Desde hace años me fascina la obra del doctor y filósofo David R. Hawkins. En muchas ocasiones he recomendado a las personas que se forman con nosotros su libro El poder frente a la fuerza, que es posiblemente una de las obras que más me ha impactado.
En El poder frente a la fuerza, Hawkins habla de los niveles de consciencia del ser humano, y calibra de 0 a 1.000 todos nuestros estados posibles, desde la vergüenza y la apatía en el escalafón más bajo hasta el amor, el júbilo y finalmente la iluminación en los niveles más altos.
Hoy vivimos (otra vez) momentos de odio, dolor y mentira que intentan imponer y que fagocitan a la aceptación, el perdón, el conocimiento o el amor incondicional. En este contexto el descubrimiento de Hawkins vuelve como un manual para alejarnos de la muerte y acercarnos a lo que somos: amor y vida.
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Por eso quiero regalarte este clarividente texto extraído de otra de sus grandes obras, Dejar ir, y que en tiempos como los actuales se me antoja urgente e imprescindible.
La apatía y la depresión son el precio que pagamos por habernos conformado con nuestra pequeñez. Es lo que pasa por haber jugado a ser las víctimas y permitimos ser programados. Es el precio que tenemos que pagar por haber confiado en la negatividad. Es lo que resulta al resistir la parte de nosotros mismos que es cariñosa, valiente, y grandiosa. Es el resultado de permitirnos ser invalidados por nosotros mismos o por los demás. Es la consecuencia de mantenernos nosotros mismos en un contexto negativo. En realidad, es sólo una definición de nosotros mismos lo que, sin saberlo, permite que esto ocurra. La salida es volverse más consciente.
¿Qué significa «volverse más consciente»? Para empezar, quizá, significa empezar a buscar la verdad por nosotros mismos, en lugar de permitir ciegamente que seamos programados.
Esta programación puede ser externa o interna. La interna es la que genera esa voz interior de nuestra mente que busca menguarnos e invalidarnos. Quizá te suena esa vocecita, ese ego, esa Escasez FM que cada persona llevamos dentro.
Para salir de esta apatía y depresión que provoca esta vocecita es preciso aceptar la responsabilidad de que hemos adquirido la negatividad, y de que hemos estado dispuestos a creerla.
La forma de salir de esto es comenzar a cuestionarlo todo. Todo significa eso: todo.
Gracias de antemano por comenzar a cuestionarlo todo. Incluido, claro, este post.