Las relaciones sexuales no dejan de ser un tipo particular de relaciones. ¿Y dónde aprendemos cómo es el mundo y qué podemos esperar de los demás? Especialmente en la infancia… Una vez establecida la asociación, queda ver qué podemos hacer con ella.
El sexo forma parte de nuestro ecosistema natural. Sin embargo, el hecho de que esté en nuestra naturaleza, en el sentido de que contamos con mecanismos realmente sofisticados para esta función, no implica que sea un acto expedito de dificultades.
Lo que nos dicen los estudios es que con frecuencia los problemas tienen su origen en estilos de apego poco saludables, que atacan directamente a la confianza y la complicidad en el propio desarrollo de las relaciones sexuales, además de en las expectativas o en la interpretación de lo que ocurre.
El apego es ‘la afición hacia algo o alguien’ y el deseo sexual es ‘el impulso o raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica’ o ‘el deseo de placer sexual’. Ambos conceptos están relacionados, de hecho, lo podemos ver evidenciado en nuestro día a día.
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Por ejemplo, cuando una persona depende de otra, aunque sabe que no le conviene o cuando alguien cuenta con una pareja con la cual sufre a la hora de relacionarse sexualmente, pero finge para agradar al otro.
“No hay amor sin instinto sexual. El amor usa de este instinto como de una fuerza brutal, como el bergantín usa el viento”.
-Ortega y Gasset-
Tipos de apego
La capacidad de establecer vínculos puede darse de distintas maneras, según las experiencias que hayamos tenido y nuestras características personales, entre otras variables.
John Bowlby, un psicoanalista inglés, desarrolló la teoría del apego, destacando que hay diferentes tipos y que estos son esenciales en la conducta y desarrollo del ser humano. También, aportó a esta teoría Mary Ainsworth, psicóloga estadounidense, que añadió, el estudio en el laboratorio para ver cómo se da la interacción entre el cuidador principal del niño y un extraño en un entorno familiar.
Así, la teoría del apego surgió del análisis de cómo un niño se relaciona con su cuidador. Existe cierto consenso a la hora de hablar de los siguientes tipos de apego:
- Apego seguro. El niño aprende a crear relaciones de confianza con los demás.
- Apego ansioso y ambivalente. El niño aprende que no tiene influencia sobre la conducta de los demás. Sus padres se muestran atentos o indiferentes sin que el pequeño logre establecer una asociación con su comportamiento.
- Apego evitativo. Los padres no están disponibles y el niño aprende que no puede contar con los demás.
- Apego desorganizado. Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo y viene causado por una conducta insegura o negligente de los progenitores.
Apego y deseo sexual, ¿cómo se relacionan?
Cómo hayamos aprendido a relacionarnos influye en cómo lo hagamos en el plano sexual. En este sentido, Attaky & Dewitte (2021), estudiaron las diferencias en el deseo y su asociación con la satisfacción sexual; además, también intentaron entender cómo estas relaciones son sensibles al tipo de apego.
Estudiaron 100 parejas y los hallazgos sugirieron que cuando los niveles de deseo sexual eran más altos, se asociaban a puntuaciones más bajas de apego evitativo.
Por contra, cuando el estilo de apego identificado era el ansioso, se daba mayor deseo. Los hallazgos de este estudio sugieren que las personas con mayor apego evitativo cuentan con menos interés en el sexo, como forma de evitar la intimidad, mientras que aquellas que tienen mayor apego ansioso, usan el sexo a modo de conexión o de consuelo.
Otros estudios también soportan esta idea, proponiendo que el apego evitativo está relacionado con problemas de intimidad y con comportamientos de autosuficiencia, lo que ocasiona problemas sexuales, en la relación; y menor deseo sexual. Por lo que, las personas con este tipo de apego pueden depender más de la masturbación y la pornografía.
Mientras que las personas con apego ansioso necesitan ser validadas por el otro, por lo que tenderán a complacer a sus parejas para satisfacer sus propias necesidades de aceptación. Por lo que, suelen presentar mayor deseo sexual relacionado con esa necesidad. Entonces, las personas con apego evitativo y ansioso pueden tener problemas en la relación sexual.
¿Qué pasa con las personas que cuentan con apego seguro?
Como han desarrollado habilidades para identificar que todos pueden tener perspectivas distintas, estar con sus propias emociones y tienen límites fuertes, tienden a confiar en sus instintos y a ser más asertivos con el deseo sexual.
Entonces, las personas con apego seguro pueden desarrollar menor o mayor deseo sexual, teniendo en cuenta sus intenciones y leyendo las de los demás.
Apego y deseo sexual: estableciendo un camino saludable
Al afirmar que el vínculo que desarrollamos con nuestro cuidador principal en la infancia condiciona nuestro deseo sexual, puede proyectar la idea de que estamos destinados a forjar o no relaciones tóxicas o saludables según el tipo de apego que hayamos desarrollado. Sin embargo, no siempre va a ser así.
La buena noticia es que contamos con algunas herramientas con las que podemos actuar sobre esta relación potencial. Serían las siguientes:
- Aprender a regular las emociones. Si eres más evitativo, puede resultar favorable incrementar la intensidad de las emociones. Si eres ansioso, aprende a disminuir la intensidad emocional.
- Controlar la impulsividad. Aprende a retrasar el entrar en acción, y hacer una pausa antes de iniciar o aceptar tener relaciones sexuales.
- Comunicarse. Haciendo preguntas para contar con una mayor perspectiva y comprensión del punto de vista del otro.
- Separar emociones de percepciones. De las del compañero de citas.
En suma, el tipo de apego puede determinar el deseo sexual. Las personas con apego inseguro suelen tener más problemas, por ejemplo, las de apego ansioso al temer al abandono quieren fusionarse completamente con su pareja, lo que ocasiona que esta anhele espacio y se dé un deseo sexual más alto.
Mientras que las personas con apego evitativo, al temer al rechazo, tienen dificultades para expresar sus sentimientos y evitan la intimidad; por lo que, van a tener menor deseo sexual. Increíble, ¿Verdad?
Identificar nuestro tipo de apego nos ayudará a saber en qué patrones caemos y poner voluntad. Además, estar atentos al autoconocimiento nos ayudará a establecer relaciones sexuales desde lo saludable, teniendo en cuenta nuestro deseo sexual auténtico y sin dejar a un lado al otro.