La inversión en capital privado no estaba entre las favoritas de los inversores minoristas, ni de forma directa, ni a través de fondos de inversión alternativos —conocidos como fondos de capital riesgo—.
Pero, ahora que una nueva regulación ha bajado el capital mínimo para entrar en operaciones de private equity (capital privado, en inglés) a un ticket de 10.000 euros, más particulares empiezan a interesarse por esta modalidad de inversión.
¿En qué consiste? En resumen, en invertir en empresas privadas —es decir, que no cotizan en bolsa—. Ahora cualquier inversor puede hacer a partir de 10.000 euros, con un horizonte temporal de al menos 10 años, y con muy pocas opciones para recuperar la liquidez una vez esté invertido.
«Hace 30 años, como era una modalidad nueva, se percibía como algo arriesgado», explica en una entrevista en exclusiva con Business Insider España Ramiro Iglesias, cofundador y CEO de Crescenta, la primera gestora digital de España, que se lanzó al mercado en junio de 2023.
«Ahora, 30 años después y con un track récord demostrado por buenos gestores que consiguen una rentabilidad superior a cualquier otra inversión, es cuando los reguladores piensan que hay que incentivar que la gente invierta en esto porque es la mejor forma de invertir a largo plazo», añade.
El inversor —con más de 10 años de experiencia entre Wall Street y Madrid— hace mención a la Ley Crea y Crece, que entró en vigor en octubre de 2022. Dicha normativa, orientada a simplificar la constitución de nuevas sociedades mercantiles, también redujo el ticket mínimo de inversión en capital privado a 10.000 euros, de los 100.000 euros en los que estaba antes.
Ahora bien, aunque haya una tendencia global a reducir los tickets mínimos de entrada para operaciones de capital privado, el mínimo actual en España, que es el más bajo a nivel global, es todavía una cifra elevada para algunos inversores particulares.
Iglesias cree que, en estos casos, la inversión en capital privado ha de verse como un objetivo financiero que acompañe a otras modalidades de inversión —no sustituirlas—.
«El capital privado tiene que ser entre un 20% y un 30% de tu cartera, que es lo que no necesitas a corto plazo y que quieres obtener una buena rentabilidad a largo plazo. O sea, tu palanca de ahorro tiene que ser a largo plazo. El resto, lo que puedes necesitar en el día a día o a corto plazo, lo metes en otro tipo de activos«, sugiere el CEO de Crescenta.
Esto no sólo aplica al capital privado en empresas. Por ejemplo, si sólo te gusta el inmobiliario, tienes que tener igualmente inmobiliario, renta variable, renta fija y capital privado, dice Iglesias.
«Nosotros creemos que lo mejor es invertir pausadamente, descubrirlo, conocerlo… No queremos que la gente se vuelva loca, lo que queremos es que la gente invierta con conocimiento y con confianza en lo que está haciendo. Mejor una inversión gradual y recurrente que hacerlo todo de golpe», puntualiza.
El director general de Crescenta cree que, en este punto, es donde está su ventaja competitiva.
«Crescenta precisamente lo que puede hacer es esto: interactuar con el inversor para que invierta recurrentemente de manera gradual. Porque la experiencia que tienen cuando van a trabajar con una banca o una gestora convencional, suele ser que, si identifican que tienes una capacidad de inversión X, van a recomendarte algo para todo lo que tienes, porque no saben si te van a volver a ver», advierte.
«Desde el punto de vista de la inversión, el objetivo final de Crescenta es que el inversor minorista pueda invertir mejor y con mucha más confianza en un producto de altísima calidad«, defiende.
Sin embargo, si el motivo por el que no inviertes en este tipo de activos es la incertidumbre o el riesgo, y no porque no tengas el dinero para hacerlo, el directivo sugiere entonces que empieces por formarte para saber qué es mejor para tus finanzas personales.
«Hay mucha gente que deja de invertir por la incertidumbre de si lo va a hacer bien o mal… Esa incertidumbre se supera con conocimiento y con educación, para conseguir la seguridad de que se lanza a hacer algo que tiene todo el sentido del mundo. Pero hay que hacer una buena selección de la información y no sesgar la información relevante. La verdad es sólo una», concluye.