Que cada vez hay menos gente que utiliza el dinero en efectivo. Es una tendencia desde hace tiempo, pero que ha cobrado una nueva dimensión desde los tiempos de la pandemia.
¿Qué dice, sin embargo, la gente joven? Pues en muchos casos, y por curiosos que pueda resultar, exactamente todo lo contrario: muchos de ellos parecen tener claro que prefieren el dinero en efectivo. ¿Por qué se ha producido este fenómeno y qué consecuencias podría tener?
¿Y si el dinero en efectivo no estuviese tan acabado?
Sin duda habrás notado a tu alrededor la inmensa cantidad de cajeros automáticos que han ido cerrando sus puertas de un tiempo a esta parte. ¿Desaparecen estas oficinas porque la gente cada vez las necesita menos, o sucede justo al contrario: como cierran, hay que acostumbrarse?
Es difícil saberlo, pero en cualquiera de los casos la conclusión es sencilla de obtener: cada día es más complicado pagar en efectivo. Sin embargo, algunas encuestas parecen demostrar que mucha gente joven no solamente es consciente de ello, sino que no está de acuerdo en absoluto. De hecho, muchas investigaciones, como la llevada a cabo anualmente por GAD3, son muy esclarecedoras.
Según señalan los expertos, la mayoría de los jóvenes coinciden en que pagar con dinero en efectivo es la forma más fiable y segura de hacerlo. Y, sobre todo, una misma palabra se repite una y otra vez cada vez que se saca el tema: privacidad. Da la impresión de que hay mucha gente en desacuerdo con eso de que se registren todas tus operaciones.
Pero si existe algo por lo que muchos usuarios se decantan por el dinero en efectivo, según señalan investigaciones como las de credikarma, es por lo que este método facilita el ahorro. Para ellos, esta podría ser la principal razón por la que se ha producido un significativo aumento en el uso del efectivo entre los miembros de la generación Z.
¿Usar dinero en efectivo como forma eficaz para ahorrar?
No son los únicos que lo señalan, pero sí los más contundentes. Más allá de la privacidad que ofrece, usar dinero en efectivo tiene ventajas claras, como el hecho de ejercer un mayor control sobre lo que se compra, evitar las compras compulsivas por Internet y evitar los temidos intereses. Sin embargo, estas cuestiones no podrían ser las únicas a tener en cuenta.
También entraría en juego el factor nostálgico, algo que, según parece, cada vez cobra más fuerza entre los miembros de la generación Z. No solo en este sentido, sino a la hora de comprar vinilos, coleccionar sistemas de videojuegos clásicos o incluso utilizar teléfonos “tontos”.