La popularidad de los gimnasios ha crecido durante los últimos años. Más aún después de la pandemia que mantuvo a todo el mundo encerrado en sus casas. No sorprende entonces que los ingresos de la industria del fitness hayan aumentado en más de 500 millones de euros.
Los ingresos medios por usuario varían entre los pocos más de 20 euros de los gimnasios de bajo coste hasta los más de 60 euros de otros centros privados, entre los que se encuentran los de alto valor, y eso sin contar los gimnasios premium con un precio aún más elevado.
Sin embargo, los gimnasios quieren más, y algunos emplean trucos para convencerte de que gastes más dinero del necesario. Sesiones de entrenador personal, clases mixtas de ejercicios o planificación de comidas: estas son algunas cosas que debes tener en cuenta para no picar el anzuelo, según MoneyDigest.
Máquinas expendedoras de bebidas
Al hacer ejercicio se suda más, lo que provoca deshidratación, algo que aprovechan los gimnasios poniendo a disposición de los clientes máquinas expendedoras de bebidas. Estos locales facilitan la posibilidad de hidratarse sin tener que salir del lugar.
El problema reside en la calidad de muchos de los productos que ofrecen. Y es que estos a menudo contienen elevados niveles de cafeína. Aparte de los riesgos para la salud, que incluyen frecuencia cardíaca elevada, las bebidas deportivas sin cafeína pueden suponer una pérdida de dinero. La razón es que la mayoría de personas no las necesitan.
Lo recomendable es llevarse de casa un termo con agua. Un gimnasio que merezca la pena tendrá fuentes de agua para que los clientes puedan reponer su botella cada vez que lo necesiten de forma económica.
Clases ilimitadas versus pago por uso
Las clases ilimitadas suenan demasiado bien cuando te las incluyen en un paquete de membresía. Los gimnasios son conscientes de que la mayor parte de sus ingresos provienen de las suscripciones mensuales de clientes. Por eso agregan ese tipo de extras.
La psicología detrás de las clases ilimitadas es la sensación de estar obteniendo mucho al poder acceder a todas las que quieras. Pero si deseas ir a dos clases, y estas te coinciden, estarás perdiendo dinero. Y probablemente termines dejándolo.
Entrenadores personales
Disponer de entrenadores personales cuando uno se apunta al gimnasio es algo que se espera. Pueden ser de gran utilidad para ayudarte a la hora de crear un plan personalizado de ejercicios. En muchos casos, el servicio que estos ofrecen viene ya incluido, pero en algunos no.
¿Y merece la pena? Depende de si vas a tomarte en serio tus objetivos. Pagar a un entrenador no es barato, y tienes alternativas como aplicaciones de entrenamiento para realizar en tu casa mucho más económicas, así que dependerá de ti amortizar ese dinero.
Compromisos de membresía que se benefician de tu ausencia
La membresía ofrece a los clientes poder acceder al gimnasio cuando deseen. Claro está que ese dinero quedará bien amortizado si realmente vas. Según un artículo de investigación realizado por Berkely, las personas que estaban suscritas a una membresía con tarifas elevadas iban al gimnasio cuatro veces al mes.
Estas personas pagaban más dinero por el privilegio de estar suscrito que una persona que compraba bonos de diez visitas, mucho más baratos y que perduraban en el tiempo. Así que es mejor que estés seguro de que vas a ir a menudo al gimnasio para que te salga rentable pagar tanto dinero.
Gastos de cancelación
Te has apuntado a un gimnasio, pero has visto que no es lo tuyo y quieres cancelar la membresía. Es posible que te hagan pagar un extra por ello. Y es que las tarifas de cancelación son cosas que uno obvia cuando se inscribe.
Es importante leer las condiciones, hacer preguntas sobre las tarifas de cancelación y comprender algunas lagunas jurídicas antes de inscribirse. Algunos gimnasios no te hacen pagar si te comprometes a continuar con los servicios después de una pausa.
Pegar por servicios que no necesitas
Algunos servicios vienen incluidos en las suscripciones del gimnasio, como el WiFi, las clases de fitness, el uso de las piscinas. Sin embargo, también hay servicios adicionales por los que hay que pagar, y no siempre son necesarios.
Por ejemplo, ¿necesitas un servicio de toallas? Puedes llevarte las tuyas de casa, lavarlas y volver a llevártelas en otra ocasión ahorrándote un buen pellizco a la larga. Piensa si realmente tienes alternativas más económicas a todos esos servicios adicionales de pago antes de apuntarte a ellos.
Estética del lugar
A todo el mundo le gusta ir a un sitio que se vea bien estéticamente. No iba a ser menos un gimnasio. Los elementos de un gimnasio, así como su disposición, pueden afectar a tu deseo de formar parte de este como miembro.
La elección de colores es también clave para alterar los sentidos de los usuarios. Mientras que los tonos más llamativos pueden hacer que los clientes se sientan poderosos, el neón en una clase de cardio puede estimular tus sentidos, pero incluso con esas puede que estén pagando de más.
Comercio minorista de marcas cruzadas
La ropa deportiva se ha puesto de moda con el auge de los gimnasios. Es habitual encontrar secciones enteras para este tipo de prendas en tiendas que antes no la ofrecían. Lo que pasa es que ahora los gimnasios también han incorporado puntos de venta de ropa, productos nutricionales, complementos, etc.
El precio de estos productos no suele ser el más barato. Así que antes de darte el capricho, piensa si hay otras tiendas donde puedes conseguir lo que necesitas y a un precio más bajo. De esta manera incluso podrás comprar más por el mismo precio.