La mujer salvaje ha quedado diluida en las avanzadas y tecnológicas civilizaciones actuales. Sin embargo, reconectar con ella puede ayudarte a recuperar tu esencia y tu poder.
A lo largo de siglos de historia, el ser humano ha evolucionado obteniendo importantes mejoras en sus condiciones de vida. El conocimiento, la ciencia y la tecnología nos han permitido habitar en sociedades cada vez más civilizadas y avanzadas. Pero, en este proceso, también nos hemos desconectado de nuestra naturaleza esencial. Ese arquetipo de la mujer salvaje es el que debemos recuperar para paliar algunos de los problemas que nos afectan a día de hoy.
¿Alguna vez te has debatido entre lo que realmente deseas y lo que se espera de ti? ¿Has tenido que contener tus impulsos, reprimir tus emociones y actuar con decoro para no ser rechazada? ¿Te has visto obligada a acallar tu intuición? Si es así, podrás reconocer ese malestar que surge cuando nos anulamos a nosotros mismos. ¿Y si aprendemos a dejar de hacerlo?
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¿Qué es el arquetipo de la mujer salvaje?
Un arquetipo es una representación de una idea completa. Mediante una palabra o imagen evocamos todo un conjunto de patrones de percepción, emoción y conducta que son conocidos por todos. Por ejemplo, al pensar en un héroe todos reflejamos a una persona valiente y honorable, fuerte, perseverante y capaz de luchar.
Y es que los arquetipos forman parte del inconsciente colectivo descrito por Jung. Son símbolos que dan forma a esa cultura ancestral compartida por los seres humanos y que influye en la experiencia de cada uno de nosotros. Y es que estos arquetipos, con sus distintas particularidades, terminan definiendo la forma específica de ser de cada individuo.
Así, el arquetipo de la mujer salvaje representa a la loba, la vieja, la que sabe. Una mujer enérgica, espontánea y libre, que se encuentra en contacto con sus instintos y es capaz de defenderse. Pese a las connotaciones negativas que puede sugerir la palabra “salvaje”, este término hace referencia a la conexión con nuestra propia naturaleza, esa que el mundo civilizado nos ha ido arrebatando.
El arquetipo de la mujer salvaje es descrito por la psicoanalista jungiana Clarissa Pinkola Estés en su magnífica obra Mujeres que corren con los lobos. Aquí expone los estragos de esa desconexión en las mujeres actuales y cómo, mediante cuentos, mitos y leyendas las acompaña en su consulta a recuperar la identificación con este arquetipo.
¿Cómo puede ayudarte conectar con el arquetipo de la mujer salvaje?
Los roles sociales impuestos a las mujeres han variado con el paso del tiempo, antes relegándolas a los servicios domésticos y hoy tratando de asimilarlas a la modelo de productividad masculino. Sin embargo, en todos los casos su esencia se ha ido viviendo cercenada y restringida.
Por lo mismo, al conectar con el arquetipo de la mujer salvaje, esta puede permitirse de nuevo ser, con todos sus dones y cualidades.
Recuperar la creatividad
El impulso creativo se ve inhibido muchas veces por la creencia de que no sabemos, no valemos y no podemos equivocarnos. Este arquetipo nos recuerda el derecho a fallar sin que esto nos haga perder valor, el derecho a explorar la creatividad e intentarlo tantas veces como sea necesario.
Aprender a defenderse
Históricamente se le ha atribuido a la mujer el rol de ingenua, salvadora y sacrificada. Muchas mujeres hoy en día se ven atrapadas en esa imposibilidad de poner límites que les lleva a vivir solucionando los asuntos ajenos de forma constante. Esta es una invitación a recuperar la fortaleza, a comenzar a defenderse y a hacerlo sin culpa.
Escuchar la intuición
La intuición es un poderoso don con el que todos contamos, pero que pocas veces nos permitimos escuchar. La cautela, el recelo y las corazonadas nos guían de forma hábil y si rechazamos esta voz inconsciente podemos vernos en situaciones desafortunadas.
Permítete ser intuitiva, esto forma parte de tu naturaleza. No estás obligada a apegarte únicamente la lógica.
Estar en contacto con las propias necesidades
Conectar con el arquetipo de la mujer salvaje es volver a entrar en contacto con lo instintivo, con las sensaciones corporales, y actuar conforme a sus señales. Recuperar la capacidad de identificar cuándo estamos hambrientas o saciadas o cuando estamos cansadas y responder a esas necesidades es algo básico.
Del mismo modo, identificar cuándo necesitamos ayuda y pedirla es un derecho del que también hemos renegado durante años. No es necesario ser superheroínas y totalmente independientes; pretenderlo hiere y agota. Aprender a recibir también es sanador.
Ser espontánea
Por último, y lo más importante, la mujer salvaje nos invita a la espontaneidad, a conciliarnos con nuestros deseos y nuestros miedos. Nos alienta a permitirnos no cumplir expectativas de las que no somos responsables, a no ser complacientes y a no disfrazarnos para encajar.
Dejar de fingir y permitirnos ser, dejar de sentir un ansia desesperada de amor ajeno al sabernos genuinamente valiosas: estas son las enseñanzas de este arquetipo.
El arquetipo de la mujer salvaje siempre está ahí
Algunas mujeres se encuentran más distanciadas que otras de esta naturaleza salvaje. Sin embargo, este arquetipo se encuentra siempre disponible y accesible para todas aquellas mujeres que deseen recuperarlo.
Limpiar la capa de condicionamientos y acceder a tu esencia más profunda puede resultarte complicado, pero al hacerlo tu vida cambiará drásticamente. ¿Por qué no comenzar hoy mismo?