reaccionar positivamente a ello, de ese modo incrementamos las interacciones positivas.

3. El álbum de los buenos momentos

Esta actividad resulta muy adecuada para parejas que llevan un largo tiempo juntas. Consiste en recopilar fotografías de los momentos más especiales compartidos y crear un álbum de fotos con ellas.

Para mejorar la experiencia, se puede escribir al lado de cada fotografía una frase que refleje la emoción que provoca ese recuerdo. Ello fomentará tener presentes aspectos positivos del otro miembro de la pareja.

4. La sorpresa

En este caso, cada miembro de la pareja tiene que preparar una sorpresa al otro una vez a la semana o cada cuanto se pacte. La sorpresa tiene que ser algo que sepamos que la otra persona disfruta especialmente, si no puede ser contraproducente.

Este ejercicio es muy adecuado para parejas que están muy inmersas en la rutina. Permite aumentar la empatía hacia el otro y pone en juego la creatividad, dado que la idea es ir cambiando de sorpresa cada vez.

5. La tarea de los pósits

Esta tarea consiste en dejar un pósit con un mensaje positivo dirigido a la otra persona en algún lugar poco visible, pero que la otra persona pueda encontrar. Por ejemplo, en un cajón de la mesita de noche, debajo de la almohada, al lado de los cereales de desayuno o dentro de su monedero.

Varios pósits a la semana son más que suficientes, no es necesario excederse. Es interesante que los mensajes vayan cambiando y que sean positivos pero a la vez realistas.

6. El día del amor

Este ejercicio consiste en que un día a la semana los miembros de la pareja se comporten de manera amorosa, respetuosa y amable con su cónyuge, independientemente de lo que suceda. Está especialmente indicado para parejas que discuten en exceso.

Es posible que a uno o ambos miembros de la pareja no les apetezca mostrar esa amabilidad, pero es suficiente con comportarse de manera más amable, no hay que forzar la emoción si no se siente. La pareja puede pactar si se comportarán de ese modo el mismo día de la semana o lo harán un día de forma sorpresa.

7. Dos elogios por cada crítica

Cada vez que uno de los miembros de la pareja vaya a criticar una actitud del otro miembro, deberá previamente hacer dos comentarios positivos de esa persona. A medida que avance el tiempo, esos dos elogios pueden pasar a tres, cuatro o cinco por cada crítica emitida.

Esta actividad está especialmente dirigida a parejas que constantemente se hacen reproches. Es una forma de parar las descalificaciones y de poner el foco en aspectos positivos de la otra persona.

8. El uno por ciento de razón

Este ejercicio consiste en que cada vez que la pareja está en desacuerdocada miembro tiene que fijarse en la parte del otro que tiene razón. Ese porcentaje debe ser de al menos un uno por ciento.

Una tarea de este tipo ayuda a flexibilizar la perspectiva de cada miembro de la pareja. Además, contribuye a empatizar mejor con la otra persona.

9. Tiempo fuera en la terapia de pareja

Esta acción resulta muy útil cuando las parejas discuten de manera habitual. Consiste en que cuando uno de los dos miembros de la pareja detecte que la discusión está yendo a más, haga la señal de la T con las manos y abandone inmediatamente la estancia donde están.

Cuando ambos miembros estén más tranquilos, pueden volver a dialogar, pero antes tienen que reconocer al menos el uno por ciento de razón del otro miembro de la pareja. Si la conversación vuelve a subir de tono, se repite el procedimiento.

10 La celebración dentro de la terapia de pareja

Este acto puede ser una forma de festejar los avances en la relación o de celebrar alguna meta importante alcanzada conjuntamente. Puede hacerse yendo a cenar, pasando un fin de semana fuera o volviendo al lugar donde la pareja se conoció.

Si la pareja ha pasado por malos momentos y estos han sido superados en parte gracias a la ayuda de otras personas, también se las puede incluir en la celebración. Puede hacerse, por ejemplo, una comida familiar o un festejo con los más allegados.

El compromiso y la constancia

Como hemos comentado, estos ejercicios no son ningún sustituto de ninguna terapia de pareja, pero sí que pueden ayudar a mejorar tu interacción con tu cónyuge si estáis viviendo una crisis. Eso sí, ten en cuenta que practicar un ejercicio de estos de forma puntual no va a tener un gran impacto en tu relación de pareja.

La clave, como en tantas otras ocasiones, no solo consiste en encontrar maneras de pensar y actuar de forma diferente, sino especialmente en saber reproducirlas a lo largo del tiempo. Somos lo que hacemos de manera reiterada, no un día esporádico.

En caso de que probéis estos u otros ejercicios de pareja y no obtengáis resultados, lo más adecuado es que consultéis con un terapeuta especialista en terapia de pareja. Es posible que tengáis ciertas reticencias a explicar a otra persona vuestras dificultades e intimidades, es habitual. Sin embargo, un punto de vista exterior al vuestro de un profesional especializado en muchas ocasiones es lo que puede ayudar a desencallar la situación.

Montse Armero.

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