5 cosas que aprendes de un padre narcisista

Algo que aprendes con un padre narcisista es que lo que tú puedas necesitar, sentir o pensar, no importa. Cualquier aspecto gira alrededor de esa figura de poder que todo lo absorbe como un agujero negro.

Entre las cosas que aprendes de un padre narcisista hay una muy concreta: no toda persona es idónea para formar una familia. Quien debió darlo todo por nosotros, quien debió querernos, respetarnos, validarnos y darnos seguridad se priorizó a sí mismo en todo momento. Algo así deja una muesca profunda en el tejido emocional de todo niño.

Más aún, lo que trae es la herida de un trauma que es necesario sanar en la edad adulta. Porque si hay algo común es ver a muchas personas con trastornos como depresión, problemas de alimentación y de autoimagen a raíz de esta realidad. Crecer con un narcisista como progenitor es pensar que no merecemos lo que necesitamos y que lo sentimos no importa.

La negligencia emocional que se sufre en este tipo de dinámicas familiares es altamente lesiva. Se padece lo indecible, evidentemente, pero también se toma conciencia de una serie de aspectos. Son dimensiones que deben clarificarse como mecanismo para superar, poco a poco, la herida de esas complejas vivencias. Lo analizamos.



Sensación de vacío, culpa, inseguridad constante… Crecer en una familia donde hay uno o más narcisistas siempre deja secuelas. Y esto altera nuestra personalidad y forma de relacionarnos.

Esto es lo que aprendes de un padre narcisista

Desde la Escuela de Medicina Mount Sinai en Nueva York se realizó un estudio en el 2003 en el que quedó algo en evidencia. Toda forma de abuso y negligencia emocional en la infancia tiene un impacto clínico en la edad adulta. Son muchas las personas que llegan a terapia psicológica explicando historias impactantes.

Suelen contar cómo alguno de sus progenitores los criticó, los humilló y los ridiculizó de manera constante. En la mayoría de los casos, la persona no sabe que ese cuidador evidenciaba un trastorno de la personalidad narcisista. Por lo general, lo que se evidencia es el trauma por una crianza en la que fueron tratados como un mero accesorio de la familia y no como alguien con necesidades y derechos.

De este modo, a la hora de ayudar a las víctimas del abuso narcisista en la infancia suelen usarse varios enfoques. Por lo general, este tipo de maltrato se correlaciona con varias psicopatologías. Estas pueden ir desde ansiedad, problemas de adicción, trastorno de la conducta alimentaria, comportamientos autodestructivos, etc.

Ahora bien, la terapia funciona y cuando esto ocurre, se toma conciencia de muchas cosas. Veamos, por tanto, lo que aprendes de un padre narcisista.

1. El amor no es dominación: el narcisista te anula e infravalora para controlarte

El padre narcisista actúa como el líder de una secta: busca anular a los demás para controlarlos. Esto implica llevar a cabo una persuasiva tarea de infravaloración continuada hacia los demás, incluidos los hijos. Nada de lo que estos sientan, necesiten o piensen tiene importancia: solo importa lo que el padre quiera.

La persona que pasa por esta experiencia vital aprende que el amor incondicional no se basa en la dominación. En cambio, el narcisista necesita víctimas para ejercer el control y lograr así la superioridad. Es más, si hay algo que ama es la sensación de poder al menospreciar y tener bajo su control a los suyos.

2. Tu propósito de vida ya no es el de satisfacer a un narcisista

Una de las cosas que aprendes de un padre narcisista cuando por fin estás libre de su dominio es que eres libre. Tu vida es tuya. Puedes tomar tus propias decisiones y llevar el tipo de existencia que desees en cada momento. Entender esto es algo vital para toda víctima de abuso narcisista, en especial, para todos aquellos que se han criado con una persona con dicho perfil.

Crecer en un entorno dominado por un narcisista significa que el único propósito que uno tiene en la vida es satisfacerlo. Esto implica renunciar a todo sueño, deseo o anhelo. La manipulación del “yo” en estos casos es absoluta, hasta el punto de que muchas personas no saben siquiera qué esperan de la vida o qué metas tienen.

3. Eres libre para relacionarte con quien desees fuera de la esfera familiar

Los padres narcisistas son muy posesivos con sus hijos. No solo los anulan psicológicamente, sino que además tienden a asilarlos. Tanto es así que es común que controlen sus actividades, el tiempo que pasan fuera de casa y que prefieran que no tengan amigos o parejas.

De este modo, entre las cosas que aprendes de un padre narcisista es que tienes pleno derecho a construir los vínculos que tú quieras. Eres libre para salir de la órbita disfuncional que esa figura construyó para ti, eres una persona completa preparada para romper ese cordón umbilical y construir tu propio mundo.

Los narcisistas no pueden percibir a sus hijos como individuos únicos separados de ellos mismos. La dominación es absoluta.

4. No eres responsable de su felicidad o infelicidad

No estás en este mundo para cumplir sus deseos. Tu función no es la de lograr lo que él no consiguió, ser su reflejo ni aún menos procurar su felicidad. De este modo, si dice sentirse decepcionado por tu conducta o expresa su dolor por el hecho de que tomes tus propias decisiones, no lo escuches. No es tu responsabilidad.

Tienes pleno derecho a dar forma a tus propios proyectos con independencia de lo que él quiera o sienta. No alimentes su apetito narcisista ni pongas atención a sus dramas.

5. Tienes derecho a poner distancia de quien te hace daño

Tenemos pleno derecho a decidir cuánto tiempo queremos invertir en nuestro padre narcisista. Habrá quien sienta que una visita mensual sea suficiente. Otros en cambio puede que prefieran romper el vínculo por completo. Cada cual tiene pleno derecho a decidir qué tipo de relación quiere o no quiere mantener con esa figura.

Porque si hay algo que se aprende de estas experiencias es que, lo más importante, es buscar y crear conexiones saludables, vínculos que nos enriquezcan emocionalmente y no que nos dejen lesiones psíquicas. Las verdaderas familias se forjan a través del amor y ahí, no importa la genética.

Valeria Sabater

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