Sábado por la tarde. Tienes ganas de quedar: salir a tomar algo, ir al cine a ver una peli… Rebuscas en tu agente de contactos del móvil y te das cuenta de una realidad terrible: no tienes amigos.
Quizás sí que tienes a personas conocidas, pero te has quedado sin gente a la que puedes considerar íntima, amistades profundas con las que poder hablar de temas serios o compartir gratas experiencias.
La mala noticia es que hay muchas posibilidades de que parte de la culpa de tu situación actual sea tuya. Quizás eres demasiado pesimista, o egoísta, o te cuesta dejar de lado la envidia. La buena noticia es que todo es solucionable, y puedes restablecer amistades o conocer personas nuevas una vez descubras por qué estás tan solo últimamente.
Antes de nada, no te sientas excesivamente mal o bicho raro por carecer de amistades en este momento de mi vida. Según un estudio realizado por YouGov hace un par de años, 1 de cada 5 personas aseguran no tener amigos.
Cuando salgas a pasear, imagina que la quinta persona que veas tiene problemas similares a los tuyos.
La clave, además, es el hecho de que ahora no tienes amigos. Pero las situaciones siempre cambian. Una vez sepas o sospeches de cuál puede ser el problema, podrás poner remedio cuanto antes. Verás cómo al cabo de un tiempo tienes la agenda social llena.
1. Las circunstancias de la vida
Conforme creces, es inevitable que la vida y sus circunstancias corten algunos de tus lazos sociales. Por ejemplo, quizás tus amigos de toda la vida han empezado a formar familias y tienen menos tiempo para quedar. O te has mudado de ciudad por temas de trabajo. O ahora trabajas por las tardes cuando el resto de tus amigos trabajan por las mañanas.
También es posible que las conexiones terminen porque tus intereses, valores y objetivos se han vuelto diametralmente opuestos a los de tus amigos. En este tipo de casos, al no tener ya tanto en común, es normal que el interés por quedar vaya desapareciendo.
2. Eres excesivamente negativo
Cuando tus pensamientos están cargados de negatividad, es inevitable que desprendas resentimiento, enfado o pesimismo en casi todo lo que hagas. Eso acaba provocando que la gente prefiera alejarse de ti.
Piensa en algún personaje de ficción que te caiga mal. Y ahora analiza por qué lo odias tanto. Seguramente porque te hace sentir incómodo o te produce malas vibraciones. Es posible que esa sea la percepción que los demás tienen sobre ti.
Por suerte, este caso tiene solución. Tendrás que ejercitarte mentalmente para tener pensamientos más positivos y llevaderos. El cambio no ocurrirá de la noche a la mañana, pero cuanto antes empieces a ponerte manos a la obra antes notarás la mejoría.
3. Los celos pueden contigo
Los celos son lo peor para mantener una buena relación. Si te dejas embargar por estos sentimientos cuando uno de tus amigos compra un coche nuevo, recibe un aumento de sueldo, se va de vacaciones de lujo… es normal que no tengas amistades duraderas.
Es posible que seas tú mismo el que se aleje de sus amistades debido a que no eres capaz de aceptar la felicidad ajena. También puede ocurrir que ese resentimiento que creías oculto se acaba reflejando en tu forma de ser. En cualquier caso, practicar la empatía y la aceptación serán claves para mejorar tu situación.
4. Te gusta chismorrear y criticar
Un poco de chismorreo no hace daño a nadie. El problema llega cuando ese es tu único tema de conversación.
Por un lado, esta actitud rezuma negatividad, y ya se ha comentado en otras secciones que la gente huye de lo negativo.
Por otro lado, abusar del chismorreo y de la crítica te convertirá en una persona de poco fiar. ¿Qué pensarías de un amigo que siempre pone verde a los demás? Pues que, muy posiblemente, te convierte en el blanco de sus críticas cuando eres tú el que se ausenta.
- Cómo hacerse millonario con el diseño de interiores
- Cómo logró Brian Dean 90.000 suscriptores.
- CUANDO SIENTES QUE TU NEGOCIO ES UNA JAULA DE ORO. CÓMO SALIR DE AHÍ.
- Tutorial: » Escribe textos estructurados con ChatGPT»
- ¿SER DEMOCRÁTICO TE ESTÁ COSTANDO EL NEGOCIO? EL ERROR DE LIDERAR SIN GUIAR
- ¿Sientes que el sistema nos tiene atrapados?
- De gestionar una tienda de licores a ser uno de los empresarios más influyentes del marketing digital
- ¿Tus roles son rentables? Prepárate para el futuro laboral.
