Si te cuesta pedir favores, te sientes bien cuando recibes la atención de los demás y no recuerdas la última vez que disfrutaste de una recompensa sintiendo que la merecías, este artículo es para ti.
Las personas que no se sienten dignas de amor suelen estructurar su vida de un modo que limita su realización de forma notoria. Las carencias en autoestima son un gran lastre para el desarrollo personal.
Por otro lado, lo común es que las personas que no se sienten dignas de amor también tengan dificultades para establecer relaciones saludables con los demás. Por el contrario, aumenta el riesgo de generar vínculos tóxicos o abusivos.
Para evolucionar es muy importante contar con esa sensación de estar en paz con uno mismo. Si esto no se da, es muy difícil que sigamos creciendo sobre puntos de equilibrio garantes de estabilidad.
Hay algunos rasgos comunes en las personas que no se sienten dignas de amor. Los siguientes son cinco de ellos.
“Un hombre no puede estar cómodo sin su propia aprobación”.
-Mark Twain-
1. La motivación por agradar a los demás es muy alta
Las personas que no se sienten dignas de amor viven con la convicción de que necesitan hacer un esfuerzo extra para recibir la aceptación de los demás. Se presionan a sí mismas para invertir muchos recursos en este objetivo. Esto se manifiesta en un deseo constante de agradar a otros.
Para ellas el refuerzo social es muy importante. Que alguien reconozca su trabajo o su valor es para ellas un indicador de que su inversión está teniendo éxito. Por el contrario, sienten verdadero pavor ante la crítica, que suelen tomársela de manera personal. En el fondo lo que existe es un miedo muy intenso al rechazo.
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2. La duda les paraliza
Otro de los rasgos que caracteriza a las personas que no se sienten dignas de amor es una duda constante frente a lo que piensan, sienten y son. Su temor a equivocarse es tan recurrente como intenso. Ven a las oportunidades o a los desafíos como trampas en las que pueden equivocarse, demostrando a los demás su poco valor. Por eso dudan antes de dar cualquier paso que pueda entrañar algún riesgo.
En estos casos, la persona parte de la idea de que sus opiniones no tienen mucho valor y prefieren guardárselas. De hecho, se da el caso de que evitan elaborarlas y más bien tratan de sumarse a las opiniones de otros. Cuando trabajan en equipo, la tarea de tomar decisiones suelen dejarla para otros, sintiéndose mucho más cómodas cuando son dirigidas en tareas de dificultad media-baja.
3. No piden, ni mucho menos exigen
Les cuesta mucho realizar peticiones, lo que en ocasiones hace que tengan que hacer demandas muy urgentes y exigentes por haber comunicado la petición en el último momento, dejando muy poco margen a aquellos que quieren ayudarla.
Este tipo de personas trabajan con la idea de que no son merecedores de una posible ayuda que puedan brindarles los demás. Al mismo tiempo, suelen pensar que las peticiones proyectan una imagen de debilidad.
Por otro lado, temen el conflicto que pueda darse si hacen una petición y esta no es considerada. En este sentido, intentan tener la menor influencia posible sobre la vida de los demás. “Si permanecen lejos, será más fácil disfrazarme y que no vean mi debilidad”
4. Las personas que no se sienten dignas de amor esconden sus sentimientos
Con los sentimientos de las personas que no se sienten dignas de amor sucede algo similar a lo que ocurre con las opiniones. Dan poco valor a lo que sienten, al punto de que ellas muchas veces también terminan ignorándolo. En estos casos, hay una sensación de estar siempre fuera de contexto, en el sitio equivocado, siendo un estorbo.
Les es muy difícil expresar lo que sienten, pues les parece que no tiene mayor importancia. Es frecuente que digan “lo siento” cuando no pueden mantener este nivel tan alto de inhibición en cuanto a comunicación emocional. Un punto que se aplica de manera especial a las emociones que están asociadas a la reafirmación individual, como la ira.
5. Sobrevaloran a quien les ofrece algo de atención
Aunque de alguna manera se trata de un contrasentido, las personas que no se sienten dignas de amor establecen vínculos afectivos intensos con los demás. No es raro que pasen por alto las faltas de respeto -las entienden como una herida más en su maltratado cuerpo emocional-, incluso si provienen de extraños. Al mismo tiempo, sobrevaloran a quien les ofrece atención y cariño.
En esas condiciones, es como si el otro tuviera eso de lo que ellos carecen: afecto por sí mismos. Es frecuente que esto no dé lugar a una mayor valoración de lo que son, sino al intento de construir una relación simbiótica. Es fácil que terminen idealizando a esa persona y estableciendo vínculos de dependencia con ella.