Hay que hablar más sobre sexo en el espacio.
Hasta el momento no ha habido reportes de sexo cósmico, aunque cada vez son más las personas que realizan un crucero de placer a la órbita terrestre. Puede ser solo cuestión de tiempo que alguien inicie este club.
Desde que los multimillonarios Jeff Bezos y Richard Branson viajaron al borde del espacio hace 2 años, el turismo orbital ha despegado.
La compañía de Branson, Virgin Galactic, lanza a sus primeros turistas espaciales esta semana, con planes de realizar vuelos similares cada mes.
SpaceX lanzó su tercer viaje de personas –que no son astronautas profesionales– al espacio en mayo.
El multimillonario Yusaku Maezawa ha reservado un viaje alrededor de la Luna en el megacohete Starship de la compañía, que hizo su primer intento de puesta en órbita en abril. El empresario Dennis Tito ha reservado 2 asientos en un vuelo lunar similar de Starship: uno para él y otro para su esposa.
Si pueden reunir suficiente dinero en efectivo, las personas adineradas de todo el mundo pueden reservar unas vacaciones más allá, que podrían durar desde unos minutos hasta unas pocas semanas. Algunas empresas incluso pretenden construir hoteles en la órbita terrestre.
«No es realista suponer que todos los participantes del turismo espacial se abstendrán de realizar actividades sexuales», escribieron los investigadores en un libro verde sobre el tema a principios de este año.
Por eso, argumentan, las empresas de vuelos espaciales deberían ser proactivas y hablar con sus clientes sobre la copulación cósmica y sus riesgos.
Si una persona resulta embarazada, a propósito o no, existe la posibilidad de que la radiación de fondo del espacio dañe el óvulo recién fertilizado, incluso si solo están en el espacio durante uno o 2 días después del acto, según explica a Business Insider 2 investigadores espaciales.
No se sabe cómo afectaría eso al resto del embarazo.
«Algunas de estas partículas de radiación del espacio profundo de alta energía pasan a través de las personas. En teoría, si una de ellas golpea un embrión en desarrollo, ¿qué efecto tendría?», cuenta a Business Insider Kris Lehnhardt, quien dirige la investigación de la NASA sobre sistemas médicos para la exploración del espacio profundo.
Es una pregunta abierta, según Lehnhardt, pero «las consecuencias de que alguien quede embarazada en el espacio podrían ser muchas».
Los peligros del sexo espacial sin restricciones
Puede que ni siquiera sea posible quedarse embarazada en el espacio, pero probablemente ni merezca la pena correr el riesgo.
Ha habido muy poca investigación sobre los efectos que el entorno espacial podría tener en los sistemas reproductivos. Eso se debe en parte a que la investigación espacial ha estado dominada durante mucho tiempo por las agencias gubernamentales.
«En general, la NASA se mantiene alejada de cuestiones relacionadas con el sexo y la reproducción», asegura Lehnhardt. «No es realmente relevante para el trabajo que estamos haciendo en la NASA en este momento día a día».
Incluso cuando ha sido relevante, la salud reproductiva no ha sido uno de los puntos fuertes de la NASA. Los ingenieros de la agencia llegaron a preguntar a la astronauta Sally Ride si 100 tampones serían suficientes para un vuelo espacial de una semana…
La mayoría de los estudios de reproducción espacial que existen se centran en roedores. Es posible que sus hallazgos no sean aplicables a los humanos en absoluto, pero ofrecen indicios de que las funciones reproductivas podrían verse afectadas por la radiación espacial y la microgravedad.
En un estudio, los investigadores colocaron embriones de ratón en una incubadora a bordo de un satélite. Los embriones se desarrollaron en el espacio pero sufrieron daños «graves» en el ADN y tenían defectos en el desarrollo.
En otra investigación, la exposición a la microgravedad disminuyó los niveles de testosterona y la producción de esperma en ratas macho. Algunas ratas hembra se aparearon durante el vuelo espacial, pero luego mostraron signos de pérdida temprana del embarazo.
Se sabe que algunas formas de radiación en la Tierra tienen efectos negativos en el embarazo humano. Pero «la radiación cósmica galáctica que experimentamos en el espacio no tiene comparación con la de la Tierra», agrega Lehnhardt.
Incluso puede ser arriesgado concebir a los pocos meses de regresar del vuelo espacial. Una vez más, falta investigación. La incertidumbre es suficiente para que algunos astronautas congelen sus óvulos antes de ponerlos en órbita.
¿Has hablado sobre sexo con tus clientes de vuelos espaciales?
Si alguien queda embarazada allí arriba, esa persona o su feto podrían enfrentar complicaciones. Si no se aborda esta posibilidad, las empresas de turismo espacial corren el riesgo de daños a la reputación o litigios, según argumenta el libro verde.
«Definitivamente no estamos tratando de decir que se debe prohibir el sexo en el espacio», tranquiliza David Cullen, autor principal del artículo y profesor de biotecnología espacial en la Universidad de Cranfield.
En cambio, las empresas deberían «establecer procedimientos y mitigaciones para minimizar la posibilidad de que cualquier interacción sexual conduzca a la concepción humana».
Cullen y sus coautores argumentan que los líderes del turismo espacial deberían hablar sobre los riesgos de actuar sobre la excitación orbital. Las empresas podrían exigir que sus clientes se sometan a asesoramiento médico y reproductivo, o que firmen renuncias sobre sexo y reproducción antes de volar.
Para construir ciudades en otros planetas, tenemos que aprender a hacer bebés en el espacio
Esos son solo los primeros pasos. Si los humanos van a asentarse en otros planetas para convertirse en una «especie multiplanetaria», un objetivo que Elon Musk ha promocionado a menudo a lo largo de los años, alguien tendrá que averiguar la viabilidad y los riesgos del sexo, el embarazo y el nacimiento en el espacio.
Es por eso que Cullen y otros autores del artículo están trabajando en una iniciativa llamada SpaceBorn United, para investigar la fecundación in vitro en el espacio. La compañía planea probar esta primero con embriones de ratón, en 2024, pero se acabará probando con embriones humanos.
«Esos son los peldaños de la investigación que se necesitarían para ver cómo de viable es el embarazo en el entorno espacial», agrega Lehnhardt.
Aun así, se asegura de resaltar que «la NASA no tiene absolutamente nada que ver con eso».