- Los autónomos pueden deducir en la RENTA y en Sociedades el 120% de sus inversiones en cultura
- Curso GRATIS: Cómo VENDER Online Cualquier Producto y Multiplicar tus Resultados
- Women’secret invita a deslumbrar en Navidad con su mejor lencería en esta campaña
- Cómo crear una lista compartida de sitios favoritos en Google Maps
- Un «cochazo», un mapache y mucho humor: así es el nuevo y delirante spot de Opel
- John Lewis culmina su trilogía navideña con un spot sobre los claroscuros de la relación entre dos hermanas
- ¿Qué estudiar si quieres ser emprendedor? Los estudios con más opciones de éxito
5. Solo quieres hablar de ti…
¿Conoces la regla social del 50/50? Significa que lo ideal es que, en una conversación, la mitad de tus aportaciones sea sobre los demás (por ejemplo, preguntándoles cómo les ha ido el día) mientras que la otra mitad puede ser sobre ti (por ejemplo, recomendar la última película que has visto).
Romper con el equilibrio de esta regla puede causar que te quedes sin amigos. Por ejemplo, cuando solo te apetece hablar y hablar sobre ti, y no permites que los demás metan baza en la conversación, serás tildado de abusón y/o de egoísta. ¡Y a nadie le gusta tener a alguien así como amigo!
6. … o jamás hablas sobre ti
Los extremos son malos. En la sección de arriba se ha explicado que solo hablar sobre ti acaba cansando a los demás. Pero, ¿qué ocurre si jamás revelas detalles sobre tu vida?
Mostrarte excesivamente retraído o tímido tendrá varias consecuencias negativas. La primera de ellas es que los demás no podrán conectar contigo. Al ser humano le gusta conectar con personas afines; ¿cómo pueden los demás construir vínculos contigo si no saben por dónde empezar, si desconocen qué te gusta o qué odias?
Por otro lado, jamás hablar sobre ti mismo te convertirá, de caras hacia afuera, en una persona desconfiada, en alguien que no quiere revelar sus debilidades por miedo a ser traicionado. Una vez más, a poca gente le gusta estar rodeada de personas con este perfil.
7. Abandonas a tus amigos cada vez que empiezas una nueva relación sentimental
Existen personas que, cuando entran en una nueva relación, se desviven tanto por estar con su novio o novia que se olvidan totalmente del resto de sus seres queridos.
Si eres alguien que se comporta de esta manera, muchos de tus amigos se sentirán traicionados por tu actitud y te abandonarán o dejarán de hablarte. Como resultado, no tendrás a nadie o a casi nadie que te escuche tus problemas sentimentales.
8. Conviertes la amistad en un juego de favores
¿Tienes una lista mental donde apuntas quién ha sido el último de tus amigos en invitar a los demás a unas bebidas? ¿Recuerdas perfectamente cuánto dinero te deben algunos compañeros y te niegas a dejar más hasta que no queden saldadas las deudas?
La amistad es un proceso orgánico en donde los gestos generosos se realizan porque quieres a tus amigos.
Así que si siempre estás atento a los favores que se te deben, y además no dejas de recordarlos a los demás, al final los demás te verán como una persona huraña y algo apagada. Tus conocidos tendrán la sensación de que contigo las relaciones son transaccionales, en lugar de emocionales.
9. Eres aburrido
¿Cuando comentas algo, tus amigos casi nunca te responden directamente, sino que pasan veladamente a otro tema? Es muy posible que seas una persona aburrida para los demás. Lo que a ti te importa cansa al resto, y eso provocan que, mientras hables, ellos piensen en algún plan de fuga.
Aquí la clave pasa por encontrar nuevos intereses y, en paralelo, desarrollar tus habilidades comunicativas. Con el primer paso, ampliarás horizontes, sabrás de más temas y tendrás más posibilidades de ser interesante. Con el segundo paso, descubrirás cómo explicar tus experiencias de una forma más amena y entretenida. Nadie querrá perder detalle de lo que dices.
10. Problemas psicológicos
Por desgracia, no todos los motivos están directamente bajo tu control. Existen trastornos mentales que te pueden dificultar tener amigos, o pueden provocar que los demás malinterpreten tus intenciones y se alejen injustamente.
Por ejemplo, el trastorno de ansiedad social o fobia social es un miedo persistente a una o más situaciones sociales por miedo a que resulten muy embarazosas o hagas el ridículo. El problema de este trastorno es que suele activar la profecía autocumplida: el temor desencadena que los demás te presten más atención, y eso dificulta que las situaciones terminen bien.
Depresión, trastorno bipolar, asperger… si sospechas que tienes algunos de estos trastornos o problemas psicológicos, busca ayuda profesional cuanto antes. No te avergüences al respecto, ya que no es para nada culpa tuya. Y ayudarte a entenderte no solo mejorará tus relaciones sociales sino toda tu vida en general.