La primera vez que viví en el extranjero fue a los 15 años, cuando participé en un programa de intercambio en Alemania. Viví allí un año, estudiando y viviendo con una familia de acogida.
Fue la primera vez que descubrí lo que era vivir en el extranjero y sumergirme de verdad en otras culturas. A partir de ahí, me picó el gusanillo de viajar. Me inspiró para estudiar comercio internacional en Francia mientras estaba en la universidad, y para futuros viajes.
He estado en 54 países y he vivido en diez. La sensación de libertad y de crecimiento personal que produce viajar es insuperable. También me encanta poder ver el mundo de otra manera.
Los destinos más populares lo son por algo.
Todo el mundo habla de París, Londres, Bali… destinos de viaje que son tremendamente populares, en parte gracias a las redes sociales.
Viví en Bali a principios de 2012 y vi su expansión de primera mano. Hubo mucha construcción —con muchos clubes de playa— y se masificó por la llegada de extranjeros. Esto ha provocado que los locales se hayan quedado sin casa.
También creo que lugares como Cancún están sobrevalorados; hay sitios mucho mejores que visitar en México. Muchos turistas pasan una semana en un resort con todo incluido y piensan que es divertido, pero eso es muy poco atractivo para mí.
Obviamente, sigue habiendo belleza en lugares sobresaturados y famosos, pero creo que experimentar lugares que están fuera de los circuitos turísticos es mucho más interesante.
A menudo, es en esos lugares donde se viven las experiencias más sorprendentes.
En Irán me trataron como si fuera de la familia
Afirmaría que mi país favorito que he visitado es Irán. Fui en 2018 y estuve allí diez días.
Normalmente, cuando viajo, voy sola de mochilera y me alojo en albergues como viajera en solitario. Sin embargo, en Irán, si eres estadounidense, canadiense o del Reino Unido, necesitas un itinerario establecido y un guía de viaje con licencia para obtener el permiso para entrar al país.
Fue un viaje muy coordinado y un poco más difícil de visitar, pero fue muy gratificante porque me acogieron con la más cálida hospitalidad.
Uno de los aspectos únicos de este viaje fue lo unidos que nos hicimos mi guía y yo. Se esforzó al máximo y me invitó a cenar a casa de su familia, donde pude conocer y pasar el rato con sus amigos y familiares. Fue realmente especial.
Como tenía un guía, todo estaba preparado en Irán. Organizó diferentes alojamientos, incluido un viaje por carretera a través del país, en el que nos alojamos en varias ciudades en diferentes casas de huéspedes.
Solo me costó unos 1.000 dólares (940 euros).
La naturaleza y el paisaje de Irán son absolutamente hermosos y asombrosos. Las vistas, las atracciones y la historia son alucinantes. Hay mosaicos preciosos por todas partes. Toda la arquitectura me dejó boquiabierta mientras paseaba.
La comida también es deliciosa y los mercados son increíbles, llenos de preciosos tejidos, joyas, turquesas y alfombras.
Volvería a visitar el país. Espero que la situación política cambie, porque sin duda sería uno de mis destinos ideales para hacer un viaje en grupo. Me parece simplemente increíble.
Georgia me cogió por sorpresa
Georgia es uno de esos países que no están en el radar de mucha gente. Y luego van allí y dicen: «Vaya, es increíble. ¿Por qué no había oído hablar de esto antes?»
Yo sabía muy poco sobre Georgia antes de visitarla en 2018. Pasé solo cinco días en el país, pero me quedé completamente alucinada.
Me alojé en Tiflis, que es la capital. Es una ciudad muy bonita, moderna y artística. Tiene un vino y una comida increíbles.
Una de las cosas que más me gustó del viaje fue que me alojé en un albergue llamado Fabrika. Era una antigua fábrica de costura de la Unión Soviética que reconvirtieron en un albergue hipster, industrial y muy guay.
En Tiflis también fui de bares por el casco antiguo, donde había un montón de sótanos y búnkeres subterráneos reconvertidos en discotecas y bares de moda.
Durante mi estancia en el país, hice una excursión al campo, a una zona llamada Kazbegi, que es absolutamente impresionante. Había montañas preciosas, colinas e iglesias enormes.
En la ciudad también me di un baño turco, que es muy popular en Georgia.
Guatemala tiene algo para todos los gustos
Cuando la mayoría de los estadounidenses piensan en ir a Centroamérica, se centran en México o Costa Rica. Guatemala parece ser un lugar que se pasa por alto.
Pero en Guatemala se vive muy bien.
