Perder las ganas de hacer las cosas no es algo natural. Conoce de qué se trata y cómo combatir este síntoma tan parecido a la pereza
Uno de los síntomas más comunes de la esfera anímica es la apatía emocional. Esto se refiere a las pocas ganas de hacer cosas en el contexto del ánimo bajo. Saber identificarla es el primer paso para poder actuar y disminuir el malestar.
No se trata de una tarea fácil, ya que tiende a ser resistente, y una vez que se instaura cambia por completo a la persona. Aun así, hay que ser optimistas, pues es posible vencerla por nosotros mismos. A continuación, haremos un detallado repaso sobre el tema.
¿Qué es la apatía emocional?
En líneas generales, la apatía describe una sensación emocional y conductual de falta de impulso para hacer las cosas a las que uno está acostumbrado. Algo parecido a la pereza, pero no por cansancio, sino por una alteración del estado de ánimo.
Cuando uno se encuentra apático, no tiene ganas de hacer nada. Las tareas cotidianas, que en condiciones normales se realizan sin problemas, se vuelven inabarcables. Los sentimientos de desidia e indolencia abruman a la persona, dejándola en un estado de pasividad.
A escala emocional, este estado engloba diversas manifestaciones, todas ellas similares, pero con matices distintivos. Comprende lo siguiente:
- Abulia: la falta de motivación para iniciar una conducta.
- Anergia: una sensación de carencia de energía vital presente desde primera hora de la mañana.
- Anhedonia: reducción en capacidad para experimentar placer en cosas que antes sí se disfrutaban.
- Aplanamiento afectivo: indiferencia hacia las emociones, así como para poder expresarlas con el cuerpo.
¿Cuáles son sus causas?
No resulta sencillo apuntar a un número concreto de motivos de la apatía emocional. En realidad, pueden existir tantos como personas y experiencias vitales. En este sentido, distinguimos dos posibles causas.
Biológicas
Hay una razón más endógena o interna, en la que procesos biológicos provocan alteraciones en el estado del ánimo. Los modelos biologicistas de la psiquiatría se fundamentan en esto, siendo la principal base que sustenta el tratamiento farmacológico.
Existen varios neurotransmisores que se han relacionado directo con la depresión. De acuerdo con un estudio publicado en la Revista Analogías del Comportamiento, los problemas en el circuito de la serotonina, dopamina y noradrenalina estarían implicados en el desarrollo de problemas en el ánimo.
Reactivas
El otro origen sería el llamado reactivo, es decir, cuando la persona reacciona con síntomas psicológicos ante algo negativo en su vida. Aquí tendría cabida el trastorno adaptativo, que se manifiesta ante un estresor que sobrepasa las capacidades del individuo, como por ejemplo, duelos, despidos, sobrecarga laboral o procesos migratorios.
Con esto, la posición más acertada sería asumir un enfoque integrador, teniendo en cuenta la influencia de lo biológico y lo social en el desarrollo de la apatía. Como en la mayoría de fenómenos en psicología, no hay una única causa, sino una suma de factores.
Consecuencias del estado apático emocional
Superar una racha apática no es fácil; pedir ayuda o detectar que uno la necesita es complicado. Además, en los casos graves este síntoma incapacita a la persona a cumplir con sus responsabilidades cotidianas.
Los primeros efectos de tal estado negativo se manifiestan cuando aquello que solía disfrutarse ya no produce la misma satisfacción. La sensación es similar a la de una anestesia, un entumecimiento emocional: aunque se esté presente en una actividad, el canal de las emociones parece desconectado.
Otro ámbito que se ve afectado es el de las relaciones interpersonales. Los planes, encuentros con amigos y reuniones que antes regocijaban ahora se vuelven difíciles de afrontar. Al fin y al cabo, resulta engorroso sentirse cómodo rodeado de gente cuando por dentro uno no se encuentra bien.
Por último, las consecuencias negativas también se reflejan en el plano cognitivo. Problemas de memoria, dificultades en la concentración o la sensación de tener la mente embotada, son síntomas característicos de un estado de ánimo deprimido.
¿Cómo vencer la apatía emocional?
Ahora que profundizamos en la comprensión de la apatía, la siguiente pregunta que buscamos abordar es: ¿qué acciones emprender para superarla? Si bien las soluciones pueden variar según cada caso, aquí te proporcionamos algunas pautas concisas.
1. Mantén una comunicación abierta con tu entorno
Quienes te rodean son la primera fuente de apoyo que tienes disponible. Sin embargo, para hacer de soporte necesitan tener la seguridad de que pasas por un mal momento.
Entonces, mantener una comunicación fluida con ellos provocará que estén más disponibles y accesibles para asistirte. Uno solo puede ayudar si hay un primero que está dispuesto a aceptarlo.
2. Dedica unos minutos a examinar tu estado
Los cambios en el estado de ánimo, por lo general, no surgen de manera abrupta; más bien, se apoderan del cuerpo de manera gradual. Antes de llegar a la apatía, se experimentan cambios corporales, a menudo imperceptibles.
Destinar unos minutos diarios a un ejercicio de meditación como el escaneo corporal resulta muy eficaz para detectar estos cambios. Si prestas más atención a lo que sucede dentro de ti y menos a lo externo, te percatarás de detalles que antes pasaban desapercibidos. Te dejamos una guía de la especialista en mindfulness Hermina Gisbert.
3. Amplía tu vocabulario emocional
El rango de emociones humanas es amplio, no obstante utilizamos un número reducido de palabras para describirlas. Un vocabulario emocional empobrecido resta la capacidad de definir y comunicar con exactitud qué sentimos.
Por ejemplo, no es lo mismo sentir tristeza que cansancio, o experimentar aburrimiento en comparación con la apatía. Cada sensación tiene su propio nombre, y asignarles etiquetas de manera adecuada constituye un gran paso para actuar sobre ellas.
4. Busca ayuda de un profesional
Cuando la apatía llega al punto en que incluso lo cotidiano te resulta abrumador, es el momento de acudir con un psicólogo. Estas sensaciones y emociones no son normales ni temporales. Si esperas a que se disipen por sí solas, solo contribuirás a que empeoren y prolongarás el tiempo necesario para el tratamiento.
No siempre es posible hacer frente a todo y es comprensible que haya situaciones que nos desborden. En esos casos, confía en la experiencia y conocimientos de los profesionales de la salud mental para recibir la ayuda necesaria y vencer la apatía.
5. Invierte el tiempo en las cosas que te hacen feliz
Un factor de riesgo para desarrollar la apatía emocional es dedicarles poco tiempo a las cosas que uno disfruta. En este sentido, aumentar los ratos dedicados a las aficiones es una idea muy positiva para subir el ánimo y contrarrestar el mal humor acumulado cada día.
No dejes que la apatía se convierta en tu condena
Es común atravesar momentos emocionales difíciles, pero ello no implica permitir que la apatía nos arrastre. No debemos sentirnos indefensos ni pasivos, ya que es posible combatir y superar la adversidad.
Para lograrlo, sigue una estructura sólida: dedica tiempo a la autorreflexión, identifica los síntomas y pon en marcha estrategias previamente mencionadas. Por último, reiteramos el mensaje de que siempre hay esperanza; muchas personas se preocupan por ti y están dispuestas a brindarte apoyo.