¿Cómo diferenciar el miedo de la intuición?

Tanto la intuición como el miedo pueden presentarse en forma de una sensación incómoda. Pero, mientras una nos protege, el otro nos limita. ¿Cómo distinguirlos?

Algunas personas son eminentemente lógicas a la hora de tomar decisiones: analizan, sopesan y eligen racionalmente. Otras, en cambio, se valen de sus emociones y sentimientos para tomar uno u otro camino. Pese a que hallar un equilibrio entre ambas alternativas es lo ideal, las sensaciones subjetivas a veces pueden jugarnos una mala pasada. Por ello, queremos explicarte cómo diferenciar el miedo de la intuición.

Quienes poseen una inteligencia intuitiva desarrollada recurren a su instinto para tomar decisiones. Así, suelen cuestionarse: “¿cómo se siente esta opción?, ¿experimento alivio o desasosiego al pensar en escoger esta vía?”.

No cabe duda de que, en muchas ocasiones, la intuición nos protege de peligros poco visibles; pero, ¿y si en realidad la estuviésemos confundiendo con nuestro miedo a arriesgar o con una ansiedad injustificada? En este caso, estaríamos perdiendo grandes oportunidades.

¿En qué situaciones es importante diferenciar el miedo de la intuición?

Quizá en este instante no comprendas cómo es posible confundir la intuición con el miedo. Por eso, a continuación te mostramos algunos ejemplos cotidianos en los que esta situación puede darse:

  • Sientes que tu pareja te está engañando, que ya no se comporta como antes y que esto se debe a una infidelidad. Siguiendo “tu intuición” decides revisar su teléfono, pero no solo no encuentras nada sino que, además, destruyes la confianza que había entre ambos.
  • Tu relación de pareja va muy bien y ambos decidís dar un paso más hacia el matrimonio. Sin embargo, comienzas a percibir que ya no sientes lo mismo, que algo no va bien y decides finalizar la relación. Enseguida descubres que nada había cambiado, que esa sensación era falsa y que ha sido tu miedo al compromiso el que te ha llevado a perder a esa persona.
  • Realizas una entrevista de trabajo para un puesto que nunca has ocupado, pero que te ofrece buenas condiciones. Pasas la prueba y te contratan. No obstante, llegas a casa y comienzas a experimentar una sensación de inquietud, algo te dice que ese empleo no es para ti, que no te irá bien y lo rechazas. En realidad, ha sido el miedo a salir de tu zona de confort lo que te ha llevado a sabotear la oportunidad.
  • Te has mudado a otra ciudad donde no conoces a nadie. Un vecino te invita a salir con él y su grupo de amigos, pero tú sientes que no es buena idea, que sería una situación forzada en la que te encontrarían incómodo y declinas la invitación. Tal vez ha sido la timidez y el miedo al rechazo, y no tu intuición, lo que te ha llevado a optar por esa salida.


¿Cómo diferenciar el miedo de la intuición?

Como ves, el miedo puede ser un gran lastre cuando se confunde con la intuición. Puede limitarnos, estancarnos y llevarnos a tomar malas decisiones que resultan irreversibles. Entonces, ¿cómo podemos diferenciar el miedo de la intuición?

Piensa si es algo que realmente deseas

La intuición es la voz de nuestro ser interior; por tanto, se encuentra alineada con nuestros propósitos. Así, cuando hablamos de perseguir sueños, objetivos y metas a futuro, esta voz suele animarnos a seguir adelante. Por el contrario, el miedo nos paraliza, nos limita y empaña la emoción que sentíamos en un inicio al llenarla de condicionantes.

Si estás feliz en tu relación de pareja, si ese nuevo trabajo te motiva, si deseas hacer nuevas amistades y esa sensación interior te boicotea, te impide avanzar hacia el destino que tú mismo has elegido, probablemente sea miedo disfrazado.

Observa la intensidad y la duración de las sensaciones

Esta es una clave fundamental a la hora de diferenciar entre estos dos conceptos. Y es que la intuición es una voz sutil, pero persistente, mientras que el miedo aparece en oleadas y con una gran intensidad.

Si la sensación de malestar es discreta, pero no cesa, presta atención, puede ser tu instinto tratando de protegerte. Al contrario, si la angustia te invade y te desborda en un momento dado, seguramente sea temor.

Analiza tu diálogo interno

¿Qué conversación tiene lugar en tu mente en el momento en que aparece esa sensación de alerta? El miedo es una emoción y, como tal, siempre está precedido por una serie de pensamientos acordes. Cuando sientes miedo, en tu mente aparecen afirmaciones tales como: “no eres capaz“, “vas a quedar en ridículo”, “es peligroso”, “vas a sufrir”, “no estás preparado”. Tal vez no las percibas fácilmente, ya que se trata de pensamientos automáticos; pero, si pones atención, verás que están ahí.

En el caso de la intuición, no hay motivos claros que sustenten el malestar, no hay un diálogo interno negativo que la acompañe. Es más una sensación corporal que un discurso mental.

Céntrate en el presente

Por último, analiza en qué tiempo se sitúa ese aspecto negativo del que tus sensaciones te alertan. ¿Se está produciendo ahora? Entonces, probablemente sea tu intuición. ¿Ocurrieron en el pasado o tendrán lugar en el futuro? Entonces, seguramente sea miedo.

Si algo no se siente bien en este preciso instante, aunque no puedas explicar por qué, escucha a tu instinto. En cambio, si lo que te perturba es que algo pueda salir mal más adelante, o que se repita alguna situación negativa que ya experimentaste antes, es la voz del miedo la que te está rigiendo.

Como ves, existen importantes diferencias entre el miedo y la intuición. Descubrir quién es el que nos habla en cada momento requiere algo de reflexión y análisis. Sin embargo, cuanto más practiques más sencillo te resultará identificarlo.

Recuerda que la intuición es una poderosa brújula, pero el miedo puede convertirse en un gran enemigo, procura no confundirlos.

 Elena Sanz

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