Hay buen tiempo todo el año, selva, bosques tropicales, playas de arena blanca en el Caribe y playas de arena negra en el Pacífico. Tiene un poco de todo.
Viví por primera vez en Guatemala en 2021, donde trabajé como profesora en una escuela internacional. Me proporcionaron alojamiento en Ciudad de Guatemala. Sin embargo, cuando terminé de trabajar para ellos, me mudé a un pueblo de playa en la costa del Pacífico y viví allí unos seis meses.
También he viajado allí en otras ocasiones, quedándome durante periodos de cuatro o cinco meses.
El salario típico de un guatemalteco es de unos 500 dólares (470 euros) al mes, siendo un buen salario el de 1.000 dólares (940 euros). Yo diría que con 2.000 dólares (1.880 euros) al mes es más que suficiente para vivir allí muy cómodamente.
Hay muchos nómadas digitales mudándose allí, especialmente a Antigua, una histórica ciudad colonial con mucho encanto, calles empedradas y edificios pintados.
Hay tanto que hacer en Guatemala, es tan mágico.
Lo más importante es hacer senderismo por el volcán activo de Acatenango. A veces se puede ver cómo entra en erupción desde su base. No hay muchos lugares en el mundo donde se pueda experimentar eso.
Otro buen lugar para visitar es El Paredón, una ciudad hippie muy interesante para practicar surf con playas de arena negra volcánica. Es un lugar muy tranquilo.
El lago Atitlán también es un lugar increíble. Está rodeado de volcanes y varios pueblos mayas, cada uno con su propia personalidad y ambiente.
Los desiertos de Omán son mágicos
Omán está en Oriente Próximo, en la frontera con Emiratos Árabes Unidos y Yemen. He estado allí tres veces entre 2016 y 2018.
El país es rico culturalmente, y la capital, Mascate, es realmente hermosa. Tiene antiguos mercados tradicionales y una arquitectura preciosa: merece la pena visitar la Gran Mezquita del Sultán Qaboos.
Los desiertos son increíbles, así que hacer una excursión al desierto es imprescindible. Acampé en el desierto con los locales, monté en camello y conduje jeeps por las dunas de arena.
Tomar el té y ver la puesta de sol en el desierto también fue mágico.
Omán también tiene wadis, que son grandes cañones en medio del desierto con pozas para nadar. En ellos, el agua de color turquesa brillante contrasta con la roca anaranjada.
Las islas del país también son hermosas e increíbles para bucear. Parece que estés en el Caribe, pero estás en Oriente Próximo.
Las Galápagos no se parecen a ningún otro lugar del mundo
El año pasado visité Ecuador durante unas seis semanas. Estaba dirigiendo un programa de año sabático con un grupo de estudiantes de secundaria. Dividimos nuestro tiempo entre las islas Galápagos y el territorio continental, que consistía en visitar ciudades y el Amazonas.
Como Ecuador tiene una biodiversidad única que no existe en ningún otro lugar del mundo, las Galápagos son una visita obligada. Nunca había visto una fauna tan increíble; solo en esas islas hay tantas especies.
Durante mi visita a las Galápagos, mi grupo practicó esnórquel con entre 50 y 100 tiburones martillo y de puntas negras. También nadamos con leones marinos y vimos tortugas gigantes.
Los desiertos son increíbles, así que hacer una excursión al desierto es imprescindible. Acampé en el desierto con los locales, monté en camello y conduje jeeps por las dunas de arena.
Tomar el té y ver la puesta de sol en el desierto también fue mágico.
Omán también tiene wadis, que son grandes cañones en medio del desierto con pozas para nadar. En ellos, el agua de color turquesa brillante contrasta con la roca anaranjada.
Las islas del país también son hermosas e increíbles para bucear. Parece que estés en el Caribe, pero estás en Oriente Próximo.
Las Galápagos no se parecen a ningún otro lugar del mundo
El año pasado visité Ecuador durante unas seis semanas. Estaba dirigiendo un programa de año sabático con un grupo de estudiantes de secundaria. Dividimos nuestro tiempo entre las islas Galápagos y el territorio continental, que consistía en visitar ciudades y el Amazonas.
Como Ecuador tiene una biodiversidad única que no existe en ningún otro lugar del mundo, las Galápagos son una visita obligada. Nunca había visto una fauna tan increíble; solo en esas islas hay tantas especies.
Durante mi visita a las Galápagos, mi grupo practicó esnórquel con entre 50 y 100 tiburones martillo y de puntas negras. También nadamos con leones marinos y vimos tortugas gigantes.