Una pareja fría: ¿cómo nos afecta la ausencia de muestras de cariño?

Cuando no hay muestras de cariño por parte de la pareja, la insatisfacción y el vacío comienzan a aparecer. Hablamos de las parejas frías.

Tener una pareja fría resta mucho a una relación. Las muestras de cariño no solo son hermosas, sino también necesarias para mantener un vínculo saludable. El amor que se siente, pero no se manifiesta, es como si no existiera. Por eso, la falta de expresiones de afecto suele experimentarse como desamor.

Lo más habitual es que una pareja fría justifique su actitud con afirmaciones como “es mi forma de ser” o “no soy romántico”. También es frecuente escucharles decir que lo importante es sentir el amor y no tanto encontrar vías o canales para reafirmarlo en cada momento. Esas y otras aseveraciones por el estilo solo buscan normalizar una carencia.

Todo ser humano necesita muestras de cariño, en especial de su pareja. La razón de ser del vínculo mismo es el afecto, por eso la aridez amorosa resulta ser un contrasentido. Esta situación no solo deteriora la relación, sino que además puede tener efectos muy profundos. Enseguida veremos las consecuencias negativas de tener una pareja fría.



El que ama, se hace humilde. Aquellos que aman, por decirlo de alguna manera, renuncian a una parte de su narcisismo”.

-Sigmund Freud-

La pareja fría y la deprivación afectiva

El tema de una pareja fría fue abordado por los profesores Hesse y Mikkelson, de las Universidades de Oregon y Whitworth respectivamente, en un estudio llevado a cabo en 2022. Esta investigación concluyó que recibir muestras de cariño de la pareja es fundamental para mantener una buena salud mental.

El estudio consideró la situación sentimental de 401 individuos, cuya edad promedio era de 31 años. Encontraron que quienes tienen una pareja fría se sentían menos satisfechos y experimentaban menor cercanía emocional con la otra persona.

Así mismo, los participantes afectados señalaron que con frecuencia pasaban por periodos de incertidumbre frente al futuro de la relación. En general, creían que el vínculo no iba a ser duradero y tenían expectativas pesimistas frente al mañana. Esto les causaba preocupación, la cual, con frecuencia, desembocaba en estrés. Dicho de otro modo, la pareja no era para ellos una fuente de bienestar, sino de inquietud.

Otros efectos de la frialdad

Los efectos de tener una pareja fría no son solo del orden psicológico. El doctor Kory Floyd también adelantó una investigación sobre la relación entre las muestras de cariño y el bienestar físico. Los resultados de su estudio indicaron que quienes informaban de menos demostraciones de afecto por parte de su pareja también presentaban más problemas de salud.

En particular, Floyd indicó que estas personas eran propensas a sentir todo tipo de dolor físico con mayor intensidad. No era raro que informaran de problemas como migrañas frecuentes o dolores musculares significativos, originados por acciones rutinarias.

Así mismo, estas personas, en general, tenían más problemas para descansar de manera adecuada. Varios tenían trastornos del sueño, en especial insomnio. Muchos sentían que no tenían un sueño reparador y por eso presentaban más signos de fatiga en su vida cotidiana.

El investigador señaló que: “la teoría del intercambio de cariño sugiere que privar de amor a una persona puede ocasionar un déficit de bienestar, e impedir un óptimo funcionamiento. También es plausible que las experiencias de dolor físico o pobre calidad en el sueño puedan inhibir el intercambio de afecto con otros”.

La frialdad y el dolor van de la mano

Lo natural en alguien sano es que pueda expresar el afecto a las personas que ama, sin ningún reparo. Esto no solo le proporciona alimento emocional a quien recibe ese cariño, sino que también es muy positivo para quien lo ofrece. Libera y otorga una sensación de satisfacción y dicha.

La frialdad no es una forma de ser, sino que a menudo se trata de una limitación expresiva. Si no quieres a alguien, no tienes por qué fingir que sí, pero si amas a otra persona, es absolutamente necesario que se lo manifiestes. No tienes por qué hablarle como bebé, o llamarlo “mi osito” o “mi ratona”, pero sí es saludable que explícitamente le digas que le amas y exaltes lo positivo que tenga la otra persona.

Lo anterior es válido si quieres que tu relación sea fuerte y saludable. También si de verdad amas a esa persona. Como ya lo hemos visto, una pareja fría no solo provoca un vacío, sino que hace daño. No es la otra persona la que debe adaptarse a tu forma de ser, sino tú quien debe explorar las causas de esa inhibición y superarlas. Serás el primer beneficiado.

Edith Sánchez

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