¿Por qué estoy en una relación que no me convence?

Dependencia, miedo a la soledad, baja autoestima… Son algunas de las posibles causas que responden a una pregunta que tal vez te has hecho: «¿por qué estoy en una relación que no me convence?».

“Estoy en una relación que no me convence”. ¿Sientes esto y no sabes muy bien por qué te ocurre? Si es así, quizás este artículo te ayude a desgranar las posibles causas que explicarían por qué sigues en una relación en la que, en el fondo, no estás bien. Lo cierto es que cuando establecemos vínculos con las personas, pueden aparecer miedos, dudas, heridas que no cicatrizan… Y es que en esa intersección es cuando dejamos de ser un “yo” para pasar a ser un “yo en relación a”, al menos en ese terreno.

En este contexto, es normal que nos planteemos por qué nos relacionamos de una determinada forma, y no de otra, o por qué seguimos a pesar de estar sufriendo o de no estar bien. Entonces, ¿qué hay detrás de esto?

Por qué no te convence tu relación de pareja

Si te estás haciendo esta pregunta, te invitamos a reflexionar sobre posibles causas de esta situación que pueden ayudarte a entender mejor y a tomar las riendas de tu vida para recuperar el bienestar.

1. Miedo a la soledad

Una de las principales razones que explican el por qué estamos en una relación que no nos convence es el miedo a la soledad. “Como no quiero estar solo, estoy con alguien, aunque no esté del todo bien”. El miedo a la soledad impacta en nuestro bienestar subjetivo, según un estudio (2021) de Patricia L. Figueroa en el que se analizó la relación entre estos constructos en un grupo de estudiantes universitarios.

Este miedo a la soledad puede tener orígenes muy distintos; por ejemplo, en el hecho de que nunca hayamos estado solos (y hayamos saltado siempre de relación en relación), o a que nos vinculemos a través de un patrón dependiente, en el hecho de tener una baja autoestima y que nos dé “miedo” estar con nosotros mismos… Sea cual sea la razón de ese miedo a la soledad, lo que está claro es que las relaciones deberían sustentarse en el amor (el amor en pareja y el amor propio), y no en la “necesidad de”. Aunque no es fácil, es algo que puede trabajarse en terapia, por ejemplo.

Entonces, ¿cómo afrontar este miedo a la soledad? Según Marcela Lagarde, para enfrentar el miedo a la soledad, “tenemos que reparar la desolación y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona”.

“La aceptación social, sentirte querido, tiene tanto poder porque mantiene a raya los sentimientos de soledad”.

-Rollo May-



2. Dependencia emocional

Ligado al punto anterior, la respuesta a por qué estoy en una relación que no me convence también puede tener su origen en la dependencia emocional. Esta puede definirse como “una serie de comportamientos adictivos que se dan en una relación interpersonal donde existe una asimetría en el rol que asume cada persona”.

Cuando sufrimos dependencia emocional, nos vinculamos desde la necesidad, y no (o no únicamente) desde el amor.

Cuando somos dependientes emocionalmente, estamos en relaciones que no nos satisfacen, pero que nos “enganchan”, ya sea porque no queremos o sabemos estar solos, porque sentimos que necesitamos al otro para estar bien o porque simplemente es el patrón que hemos aprendido en nuestras relaciones anteriores.

¿Qué ocurre? Que nos vinculamos con el otro como si nos completara, y no como si nos complementara. Esto tiene peligros porque hace que soportemos situaciones que nos dañan y que nos sintamos incapaces de detenerlo o cambiar nuestra realidad (lo que se conoce como idefensión aprendida).

“Sabrás que realmente te aman cuando puedas ser tú mismo sin temor a que te lastimen”.

-Walter Riso-

3. Habituación

“Más vale malo conocido que bueno por conocer”. ¿Te suena esta frase? Quizás estás haciendo lo que predica el refrán sin darte cuenta. Y es que, puede que te hayas habituado a esa relación de pareja que, aunque no te convenza, “ya te está bien”.

Y en esta habituación, nos hemos acostumbrado a lo que nos proporciona la pareja; rutina, compañía, sostén… Ya hemos pasado la fase del enamoramiento, y quizás también la fase del amor, pero ahora nos queda el cariño, aunque “nada” más. Y por eso seguimos, en modo automático, quizás también por miedo al cambio.

Estoy en una relación que no me convence: ¿qué hacer?

Lo primero y más importante es tomar consciencia de ello. Tomarse un tiempo para pensar: ¿es esta la relación que yo quiero realmente? Y hacerse también otras preguntas, en un proceso de introspección, como:

  • ¿Soy feliz en esta relación? ¿Por qué sigo en esta relación?
  • ¿Cuánto tiempo hace que me siento así? ¿Qué me frena a acabar con la relación?
  • ¿Me compensa seguir? ¿En qué aspectos?
  • ¿Cómo cambiaría mi vida si rompiera esta relación? ¿Siento que quiero a esa persona, o más bien, que la necesito para ser feliz? (Son cosas muy distintas)

Se trata de revisarse y de conectar con lo que verdaderamente se quiere. Este proceso no es fácil, y muchas veces requiere de un acompañamiento terapéutico. El objetivo es descubrir qué queremos realmente y por qué estamos en una situación que no nos convence. Y si de verdad sientes esto, y piensas “estoy en una relación que no me convence”, y ya has tomado la decisión de cambiar tu situación, es hora de plantearse opciones.

Puede ir bien hablarlo con tu pareja, negociar las bases de la relación, expresar cómo nos sentimos, qué queremos, etc. Plantearse si queremos seguir, pero con otras “reglas”, o terminarla definitivamente. Una vez hagas estos pasos, se trata de definir el plan de acción.

Plantéate: ¿qué necesito en una relación?

Otro ejercicio que puedes hacer es plantearte qué es lo que consideras fundamental en una relación de pareja. Puedes hacer una lista con las “condiciones” o requisitos que tú consideras imprescindibles para iniciar o mantener una relación de pareja.

Por ejemplo: compromiso, lealtad, sinceridad, pasión, honestidad, un proyecto en común… Después, evalúa si esos ítems los cumple tu relación de pareja actual o no. Este ejercicio también te puede servir para reajustar las expectativas que tú depositas en las relaciones, plantearte si han cambiado o no, etc., de cara a una nueva posible pareja.

Laura Ruiz Mitjana.

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