Confundir estar bajo de ánimos con depresión es algo que uno debe aprender a evitar. En muchas ocasiones se le llama depresión a los estados de ánimo bajos ocasionados por ciertos acontecimientos. Y no es lo mismo.
La depresión es una enfermedad mental que genera malestar en la persona, en algunos casos durante un largo período de tiempo, según ha definido el Colegio Oficial de Psicología de Madrid. Este trastorno afecta a 121 millones de personas en todo el mundo.
Estar tristes, apáticos, sin ganas de hacer nada son algunos síntomas que suelen atribuirse a la depresión, pero es muy común experimentarlos alguna vez en la vida, así que no siempre señalan indicios de esta enfermedad mental.
Estas son las diferencias entre tristeza y depresión
En la depresión pueden influir factores «genéticos, bioquímicos, contextuales, de personalidad, o el resultado de una suma de factores y acontecimientos», han explicado los psicólogos. Las personas con depresión tienen un nivel de activación en varias áreas del cerebro inferior a las personas que no padecen este trastorno.
La tristeza es un estado mental relativamente pasajero. Se trata de una reacción psicológica ante una situación difícil. No es alarmante que una persona esté triste durante varios días. La pérdida de un familiar, una situación abrumadora, o un cambio hormonal pueden desembocar en un estado de ánimo bajo.
Las personas que padecen depresión a menudo sienten una gran incapacidad por enfrentarse a la vida. Todo les supera. Cierto es que muchas personas cuando están tristes también sienten menos ganas de hacer cosas, pero con el tiempo vuelven a recuperar la normalidad, mientras que en las personas con depresión puede durar meses.
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Cuáles son los síntomas de una depresión
Son varios los síntomas que una persona con depresión puede experimentar. Para que se empiece a hablar de que una persona padece esta enfermedad mental deben experimentarse al menos 5 de los siguientes síntomas:
- Bajo estado de ánimo durante largos períodos de tiempo. En adolescentes se relaciona con un estado de irritabilidad.
- Desinterés por cualquier cosa.
- Aumento o pérdida de peso.
- Mayor sensación de cansancio, pérdida de energía y fatiga.
- Alteraciones en el sueño: dormir mucho o menos de lo normal.
- Aparición de sentimientos de inutilidad, sentirse infravalorado o culpable.
- Entre los síntomas más graves se encuentran los pensamientos de muerte recurrentes.
Pedir ayuda es muy importante
Los psicólogos han de completar el diagnóstico teniendo en cuenta otros factores. Si los síntomas están provocando alteraciones en las relaciones sociales de los pacientes, si estos están consumiendo sustancias sin receta médica que puedan estar causando esos síntomas, si la persona padece otro tipo de trastorno que pueda confundirse con la depresión.
Para saber la condición de uno, y dar el paso de pedir ayuda si se necesita, lo mejor es acudir a un psicólogo. Los profesionales te ayudarán en todo momento, antes, durante y después del tratamiento.
Busca una clínica cerca de tu casa o, si lo prefieres, siempre puedes contar con la sanidad pública, que también ofrece este servicio. Ten en cuenta que cada vez hay más psicólogos que ofrecen también sus servicios de forma online. Elige lo que mejor se adapte a ti. Pero lo más importante es que pidas ayuda.