Los sentimientos de una persona infiel

¿Qué pasa con aquellos que son infieles? ¿Cómo se trasforman sus emociones? ¿Qué emociones pasan a gobernarlo? En este artículo analizamos el mundo emocional de esa persona a la que solemos identificar como culpable.

En los casos de infidelidad, solemos enfocamos en lo que está experimentando la víctima: decepción, tristeza, rabia, pérdida de la confianza, etc. Sin embargo, nunca o en pocas ocasiones pensamos en los sentimientos de la persona infiel. Esto es así porque, a falta de conocer otros detalles, podemos pensar que se merece ese sufrimiento o que ni siquiera existe. Es como si lo borráramos de la ecuación emocional, como si nuestra mente lo identificara como un agresor.

Sin embargo, lo cierto es que los sentimientos encontrados de la persona infiel muchas veces sobrepasan su capacidad de gestión y su regulación afectiva, haciendo que el otro se sienta confuso e impotente. Debido a este desconcierto, las decisiones más simples se tornan complejas de tomar, pues estas están envueltas en mentiras y verdades que generan un conflicto interno mayor.

Cómo puede sentirse una persona infiel

La reacción sentimental de una persona infiel depende de los valores, las creencias, la personalidad y las motivaciones que tenga.

Para quien no es importante el compromiso y el respeto por el otro en una relación, es poco probable que experimente emociones conflictivas durante y después de la infidelidad. En cambio, cuando para alguien es importante la otra persona, emociones, como la culpa, el remordimiento y la rabia pueden aparecer. Estas emociones pueden presentarse después de la infidelidad o solo cuando el engaño es descubierto.

Cada persona vive y experimenta su infidelidad de una manera particular. Hay personas que no sienten culpa por lo que han hecho y otras que sí. No hay una reacción emocional estándar para todo infiel; sin embargo, a continuación, expondremos algunos sentimientos que podrían llegar a experimentar los infieles.



1. Ansiedad

La tensión entre el engaño y la verdad suele desencadenar un conflicto interno en la persona infiel, sobre todo cuando sus valores están asociados a la confianza y el respeto mutuo. Así, puede llegar a experimentar ansiedad por lo que está haciendo, ya que los valores centrales de su existencia están siendo amenazados. Las consecuencias de sus actos aparecen en su mente: acusación, juicio y rechazo social y familiar, pérdida de la pareja y de la familia, etc.

2. Alegría

Los sentimientos de una persona infiel también pueden desarrollarse en el polo de la euforia. Hay quien se siente vivo por tener una aventura. La adrenalina puede hacerles sentir que, de pronto, su vida se ha convertido en emocionante.

Un infiel, al estar eufórico y conservar su aventura sin ser descubierto, termina reafirmando su autoestima y su ego al percibirse como un individuo capaz de “lo imposible”.

3. Culpa

El sentimiento de culpa, por lo general, puede ir acompañado de ansiedad y estrés, constituyéndose como una de las emociones más fuertes del engaño. La culpa se intensifica cuando la infidelidad genera daños emocionales inesperados en la pareja (dolor, decepción, tristeza, rabia), en la relación (distanciamiento emocional, perdida de la confianza, discusiones) o en la familia (enojo y decepción en los hijos, divorcio, etc.).

4. Sentimientos de grandeza

La persona infiel se siente grandiosa y aumenta su autoestima al sentirse deseada por otra persona diferente a su pareja.  El hecho de ser querido por dos personas o más, de sentirse objeto de deseo de otros, aumentan su sensación de grandeza, de ser alguien valioso e importante al que nada le queda difícil.

5. Aburrimiento

El infiel se aburre de la monotonía, de siempre lo mismo, de hacer las mismas cosas una y otra vez con su pareja.  Las personas infieles intentan romper con la rutina del día a día con algo que consideran excitante y divertido.

Para algunos infieles, el aburrimiento es uno de los motivos más habituales por los que deciden tener una aventura. Sin embargo, con el tiempo puede llegar a aburrirse también de su amante y buscar otra que le proporcione emoción a su vida.

6. Miedo

Otro de los sentimientos de una persona infiel es el miedo. Suelen vivir con el constante temor de ser descubiertos y de que su excitante y divertida aventura llegue a su fin. El miedo es una emoción básica que señala el riesgo de una pérdida que no puede ser librada y que amenaza con la extinción de aquello que se valora (Van Deurzen y Adams, 2016).

7. Tristeza

Los sentimientos de una persona infiel pueden estar marcados por una profunda tristeza, ya sea por el acto mismo de engañar a la otra persona o por defraudar las expectativas que se tienen sobre ella y las que tiene ella misma tiene sobre sí.

La tristeza aparece como esa emoción que anuncia que aquello que se apreciaba y que se tenía como algo valioso para la existencia se ha perdido: la relación, el afecto de la otra persona, la confianza, el amor…

8. Frustración

Es posible que la persona infiel sienta cierta frustración por no poder realizar determinados planes con la relación no visible, ya sea porque no quiere ser descubierta o por tener que responder a determinadas demandas que no le dejan prácticamente tiempo. Además, por norma, debe actuar siempre en secreto y con cautela. La frustración es un sentimiento de alguna forma se ve obstaculizada.

Para terminar, la infidelidad no es fácil de sobrellevar, y a la larga suele terminar condicionando la vida de todos aquellos que participan directa o indirectamente en ella.

Un factor que previene este tipo de situaciones es mantener un buen nivel comunicación en la relación de pareja, construir valores sólidos que se compartan y que sean practicados por ambos. De igual forma, es preciso fortalecer la relación, alimentar la pasión, el compromiso y el amor.

 José Padilla.

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