Los 40 mejores poemas de Federico García Lorca

Reunimos una selección de versos de Federico García Lorca para que explores la obra de uno de los poetas más influyentes del siglo XX.

Los poemas de Federico García Lorca destacan por su intensidad emotiva, su belleza lírica y su profundidad simbólica. Este dramaturgo influyente de la literatura española del siglo XX, dejó un legado literario inigualable que aún resuena en el corazón de lectores y estudiosos alrededor del mundo.

Con su mezcla única de tradición y modernidad, García Lorca explora temas universales como el amor, la muerte, la pasión, la naturaleza y la identidad cultural española. Se trata de obras que reflejan su vida apasionada y trágica, marcada por su amor a Andalucía, su sensibilidad artística y su trágico final durante la guerra civil española.

Selección poética de García Lorca

Federico García Lorca escribió poemas de gran sensibilidad y profundidad, pero también fue un innovador que supo combinar la tradición lírica española con las corrientes vanguardistas de su tiempo.

Cada poema seleccionado aquí es una muestra de su versatilidad y genio, un reflejo de sus inquietudes artísticas, políticas y existenciales. Desde la melancolía de sus sonetos hasta la vibrante intensidad de sus romances, pasando por sus meditaciones sobre la naturaleza y el amor, te invitamos a explorar estos versos.

1. Soneto de la dulce queja

A través de este poema apasionado de García Lorca, se destila melancolía y el temor a perder el amor.

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

2. Alma ausente

En estas líneas, el autor comparte un lamento por la pérdida que evoca imágenes de ausencia y eternidad.

No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.

No te conoce el lomo de la piedra,
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.

El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.

Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.

No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.

3. Venus

Este poema de García Lorca trata sobre Venus, la divinidad romana del amor.

La joven muerta
en la concha de la cama,
desnuda de flor y brisa
surgía en la luz perenne.

Quedaba el mundo,
lirio de algodón y sombra,
asomado a los cristales
viendo el tránsito infinito.

La joven muerta,
surcaba el amor por dentro.
Entre la espuma de las sábanas
se perdía su cabellera.

4. Deseo

A través de las siguientes líneas, el poeta García Lorca expresa un anhelo, simple y profundo, donde lo esencial es el amor puro.

Solo tu corazón caliente,
Y nada más.

Mi paraíso, un campo
Sin ruiseñor
Ni liras,
Con un río discreto
Y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
Sobre la fronda,
Ni la estrella que quiere
Ser hoja.

Una enorme luz
Que fuera
Luciérnaga
De otra,
En un campo de
Miradas rotas.

Un reposo claro
Y allí nuestros besos,
Lunares sonoros
Del eco,
Se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
Nada más.

5. Memento

A continuación, mira este corto poema cargado de reflexiones sobre la muerte y el legado, con un tono íntimo y sereno.

Cuando yo me muera,
enterradme con mi guitarra
bajo la arena.

Cuando yo me muera,
entre los naranjos
y la hierbabuena.

Cuando yo me muera,
enterradme si queréis
en una veleta.

¡Cuando yo me muera!

Matias Rizzuto.

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