Convirtamos en hábitos las claves aquí especificadas. Los resultados no tardarán en llegar.

Las personas sin responsabilidad afectiva se desentienden de su impacto en los demás. Al relacionarte con ellas, puedes salir muy dañado. Por ello, te ayudamos a identificarlas tomando como indicadores a sus comportamientos más representativos.

En los últimos años, se está dando más visibilidad a conceptos como la asertividad, la inteligencia emocional o la responsabilidad afectiva. Estos son ingredientes imprescindibles en cualquier relación sana y cuando no están presentes, pueden surgir conflictos constantes, insatisfacción e incluso relaciones abusivas. Pero, ¿cómo saber si aquellos con quienes nos vinculamos están aplicando, o no, estos principios? Te mostramos los principales comportamientos de las personas sin responsabilidad afectiva para que puedas decidir por ti mismo.

Aunque pueda parecer evidente, en este tipo de relaciones tienen lugar una serie de mecanismos que llegan a confundirnos. La persona puede aplicar gaslighting -u otros tipos de manipulación emocional- para hacernos creer que nuestras peticiones son exageradas, que no estamos conformes con nada o que todo es nuestra culpa.

De algún modo, llegamos a creerlo y silenciamos esa voz interior que nos dice que el modo en que estamos siendo tratados no es correcto. Por esto, es conveniente tener presentes esos comportamientos que suponen una bandera roja y no pasarlos por alto.

¿Qué es la responsabilidad afectiva?

En primer lugar, entendamos que la responsabilidad afectiva es la capacidad para hacernos cargo de cómo nuestros actos afectan a aquellos con quienes nos relacionamos. Al establecer un vínculo afectivo obtenemos una serie de beneficios (amor, compañía, apoyo, intimidad…), pero también adquirimos una serie de responsabilidades hacia la otra persona.

Esto implica entender que al estar los sentimientos en juego, si entramos en un vínculo, aceptamos cuidar de las emociones del otro. Y esto no significa ser responsables de su felicidad, o estar obligados a permanecer junto a alguien a quien ya no queremos, pero sí requiere honestidad, comunicación y empatía.

Las personas sin responsabilidad afectiva abordan las relaciones desde el egoísmo y la inmadurez emocional. Se olvidan de la reciprocidad y el cuidado mutuo y suelen actuar conforme a sus deseos y necesidades del momento. Por supuesto, esto puede generar un gran daño en la otra parte, que se siente menospreciada, invalidada y confundida.

Comportamientos de las personas sin responsabilidad afectiva

Si sospechas que tu relación con alguna persona importante para ti es injusta o desequilibrada, si no te sientes visto, cuidado y respetado en ella, presta atención a los siguientes signos. Estos comportamientos te ayudarán a entender si la otra persona está actuando sin responsabilidad afectiva.

Actúan en su propia conveniencia

Estar en una relación no significa que tengamos que dejar de lado nuestras necesidades, intereses y preferencias. De hecho, es necesario mantener nuestra identidad. Sin embargo, sí debemos saber compaginar esto con lo que necesita y siente la otra persona, para hallar un equilibrio.

Cuando alguien busca solo su propia conveniencia, y actúa en función de lo que le apetece sin tener en cuenta al compañero, está siendo irresponsable afectivamente. El hecho de que no permita el diálogo o evada las negociaciones, y actúe de manera egoísta con frecuencia, debe hacer saltar las alarmas.

Invalidan las emociones del otro

Hemos de poder expresar como nos sentimos en cualquier vínculo sin que el otro nos minimice o ridiculice. Sin embargo, hay quienes invalidan de forma sistemática a la otra persona, menospreciando sus emociones, tildándola de exagerada o de loca y haciendo caso omiso a sus palabras.

No están dispuestos a escuchar las quejas, peticiones o necesidades del otro y mucho menos a realizar algún cambio para contribuir a su bienestar. Por el contrario, culpan a quien tienen en frente y nunca admiten que pueden tener algún grado de responsabilidad al respecto.

Incumplen promesas y compromisos

La ruptura de la confianza es también unos de los comportamientos de las personas sin responsabilidad afectiva. Y es que sus acciones son incongruentes con sus palabras; dicen algo y actúan de una forma totalmente opuesta, causando una gran confusión en la otra parte.

Además, establecen acuerdos o realizan promesas que luego rompen de forma sistemática. Faltan a su palabra, y esto genera una gran incertidumbre, angustia y desconfianza en el otro.

Mienten u ocultan información

La sinceridad es la mejor política, pero no siempre la más cómoda. Por ello, las personas sin responsabilidad afectiva tienden a mentir para obtener beneficio o para ahorrarse un problema.

Pueden engañar sobre asuntos importantes (como tener varias parejas a la vez sin que las partes lo sepan), o incluso sobre aspectos más banales, como el motivo para cancelar una cita. En cualquier caso, se hace para satisfacer un deseo propio sin tener que preocuparse de cómo afectará a la otra persona.

Además, es común que estas personas mientan sobre sus sentimientos, quizá exagerándolos o ilusionando al otro cuando, realmente, no buscan comprometerse en ese vínculo ni sienten lo que dicen sentir.

Desaparecen o guardan silencio

Otro de los comportamientos más comunes es la tendencia a desaparecer, a cortar la comunicación y el contacto sin dar explicaciones. En ocasiones, este silencio dura unos días y la persona vuelve cuando así le apetece. Otras veces, desaparece para siempre, dejando a la otra parte sumida en un mar de confusión, culpa y dudas.

Las personas sin responsabilidad afectiva no saben comunicarse, expresar lo que están sintiendo o necesitando y toman la vía fácil de ghostear al otro. Además, pueden utilizar ese silencio como una forma de castigo y manipulación para ganar poder en la relación.

Evaden las conversaciones incómodas

Si pretendes tener una conversación abierta y sincera sobre el estado del vínculo con una de estas personas, lo más probable es que se niegue a colaborar. Y es que tienden a evadir aquellas situaciones que implican mostrarse vulnerable, aceptar los errores propios o conversar sobre temas incómodos. Recordemos que solo buscan obtener beneficio en la relación, pero no están dispuestas a asumir los inconvenientes naturales.

No respetan los límites

Por otro lado, son incapaces de respetar los límites marcados. No importa cuántas veces la otra persona exprese que una conducta le molesta o le hace daño, la empatía brilla por su ausencia.

Así, seguirán reiterándose en esa conducta sin respetar el alto que el otro ha puesto; y, del mismo modo, no serán capaces de marcar sus propios límites de forma asertiva.

Las personas sin responsabilidad afectiva crean relaciones desequilibradas

En definitiva, las personas que exhiben estos comportamientos crean relaciones desequilibradas, ya que buscan y aceptan los cuidados, pero no los ofrecen de vuelta. La falta de comunicación, de consideración y de honestidad hacen del vínculo algo confuso, inestable y dañino para la otra parte, que puede dañar seriamente su autoestima y causarle sufrimiento.

Por esto, si reconoces dichas conductas en alguna de tus relaciones, es importante que no las minimices y tomes medidas al respecto; tienes derecho a ser respetado y tratado con sinceridad y empatía. Por otro lado, si eres tú quien cae en estos comportamientos con frecuencia, analiza los motivos que te llevan a hacerlo. Tal vez necesites trabajar tu asertividad y tu inteligencia emocional, y un profesional puede ayudarte a lograrlo.

Elena Sanz.

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