Tanto tu salud física como mental pueden ser la causa de una libido baja. La menopausia o la disfunción eréctil son razones tras ello como también el estrés o la ansiedad. A este respecto, investigadores del Reino Unido afirman haber encontrado un potencial tratamiento para el trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH), que afecta hasta al 10% de la población mundial.
2 estudios, publicados en JAMA Network Open, descubrieron que la administración de kisspeptina puede potenciar la respuesta sexual tanto en mujeres y hombres que padecen este trastorno caracterizado por un bajo deseo sexual que angustia a quien lo experimenta.
La kisspeptina es una hormona natural que estimula a su vez la liberación de otras hormonas reproductivas en el organismo. El equipo de científicos del Imperial College de Londres ya había demostrado en hombres que esta sustancia puede potenciar las respuestas a los estímulos sexuales e impulsar las vías cerebrales de la atracción. Ahora, han investigado por primera vez los efectos en mujeres y hombres con bajo deseo sexual.
«Aportamos las primeras pruebas de que la kisspeptina es un tratamiento potencialmente seguro y eficaz tanto para mujeres como para hombres con bajo deseo sexual angustioso», asegura en comunicado de prensa el doctor Alexander Comninos, del Departamento de Metabolismo, Digestión y Reproducción del Imperial College de Londres y coautor principal del estudio.
Hasta ahora las opciones de tratamiento en las mujeres son limitadas, conllevan importantes efectos secundarios y, en algunos casos, puede ser perjudicial incluso intentarlo. En hombres no hay actualmente ningún tratamiento autorizado y ninguno en el horizonte para el bajo deseo sexual.
«Por lo tanto, existe una verdadera necesidad insatisfecha de encontrar terapias nuevas, más seguras y eficaces para esta afección», matiza el especialista.
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Las mujeres se sentían «más sexys» con kisspeptina que con placebo. En hombres mejoró también la rigidez del pene
Dirigidos por médicos y científicos del Imperial College de Londres y del Imperial College Healthcare NHS Trust, los 2 ensayos involucraron a 32 mujeres premenopáusicas (de 19 a 48 años) y 32 hombres con TDSH. Ambos grupos completaron 2 visitas de estudio, una para la administración de kisspeptina y otra visita para el placebo, sin saber qué se administraba en cada caso.
Los pacientes fueron sometidos a una exploración del cerebro mediante resonancia magnética, así como a análisis de sangre y de comportamiento. La kisspeptina mejoró el procesamiento cerebral sexual en ambos sexos, lo que produjo efectos positivos en el comportamiento sexual en comparación con el placebo.
La hormona conllevó una mayor mayor actividad del cerebro en el hipocampo, zona implicada en el deseo sexual femenino, en las mujeres más angustiadas por su función sexual. Además, los análisis psicométricos revelaron que todas se sentían «más sexys» con kisspeptina que con placebo.
En hombres, no solo se notaron efectos similares a nivel cerebral, sino que la administración de la hormona también mejoró la rigidez del pene hasta en un 56% en comparación con el placebo, mientras se visualizaba un vídeo erótico.
Si bien se necesitan estudios que involucren a un mayor número de personas para confirmar estos hallazgos, los resultados sugieren cómo la kisspeptina podría ser clave para desarrollar futuros tratamientos contra el bajo deseo sexual.
«Fue bien tolerada tanto por mujeres como por hombres, sin que se registraran efectos secundarios, lo que es crucial desde el punto de vista del desarrollo de fármacos», matizan los investigadores. «Ahora nos proponemos avanzar para hacer realidad el potencial terapéutico de la kisspeptina en los problemas sexuales de origen psicológico, como la falta inexplicable de libido«.