La sensación de que algo malo sucederá, la necesidad de prevenirlo con 4 pasos de antelación… ¿Te suena? Quizás estemos hablando de aprensión. Mira aquí cómo abordarla.
Pandemias, cambio climático, deterioro del nivel de vida… ¿Se puede culpar a alguien de ser aprensivo en estos tiempos caóticos? Lo cierto es que este estado emocional es cada vez más común entre la población, si bien se sigue considerando una actitud negativa ante la vida.
No obstante, gestionar la aprensión permite obtener un funcionamiento cotidiano de mayor calidad, así como mejorar en el ámbito emocional y en las relaciones sociales. Por tanto, definamos en detalle en qué consiste, de dónde viene y cómo atenuarla.
¿Qué significa ser aprensivo?
La aprensión es un estado emocional caracterizado por el miedo a sufrir daños o enfermedades. No es una fobia específica, sino un estado de temor constante que afecta a la toma de decisiones, las relaciones sociales y, en general, al día a día.
Una persona aprensiva suele sentir una preocupación excesiva acerca de posibilidades; es miedo a que ocurra algo malo en el entorno, tanto a ellos mismos como a sus seres queridos.
Un ejemplo de ello sería una persona que alarga la visita al médico hasta el último momento por miedo a contagiarse con alguno de los patógenos que se encuentra en el centro de salud.
¿Es lo mismo aprensión que ansiedad?
Es fácil confundir aprensión y ansiedad, pues en ambas predomina el miedo y la evitación de situaciones que aún no suceden. No obstante, su principal diferencia es la gravedad y el grado de afectación que producen en la vida cotidiana.
La aprensión, aunque problemática cuando es excesiva, es una respuesta adaptativa en situaciones concretas. Siguiendo su guía, es posible prevenir escenarios negativos o que amenacen la integridad de la persona. Su aspecto negativo es que a veces se tiene una percepción distorsionada de cuáles son esos peligros y de su gravedad.
Ahora bien, si la aprensión se cronifica y produce un deterioro de la vida cotidiana, hablamos de trastorno de ansiedad. En ella, las situaciones que causan preocupación no suponen un peligro real. Asimismo, trae consigo síntomas fisiológicos y cognitivos (pensamiento catastrófico, sudoración, dificultad para respirar, miedo intenso, etcétera), además de la consabida evitación.
Síntomas o rasgos asociados a la aprensión
Un ejemplo de aprensión sería una madre que tiene miedo a que su hijo se caiga en el parque. Pensará en ello cada vez que su hijo pida ir a los columpios; se sentirá ansiosa y preocupada, y seguramente esté hipervigilante mientras el pequeño se sube al tobogán.
Cuando se siente miedo es difícil conectar con el resto de emociones y sensaciones corporales. Por eso, si quieres saber si eres una persona aprensiva, presta atención a estos signos:
- Evitación
- Agitación
- Sudoración
- Nerviosismo
- Hipervigilancia
- Alteraciones del sueño
- Problemas de concentración
- Sensación de peligro inminente
- Aumento de la frecuencia cardiaca
Razones por las que alguien se vuelve aprensivo
Las causas de la aprensión son numerosas y diversas. Algunos de los motivos más comunes son las siguientes:
- La hipocondría contribuye a un estado emocional de aprensión y de ansiedad.
- Personas más propensas a sentir ansiedad también tienen más aprensión en su vida diaria.
- Alteraciones afectivas, conflictos interpersonales o dificultades para socializar derivan en ser aprensivo.
- La exposición a noticias catastróficas que, bien pudiendo ser ciertas, generan miedo irresoluble en las personas, entendido como aprensión.
¿Cómo dejar de ser una persona aprensiva?
Dado que la aprensión es un estado emocional no patológico, existe una serie de consejos para llevar a cabo de manera individual y reducir así el malestar que genera. Algunos de los más útiles son los que pasamos a comentar, a continuación.
Para, respira y piensa
Lleva tu atención al momento presente. Enfócate en tus sensaciones, identifícalas y trata de atenuarlas mediante la respiración. Es posible gestionar las emociones, incluso los temores, con ejercicios de respiración.
Entrenamiento en técnicas de relajación y de atención plena
En relación con lo anterior, aprende a manejar herramientas como la respiración diafragmática. Practicar mindfulness u otros tipos de meditación también tendrá beneficios en este aspecto.
Centra tus esfuerzos en lo que puedes cambiar
No puedes arreglar el cambio climático, pero sí quizás unirte a una organización ecologista y tener un impacto positivo en tu ambiente próximo. Para dejar de ser alguien aprensivo, concentra tus esfuerzos sobre aquello en lo que sí tienes el control.
Busca grupos de apoyo
Este recurso reúne a personas con el mismo malestar que tú y se basa en el apoyo social para lograr resultados positivos. Únete a grupos que comparten este mismo rasgo, verás que no estás solo/a y en compañía será más sencillo superarlo.
Trata de generar una mentalidad positiva
Se sabe que la actitud optimista tiene un impacto moderado en la reducción de la ansiedad; así lo deja saber una publicación de la Revista Interamericana de Psicología. Entonces, procura que esta sea tu mentalidad frente a la aprensión.
El último consejo cuando se es aprensivo: la terapia
La línea que separa la aprensión de un trastorno de ansiedad es, en ocasiones, difusa. Por eso, el mejor consejo que encontrarás aquí es acudir a un profesional si el malestar aprensivo se extiende en el tiempo o se vuelve muy intenso.
En terapia no solo se adquieren herramientas para lidiar con la aprensión de manera efectiva, sino que también se acude a la reestructuración cognitiva y al cambio de hábitos. Por eso, si ves que tus preocupaciones empiezan a tomar el control de tu vida, no dudes en pedir ayuda profesional.