Inseguridad, falta de asertividad o miedo a los juicios negativos son las principales características de las personas que tienen una baja valoración de ellas mismas.
La autoestima, como dimensión sensible a los acontecimientos -tanto internos como externos-, varía a lo largo de nuestra vida. Esto ocurre porque la percepción de nuestra valía personal está muy ligada a los hitos, positivos y negativos, de nuestra historia. En este artículo, exploraremos las principales características de las personas con baja autoestima y algunos consejos para trabajar en ella.
Para empezar, podemos entender la autoestima como la forma en la que emitimos juicios sobre nosotros mismos. La pretensión de estos juicios suele ser inquisitoria, y pueden ser positivos o negativos.
Así, por ejemplo, muchos de los juicios negativos que hacemos sobre nosotros son consecuencia de la comparación entre nuestro “yo real” y un “yo ideal”. En ocasiones, este ideal está construido a partir de modelos aspiracionales de belleza, fama y riqueza y al no estar cimentado en nuestra características reales, incide negativamente en la forma en la que nos sentimos con nuestro propio ser.
Estas valoraciones que hacemos sobre nosotros son subjetivas y suelen estar cargadas de una alta emocionalidad. Es decir, están muy ligadas a los sentimientos que experimentamos hacia nosotros mismos.
Una de las características principales de las personas con baja autoestima es el discurso interior negativo. Esto es, establecer un diálogo interno en el que se omiten los logros, el crecimiento o el esfuerzo -los elementos que hablan bien de nosotros-. De este modo, este diálogo tiende a alimentar emociones como la inseguridad y la desconfianza en uno mismo.
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Otros rasgos característicos son los siguientes.
1. Inseguridad y falta de autoconfianza
Las personas con baja autoestima tienden a ser inseguras e indecisas. Puede que les cueste mucho tomar decisiones o asumir riesgos, pues temen equivocarse y cometer errores. Así, continuamente experimentan sentimientos de culpabilidad y arrepentimiento, tanto por los errores cometidos, como por las oportunidades que han dejado pasar.
2. Miedo a los juicios negativos
Ligado a lo anterior, es posible que las personas con problemas de autoestima muestren una preocupación excesiva por el qué dirán. Es decir, que tiendan a tener en cuenta lo que entienden que puede ser la opinión de los demás, dándole demasiada importancia.
De manera adicional, sienten temor a ser evaluados de manera negativa, lo que produce con frecuencia que caigan en la inacción, pues es tanto el temor al juicio negativo y al error, que se paralizan y no logran culminar ninguna tarea. Por ejemplo, esta forma de inseguridad puede proyectarse a la vida profesional y perjudicarla de manera notable.
3. Conductas evitativas
Es posible, así mismo, que ese miedo propicie conductas evitativas hacia nuevos retos por el miedo al fracaso y a cometer errores. También puede manifestarse la tendencia a querer ubicarse en un segundo plano, ser invisible y así evitar llamar la atención.
Incluso, es posible que las personas con baja autoestima sean personas tímidas y con dificultades para compartir sus sentimientos.
4. Falta de asertividad
En consiguiente, un rasgo de la baja autoestima suele ser la falta de asertividad, es decir, poca capacidad para manifestar de manera clara los deseos y las necesidades.
Sumado a esto, puede existir una tendencia a que las personas con problemas de autoestima sean incapaces de decir “no”, y terminen adquiriendo compromisos no deseados o realizando acciones en contra de su voluntad.
5. Dependencia emocional
Por otro lado, la dependencia emocional y la idealización de otros son también características de la baja autoestima. Ante una valoración negativa de sí mismos, las personas con baja autoestima pueden construir versiones idealmente perfectas de las personas allegadas, sobre todo de aquellas de quienes dependen emocionalmente.
6. Autoconcepto distorsionado
De manera adicional, un rasgo importante asociado a la baja autoestima es sacar del foco de atención a las cualidades. Es decir, desnudar al objeto de nuestra mirada de nuestros logros y de nuestro potencial.
La baja autoestima también puede llevarnos a ser demasiado críticos, inflexibles y exigentes con nosotros mismos. Una actitud que potencia precisamente el fenómeno descrito en el párrafo anterior.
7. Tendencia al autosaboteo
Finalmente, la tendencia a pensar en cosas como “no tengo suerte” o “nunca seré capaz de lograr eso” es también una característica de las personas con baja autoestima. Es posible también que muestren actitudes negativas y poca voluntad frente al cambio.
¿Cómo fortalecer la autoestima?
Por fortuna, podemos actuar para sentirnos mejor con nosotros mismos. Tenemos la oportunidad trabajar de manera consiente e intencional sobre la forma en la que nos evaluamos y obtener resultados que nos beneficien.
Estrategias, como escribir un diario y registrar allí la forma en la que estos logros nos hacen sentir, pueden aportar mucho al fortalecimiento de nuestra autoestima. Esto es porque nos ayudará a reconocer nuestros triunfos y nos impulsará a perseguir nuevas metas día a día.
También es importante echar un vistazo a cómo expresamos nuestros pensamientos, ¿somos asertivos? ¿Cómo ponemos límites a los demás en las parcelas que nos conciernen?
Por último, podemos buscar ayuda profesional para intentar identificar el origen de estos sentimientos negativos hacia nosotros, y desde ese reconocimiento, empezar a transformarlos.