El auge de la inteligencia artificial también está abriendo nuevos desafíos. Esta tecnología no es inocua y la aparición de modelos cada vez más poderosos requieren de bastantes litros de agua que refrigeren los centros de datos en los que se computa toda la información.
La construcción de un centro de datos de Meta, propietaria de plataformas como Facebook o Instagram, ha levantado toda una polvareda en Talavera de la Reina, sin ir más lejos. El colectivo Tu nube seca mi río denunciaba cómo esta infraestructura prometía gastar solo unos 200 millones de litros de agua al año para refrigerar sus sistemas.
La aparición de ese colectivo, que se ha prodigado en charlas en distintas universidades en estos últimos meses, es la punta de lanza que el movimiento ecologista en España está introduciendo en este debate tecnológico. En países como EEUU ya se han celebrado protestas por la construcción y el consumo hídrico desaforado de estos centros de datos.
Al fin y al cabo, las guerras del agua van a tener una nueva causa: el uso que haces de internet y de la tecnología digital. El auge desenfrenado de los centros de datos a causa de la IA es ya todo un tsunami. Sin ir más lejos, Blackstone anunció esta semana una inversión de 7.500 millones de euros para levantar un centro de datos en Aragón.
El Gobierno es consciente del impacto ambiental que tiene la inteligencia artificial y por esa razón lleva trabajando desde 2021 en el Plan Nacional de Algoritmos Verdes (PNAV) que esta semana cristalizó en un evento llamado Green AI y celebrado en Madrid.
En el evento, además de un hackatón para que especialistas ofreciesen soluciones para mejorar la gestión del agua en centrales hidroeléctricas mediante algoritmos predictivos, se celebró un conjunto de paneles y sesiones técnicas en la que intervinieron cargos del Ministerio de Transformación Digital y ejecutivos de grandes compañías.
Uno de los ponentes en las sesiones fue Ignasi Belda, director de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) desde que en junio fuese nombrado por el Consejo Rector del nuevo organismo. Es ingeniero informático con un doctorado en IA y otro en Derecho de la Tecnología, y compartió una idea para reaprovechar el agua que refrigera esos data centers.
«Los supercomputadores como bien sabéis son usados para entrenar modelos de inteligencia artificial», recordaba ante el auditorio del evento el pasado lunes. «Precisamente por el enorme uso de energía que hacen, requieren de refrigeración, y esta refrigeración se realiza mediante agua. Esto implica que se gasta mucha agua y el vapor se emite a la atmósfera: se pierde».
Al mismo tiempo, compartió que en muchos países nórdicos hay redes de vapor de agua que sirve ese vapor a los domicilios de los ciudadanos para garantizar su calefacción. «Un servicio público de vapor, una red pública de vapor, no tendría mucho sentido en un país con España». Las suaves temperaturas en la península ibérica no hacen necesaria semejante infraestructura.
Pero sí hace falta el vapor en la industria intensiva. «Hay industria papelera, industria química, industria textil, que quema mucho gas para generar vapor en sus procesos industriales. Una idea es que podemos poner centros de cálculo junto a esta industria intensiva», con el propósito de servir vapor de agua usada en esas instalaciones a esa industria.
La AESIA sigue «preparándose» para asumir todas sus funciones antes de 2025
En el foro, Belda recordó que el cometido de la nueva AESIA es «supervisar la IA en el mercado nacional para que se cumpla el reglamento europeo». «El reglamento entró en vigor en agosto, hace un escaso mes y medio, y aunque bien es cierto que tiene un calendario de aplicación de dos años nosotros ya estamos desarrollando todos los procedimientos y métodos necesarios».
La afirmación fue corroborada este miércoles por el ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, que en una intervención en el Congreso de los Diputados abundó en que la AESIA «está preparándose para asumir y desplegar el 100% de sus funciones antes de 2025».
«En el marco de las competencias de esta innovadora y pionera iniciativa en Europa, próximamente vamos a poner en marcha el Sandbox de IA para apoyar a las pymes y startups en el cumplimiento del reglamento», abundó el ministro.
Ya el lunes, el propio Belda recordaba que el Reglamento de IA viene a decir «que la IA que se tiene que desplegar en la Unión Europea va a tener que ser responsable, sostenible y confiable». «Yo hasta hace poco era profesor de Ética en la universidad y puedo decir que aquí hay una redundancia: responsable y sostenible no dejan de ser dos caras de la misma moneda».
«La IA puede y debe impactar de forma positiva en el medio ambiente. Tiene que ser una herramienta que no solo sirva para mejorar diagnósticos clínicos u operaciones bancarias, debe servir para que entidades, empresas e instituciones públicas que trabajen con el medio ambiente puedan incorporarla en la gestión de los recursos naturales«, incidió.
El propio Belda también defendió que no se espera que la actividad de la AESIA «sea un freno para la innovación». «Lo que quiere el legislador es que el Reglamento de la IA se vea como una oportunidad».