4 formas de crear confianza en una relación

Conjugar la confianza es un arte. Debe sobrevivir al mundo imperfecto en el que nos movemos. Así, el error no tiene por qué terminar con ella. En este artículo, exploraremos en profundidad precisamente esta idea.

La confianza es la base de cualquier vínculo saludable; sin ella, por ejemplo, la comunicación asertiva se complica. Su construcción necesita tiempo y hechos concretos para fortalecerse, ya sea en las relaciones humanas o cuando trabajamos nuestro amor propio. También podría ser definida como la expectativa de que lo esperado se llevará a cabo.

Ahora bien, existen varias formas de crear confianza en una relación, pues somos seres sociales y la necesitamos para enriquecer nuestro mundo emocional.

La seguridad y la fuerza vital que nos brinda son extraordinarias cuando la depositamos en alguien digno, pues podemos contar con esa persona para que cuide de nuestros intereses; aunque la evidente desventaja es que si la rompe, será inevitable la sorpresa, el desengaño o el sufrimiento.



Para construir confianza con tus familiares, pareja, amigos y demás seres queridos, es necesaria la reciprocidad, sin condicionamientos (porque se perdería de inmediato), en la que debe primar el respeto y la seguridad que depositamos en el otro.

¿Cómo alimentar la confianza en las relaciones interpersonales?

Como ya lo esbozamos, la confianza es crucial para tener vínculos concretos y seguros con los demás; algunas veces se desarrolla en el inicio de una relación hasta consolidarse, pero en otras ocasiones requiere de tiempo, espontaneidad y paciencia para consolidar las relaciones y gozar de sus beneficios.

A continuación, te presentamos cuatro formas de crear confianza en una relación.

1. Reciprocidad, un equilibro entre dar y recibir

La reciprocidad va de la mano de la confianza; es dar y recibir mutuamente, acción que motiva a las partes involucradas a corresponder de forma bilateral sin interés o egoísmo; por tal razón, también se relaciona con los principios de solidaridad, cooperación y ayuda mutua. En las relaciones auténticas, la reciprocidad se presenta como el equilibrio entre el dar y recibir, sin llevar deudas de quién hace más favores o cuántos debe alguna de las partes.

El equilibrio que presenta la reciprocidad en un vínculo debe ser espontáneo para encontrar las formas de crear confianza en una relación, jamás planificado; gracias a este equilibrio, puedes fluir sin que tengas que reprimirte a la hora de dar o recibir, así como tampoco debes condicionar cómo el otro debe dar o recibir.

2. No prometas nada, tus acciones concretas deben ser garantía de confianza

No prometas nada para que confíen en ti y actúa para demostrar que eres digno de confianza. Por ejemplo, no sirve de nada decirle lo que sientes a la persona que te gusta si después te arrepientes o no eres consecuente; para qué pedir dinero prestado cuando, en el fondo, sabes que nunca pagarás.

Si deseas construir o incrementar la confianza en cualquier tipo de relación, es absolutamente necesario que no prometas lo que no vas a cumplir.

3. Expresa tu sentir y pensar, según el tipo de relación

¿En qué vínculos depositamos nuestra confianza? Por ejemplo, no es lo mismo confiar en que nuestro compañero de trabajo llegará a primera hora para participar en una reunión importante, que confiar en que nuestra pareja se organizará para llevar a los niños al colegio y que podamos estar un poco antes en la oficina.

El mejor paradigma de la confianza es la vulnerabilidad, que contiene en sí la intimidad emocional; es necesario exponerla y comunicarla a quienes confiamos. Crear confianza maximiza el riesgo de ser lastimados, por lo que es necesario tener cuidado en quién confiamos.

No obstante, el problema no es exponer nuestra vulnerabilidad a quien consideramos digno, sino que es su responsabilidad custodiarla, junto con nuestra confianza; si falla por necesidad entonces no es digno y punto.

Procura no callar tu sentir y pensar con las personas de tu confianza, pues la palabra no dicha enferma; dado el caso en que apenas estés conociendo a alguien y está ganando tu confianza gradualmente, entonces dale la oportunidad de conocer a tu verdadero yo y permítele ser digno de tu confianza (sin olvidar que tú también debes ser digno de la suya), según el ritmo de la relación.

4. En la confianza también cabe la duda

Tener relaciones que nos sirvan de manera frecuente como fuente o recurso de consulta no las convierte en un oráculo de Delfos; también es válido dudar de ellas y consultar otras fuentes; este tipo de decisiones no deben ser tomadas como traiciones.

Por ejemplo, si alguien me plantea una pregunta a la que sé responder, respondo, y esa respuesta no termina con sus dudas, puede buscar otras fuentes que le proporcionen más información. Esto no significa necesariamente que dude de mis conocimientos. Simplemente, puede que sea consciente de mi subjetividad, y quiera formarse una opinión propia o incluso que quiera hacerse con más argumentos para defender esa opinión si le toca sostenerla.

Que una persona de tu confianza se equivocara al resolver alguna de tus dudas no significa que en adelante debas mostrarte particularmente desconfiado con ella. Somos vulnerables al error, pero tenemos la capacidad de reconocerlo y, en la mayoría de los casos, rectificarlo.

Si es tu caso y no te quieren dar más oportunidades, ten paciencia y permite que sean tus acciones las que hablen por ti, que demuestren que eres digno de confianza.

Cristian Muñoz Escobar

Deja una respuesta