6 claves para dejar de evitar conflictos

Si te cuesta enfrentarte a los conflictos y prefieres evitarlos que vivirlos, te damos 6 claves para que puedas dejar de hacerlo.

A la mayoría de las personas no le gustan los conflictos, pues los asocian con experiencias negativas, discusiones, engaños, resentimientos, humillación, etc. Sin embargo, si lo analizamos bien, el problema no es el conflicto en sí mismo, sino la manera en la que las personas involucradas responden ante él.

Básicamente, un conflicto es un enfrentamiento entre opuestos. Se presenta en una situación en la que dos o más personas con intereses diferentes entran en confrontación. El malestar de los conflictos no emerge de su tensión, sino más bien de la idea que tenemos sobre lo que el otro debería hacer o ser en relación con nuestras pretensiones.

En este contexto, muchas personas evitan afrontar los conflictos debido al temor o a la ansiedad de involucrarse en situaciones incómodas. Otras tratan de evadirlos porque se sienten inseguras o incapaces de reafirmar lo que son y sus intereses. Otros tantos escapan porque se sienten inferiores o han tenido experiencias desagradables al entrar en una confrontación.



Sin importar cuál sea el motivo por el que una persona evita el conflicto, lo cierto es que no enfrentarlos no hace que estos desaparezcan ni mucho menos que se resuelvan, de hecho, puede que hasta se agraven más. Esta evitación, además de no arreglar nada, impide que las personas puedan seguir creciendo, pues para hacerlo es necesario la adversidad, el conflicto.

Entonces, ¿qué se puede hacer para dejar de evitar los conflictos e impedir que sigan afectando el crecimiento personal? Aquí te lo contamos.

1. Ábrete al conflicto, no te cierres

Para dejar de evitar conflictos, ábrete a ellos. La apertura al conflicto se produce cuando la persona renuncia a no considerar otros puntos de vista. Abrirse es no permanecer dentro de la burbuja protectora con los ojos cerrados. Apertura es quitarse las vendas, espichar la burbuja y observar lo que está sucediendo. Pregúntate:

  • ¿Cuál es el conflicto?
  • ¿Cómo empezó y qué lo está manteniendo?
  • ¿Qué estoy tratando de evitar?
  • ¿Cuál es mi actitud frente a lo que estoy viviendo?

La finalidad de que te cuestiones es que puedas observar y abrirte al conflicto. El acto mismo de observar y de describir es ya un primer paso para que empieces a abrirte y para que comiences a acercarte al problema y a su solución.

2. Conecta con el conflicto

Una vez que te abres al conflicto, es necesario que te vincules con él. Para dejar de evitarlo es preciso que te conectes a todas las sensaciones desagradables que te genera, al malestar que te produce, al temor, a la angustia, al miedo y a la incomodidad que causa. Míralo nuevamente y siéntelo sin oponer una resistencia innecesaria que pueda agravarlo más.

  • ¿Qué emoción estoy sintiendo?
  • ¿Cómo reacciona mi cuerpo ante el conflicto?
  • ¿Qué pensamientos cruzan por mi mente cuándo soy consciente del conflicto?
  • ¿Qué exige de mí este conflicto?

No es fácil abrirse y conectar con los conflictos, pero son dos claves necesarias para dejar de evitarlos. Si te fijas, ambas estrategias son opuestas a la evasión, al abrirte te permites estar con el conflicto, no huyes, y al conectarte te acercas a él.

3. Enfréntate a tus inseguridades y temores

Después de abrirte y conectarte, identifica los obstáculos en tu camino de crecimiento en medio del conflicto. La inseguridad, la ansiedad, el temor al abandono, la dependencia y los sentimientos de inferioridad son algunos de los motivos que pueden llevarte a evitar el conflicto. Si no logras reconocer tus inseguridades o no sabes cómo hacerles frente, puedes solicitar la ayuda de un psicólogo.

Enfrentarte a tus temores no implica que armes otro conflicto, no se trata de pelear contra ti, sino de reconocer tus debilidades y de buscar alternativas constructivas que te permitan llegar a una solución para el conflicto.

4. Expresa tus intereses de manera asertiva

Antes de expresarte y de hablar, es importante que sepas escuchar (apertura) las ideas e intereses de la otra parte, luego expón tu punto de vista usando una comunicación asertiva. De esta forma, la otra persona sabrá que quieres conocer sus intereses y que estás dispuesta a conversar sin recurrir a discusiones que empeoren más el conflicto.

Al expresar tus intereses estás haciendo valer tus derechos y estás demostrándoles a los demás y a ti mismo que lo que quieres, sientes y piensas es valioso. Un poco de amor propio no te hará daño y defender tus intereses no es perder el tiempo.

5. No seas muy autoexigente

Para dejar de evitar conflictos, recuerda que no tienes que saber cómo solucionarlos. A veces, las autoexigencias y las ideas de perfección te pueden conducir a evitar la confrontación cuando esta va en contra de tus idealizaciones. Si tienes la creencia de que el conflicto es negativo en sí, que no puede salir nada de él, entonces es normal que tiendas a evitarlo.

No tengas temor a equivocarte y a fallar al confrontar tus intereses con otra persona, ya que estas tensiones te ayudaran a saber en qué debes mejorar para seguir acercándote a tus metas. Los fracasos son fuente de aprendizaje si sabes escuchar sus enseñanzas.

6. No pienses que confrontar está mal

Defender tus intereses no es bueno ni malo, siempre y cuando lo hagas de manera asertiva. Para dejar de evitar conflictos es indispensable que dejes de pensar que confrontar tus ideas con las de otros está mal.

Oponerse a los demás, porque no se está a favor de su punto de vista, no está mal. Debes tener claro que siempre que entres en conflicto debes buscar soluciones constructivas y generar diálogos asertivos para que te sientas más seguro en tu comunicación.

Para terminar, dejar de evitar conflictos implicar enfrentar, desde la compasión y la aceptación, esos patrones arraigados de relacionarse y de afrontar las adversidades. Aprender a hacerles frente es necesario para la construcción de una vida realizada.

José Padilla.

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