Quienes se acuestan y se despiertan tarde poseen una serie de particularidades, entre ellas la de recibir con frecuencia un trato injusto. Te contamos cómo esta tendencia condiciona sus vidas.
¿Odias madrugar? ¿Te sientes más activo y productivo durante la noche? ¿Tiendes a realizar tus tareas rutinarias cuando la mayor parte de la población ya está durmiendo? Si es así, es probable que durante toda tu vida te hayas sentido un poco juzgado por tu entorno, e incluso hayas asistido a cómo te han puesto etiquetas de vago, caótico o desorganizado, ya que se espera que todos nos adaptemos a un horario diurno. Sin embargo, tal vez sea hora de conocer más sobre las personas noctámbulas.
Se estima que cerca de un 20 % de las personas presentan este cronotipo. Es decir, alcanzan sus puntos máximos de energía cuando ya ha anochecido y experimentan serias dificultades para funcionar a primera hora de la mañana. Se pasan la vida luchando contra sus propias inclinaciones para amoldarse al ritmo que marca la sociedad y pueden ser vistos como inadaptados. Sin embargo, ¿qué sabemos realmente acerca de este grupo de individuos? ¡Te lo contamos!
- Perfil del empleado vs actitud
- ¿Qué está funcionando?
- El problema no es el dinero.
- La gran falacia del cortisol: no todo lo que te han contado es verdad
- O lo lees o sigue llorando por tus tasas de apertura
- Qué hacer cuando 13.000 millones de Apple te caen del cielo: algunos políticos en Irlanda quieren usar ese dinero para atajar la crisis de vivienda
- EL ERROR MÁS COMÚN HOY DÍA EN LA GESTIÓN DE EQUIPOS
- El reto de convertir el tráfico en clientes: embudos de venta
- Estás siguiendo un guion que no escribiste (y es hora de cambiarlo).
- Vender tu conocimiento para no vender tu tiempo
- Cifras alarmantes para ChatGPT: OpenAI perderá casi 13.000 millones de euros en 2025 y no será rentable hasta 2029
- ¿Qué es el canon de entrada en una franquicia?
- 11 errores que te están robando vida: descubre cómo recuperar tu salud mental
- Las mejores oportunidades se esconden tras una cortina
- La cifra millonaria que ha ganado Rafa Nadal gracias a títulos como Roland Garros o Wimbledon
Ser noctámbulo no es un capricho
Muchas personas piensan que los noctámbulos escogen tener unos horarios de sueño desajustados del ritmo social. Piensan que les falta voluntad para dormirse y levantarse temprano; sin embargo, esto no es tan sencillo.
Varias investigaciones han demostrado que el cronotipo está, en gran medida, determinado genéticamente. Así, estas personas ya nacen con una importante predisposición a manifestar esta tendencia nocturna.
Además, algunos estudios han encontrado que existe incluso una mutación genética que tiene efectos contundentes en los patrones de sueño. De este modo, en quienes la presentan, el ciclo se alarga haciendo que la persona no logre conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada y sufra cuando su cuerpo le pide que se despierte más temprano de lo esperado. En definitiva, no es una elección voluntaria sino una determinación biológica.
Son diagnosticados con el síndrome de la fase del sueño retrasada
El hecho de que el cronotipo varíe de unas personas a otras pudo haber sido una ventaja evolutiva en la antigüedad. Y es que cuando los humanos vivían en pequeñas tribus se aseguraban de que siempre hubiese alguien despierto y alerta en cada momento del día y de la noche. Sin embargo, actualmente la sociedad sigue un marcado ritmo diurno, por lo que las personas noctámbulas no logran adaptarse y sufren serias consecuencias.
Es por esto que generalmente se les diagnóstica con el denominado síndrome de la fase del sueño retrasada. Esto es, que necesitan dormirse y levantarse varias horas más tarde de lo que sería deseable en función de la convención social.
Realmente, cuando a estas personas se les permite escoger su horario de sueño, gozan de un descanso adecuado en cantidad y calidad; pero, al tener que ir contra su tendencia natural, sufren un malestar y unas dificultades que han alcanzado la condición de trastorno.
Pueden permanecer mentalmente alerta por más tiempo
Generalmente tendemos a pensar que las personas madrugadoras son más enérgicas y productivas, pero esto no es completamente cierto.
Si hablamos de la cantidad de horas que un individuo puede permanecer alerta y mentalmente ágil, los noctámbulos salen ganando. Y es que algunos estudios han encontrado que, tras 10 horas de vigilia, los amantes de la noche presentan una mayor activación cerebral en las regiones vinculadas a la atención.
Obtienen mejores puntuaciones en test de inteligencia
Desde hace tiempo todos sabemos que las inteligencias son múltiples y que las capacidades de cada individuo varían de unas a otras. Sin embargo, se ha encontrado que, en pruebas que miden la inteligencia general (el denominado factor G) las personas noctámbulas obtienen puntuaciones más altas que sus contrapartes matutinas.
No obstante, pese a esta ventaja en inteligencia y a que su capacidad de razonamiento inductivo parece ser superior, los nocturnos suelen obtener un peor rendimiento académico y laboral.
El motivo es que se ven obligados a rendir en sus horas de menor funcionamiento, además de arrastrar una importante privación de sueño que les impide actuar de forma óptima.
Las personas noctámbulas son más creativas
Además de lo anterior, los noctámbulos parecen ser personas más creativas, ya que utilizan el pensamiento lateral más que los matutinos. Estas personas que viven mientras los otros duermen muestran una ventaja a la hora de encontrar soluciones alternativas y aplicar puntos de vista diferentes y originales ante los planteamientos.
Son más propensos a enfermar
Sin embargo, no todo es positivo, y es que diversas investigaciones han encontrado que las personas noctámbulas son más propensas a sufrir diabetes, obesidad, estrés, trastornos psicológicos y neurológicos. Incluso, muestran un 10 % más de probabilidades de morir antes que los madrugadores. De nuevo, esto está estrechamente relacionado con la incapacidad para adaptarse a los horarios, lo que conduce a un sueño insuficiente y de baja calidad, mala alimentación y peores hábitos de vida.
A pesar de todo lo anterior, no podemos olvidar que las diferencias individuales existen. Los hallazgos expuestos son generalidades que no determinan las cualidades ni el rendimiento de todas las personas. Ni todos los madrugadores son menos creativos ni todos los nocturnos enfermarán; todo depende de las circunstancias individuales a nivel genético y ambiental.
No obstante, quizás los anteriores resultados nos ayuden a replantearnos la necesidad de respetar los cronotipos de cada persona, sin juzgarnos unos a otros y tratando de flexibilizar a la sociedad para que cada individuo pueda alcanzar su máximo desarrollo.