Suprimir los pensamientos negativos beneficia a tu salud mental

Un pensamiento negativo revolotea por tu mente: hasta la actualidad, muchas personas recomendabas no suprimirlos, perpetuando la idea freudiana de que haciéndolo el pensamiento permanecerá en el inconsciente «influyendo perniciosamente en nuestro comportamiento y bienestar», destaca el profesor Michael Anderson.

Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Cambridge publicada en Science Advances revela que esto podría ser erróneo y que, al contrario de lo que dice la creencia popular, suprimir los pensamientos negativos podría ser beneficioso para la sallud mental. 

Tal y como recoge MedicalXpress, investigadores de la Unidad de Ciencias del Cerebro y Cognición del Consejo de Investigación Médica (MRC) capacitaron a 120 voluntarios de todo el mundo para suprimir los pensamientos sobre eventos negativos que les preocupaban, y descubrieron que no solamente se volvían menos vívidos, sino que también mejoraba la salud mental de los participantes.

«El objetivo de la psicoterapia es desenterrar estos pensamientos para poder lidiar con ellos y robarles su poder. En años más recientes, nos han dicho que suprimir los pensamientos es intrínsecamente ineficaz y que en realidad hace que las personas piensen lo mismo», destaca Michael Anderson, uno de los principales autores del estudio.

El profesor señala que estas ideas se han transformado en dogmas en la práctica clínica, y que de hecho, muchas guías mencionan la evitación de pensamientos como una importante conducta de afrontamiento desadaptativa que debe eliminarse y superarse en condiciones como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.

¿Puede enseñarse el control inhibitorio?

A raíz de la pandemia y de la ansiedad que provocó, este profesor quiso investigar un mecanismo cerebral conocido como control inhibitorio —la capacidad de anular nuestras respuestas reflejas— y cómo podría aplicarse a la recuperación de la memoria y, en particular, a detener la recuperación de pensamientos negativos.

Una de las estudiantes del laboratorio, Zulkayda Mamat, pensaba que este control inhibitorio es clave para superar el trauma y quería averiguar si se trata de una habilidad innata o algo que se aprende y, por tanto, se puede enseñar ante la creciente epidemia oculta de salud mental.

Para el experimento, reclutaron a 120 personas de 16 países, destinadas a practicar la supresión de sus pensamientos de miedo. Todas ellas cubrieron cuestionarios de salud mental, y había un espectro variado, desde personas sin trastornos a otras con depresión grave, ansiedad y estrés postraumático relacionado con la pandemia.

Cada una debía pensar una serie de escenarios que podrían ocurrir en sus vidas durante los próximos dos años: 20 miedos y preocupaciones negativos que temían que pudieran suceder, 20 esperanzas y sueños positivos, y 36 eventos neutrales rutinarios y mundanos.

Los miedos debían ser preocupaciones actuales y que se repitiesen o entrometiesen constantemente en sus pensamientos.

Cada persona tenía que pensar en eventos específicos y personales para ellos y que hubieran imaginado de forma vívida: en cada escenario debían pensar en una palabra clave —un recordatorio obvio que podría usarse para evocarlo— y un detalle clave —una palabra que expresara un detalle central—.

Por ejemplo, un recuerdo positivo sería una boda: el detalle clave sería vestido y la palabra clave, boda. Un recuerdo negativo sería un accidente de tráfico: la palabra clave sería hospital y el detalle, moto.

Los sujetos tuvieron que evaluar cada evento según intensidad, probabilidad de que ocurriera, distancia en el futuro, nivel de ansiedad o alegría causados por el evento, frecuencia de pensamiento, grado de preocupación actual, duración del evento o intensidad emocional.

La capacitación llevada a cabo por la Universidad de Cambridge, por el cual aprendieron a bloquear las imágenes y pensamientos, y también a evocar los sucesos de la forma más vivida posible —para esta segunda parte solamente se usaron escenarios positivos o neutrales—.

Al final del tercer día y nuevamente tres meses después, se pidió nuevamente a los participantes que calificaran cada evento según los puntos antes mencionados. También cubrieron cuestionarios para evaluar los cambios en la depresión, la ansiedad, la preocupación, el afecto, y el bienestar.

Mejor salud mental

Los eventos con los que practicaron la supresión de pensamientos negativos provocaban menos ansiedad emocional y eran menos vividos. Meses después este tipo de eventos se entrometían menos en su mente y resultaban menos aterradores.

Entre las personas afectadas de estrés postraumático, las puntuaciones de índices de salud mental negativos cayeron en promedio un 16% —en comparación con una caída del 5% para participantes similares que suprimieron eventos neutrales—, mientras que las puntuaciones de los índices de salud mental positivos aumentaron casi un 10%.

«Lo que encontramos va en contra de la narrativa aceptada. Aunque se necesitará más trabajo para confirmar los hallazgos, parece que es posible e incluso podría ser potencialmente beneficioso suprimir activamente nuestros pensamientos de miedo», señala el doctor Anderson.

Andrea Núñez-Torrón Stock

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