En el anidamiento, el niño de la pareja separada se queda en el hogar, mientras los padres se van rotando en su cuidado.
Los tiempos cambian y las fórmulas para llevar a cabo una separación o un divorcio cuando hay hijos también evolucionan. Los millennials están llevando a cabo lo que se conoce como anidamiento. Es decir, cuando la pareja rompe su relación se elige dejar al niño en la casa familiar mientras que los progenitores se turnan en su cuidado.
Durante unas semanas uno se quedará en el hogar con los niños mientras el otro estará fuera de la propiedad en su residencia personal. ¿Beneficioso o problemático? De momento, no hay estudios al respecto de esta fórmula, pero no deja de ser una opción menos traumática para los niños y, también, más económica para los padres.
Sin embargo, esta estrategia tendrá éxito siempre que exista armonía y capacidad de acuerdo entre la pareja que ha decidido romper su relación. Esto no siempre es fácil, pero algo llamativo es ver cómo el anidamiento es un fenómeno en crecimiento en muchas zonas del planeta.
El anidamiento sitúa a menudo al niño en una dimensión intermedia que no le permite comprender del todo qué es lo que sucede en su vida y con sus padres.
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Características del anidamiento
Si hay algo que sabemos de los divorcios o separaciones cuando hay hijos es que este hecho puede tener un gran impacto en ellos. Peligra la estabilidad y pueden empezar a imponerse en el estado de ánimo emociones de valencia negativa: tristeza, miedo, incertidumbre, angustia… Ahora bien, es evidente que una separación siempre será preferible a una convivencia problemática.
Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad Estatal de Pensilvania, destacan algo relevante. El papel de los progenitores a la hora de manejar dicha experiencia y transición es decisiva. Así, cuando se lleva a cabo una crianza compartida cooperativa, el impacto de esa separación es menor y los niños evidenciaban un mayor bienestar psicológico.
En esencia, esto es lo que se busca principalmente con el anidamiento: amortiguar el impacto de la separación dejando al niño en el mismo ambiente. El término birdnesting (anidamiento) busca imitar lo que hacen las aves en la naturaleza. Las crías se quedan en el nido mientras los padres van y vienen para proveerlas de alimento, calor y cuidados.
¿Por qué es una opción en auge para las parejas que se separan?
La empresa británica Co-op Legal Services, especializada en ofrecer servicios legales a las familias, es de los pocos organismos que realizó una investigación sobre el fenómeno de anidamiento.
En el 2016, por ejemplo, un 11 % de las parejas que se separaban optaban por esta opción. A día de hoy sabemos que esta cifra se ha elevado no solo en Reino Unido, sino también en todo el mundo.
Las ventajas que ofrece son las siguientes:
- El anidamiento facilita la propia transición del divorcio o separación.
- Supone un menor impacto para los hijos: no se les cambia de entorno, colegio, amigos, etc.
- Cuando las parejas se separan y comparten la custodia de sus hijos, la casa conyugal se pone en venta. Sin embargo, no siempre es fácil venderla y esto se vive a menudo de manera problemática. Con esta fórmula, se evita.
- El anidamiento permite a los niños tener las mismas rutinas de siempre, pero adaptándose a su vez de manera progresiva a los cambios de esa nueva etapa.
Por otro lado, hay algo evidente: el anidamiento es una opción en la que se prioriza el bienestar mental de los niños. Se busca la máxima estabilidad posible.
¿Qué aspectos problemáticos puede presentar esta fórmula?
Cada pareja es libre de elegir una estrategia a la hora de construir una vida por separado. No obstante, cuando hay hijos, la prioridad siempre es su bienestar y esto hace que deban tenerse en cuenta unos detalles en caso de optar por el anidamiento.
La imagen de la casa intermedia y la dificultad para entender la realidad
A veces, en nuestro intento por proteger a los niños de toda situación de molestia o preocupación, lo que hacemos es enmascarar la realidad. El anidamiento puede confundir a muchos pequeños: no saben si esa es la casa de mamá o de papá. Es más, en ocasiones, hasta siguen pensando que en algún momento volverán los dos juntos por la puerta.
Para que esta fórmula tenga éxito, los progenitores deben explicar claramente a los hijos la realidad de esa nueva situación. La sinceridad es prioritaria. Deben entender que los padres no volverán a estar juntos y que cada uno hace vida por separado. Aunque ellos siempre serán lo más importante en todo momento.
Puede ser problemático para los padres
El anidamiento puede provocar que los progenitores tengan la sensación de estar viviendo en una especie de burbuja. Es como estar instalados en un tercer hogar que les impide avanzar y rehacer sus vidas. Así, en caso de que inicien nuevas relaciones afectivas, se verán en la situación de tener que acudir al hogar nido con sus respectivas nuevas parejas.
Esto puede no ser cómodo para todo el mundo. Además, se da un hecho evidente: lo que desean las personas que se han separado es seguir adelante y que los hijos se integren en esa etapa fuera de ese “nido protector”. Por tanto, esta es una fórmula temporal. Aunque esto no evita que sea cada vez más la opción preferida de muchas personas jóvenes.
El anidamiento será posible siempre y cuando no exista ningún tipo de conflictividad en la pareja separada. La comunicación y la capacidad de llegar a acuerdos favorecerán el éxito de esta estrategia que, por lo general, tiene un tiempo determinado.