El responsable de estrategia global de JPMorgan Asset Management, David Kelly, asegura que, actualmente, no es sencillo saber si Estados Unidos ya ha entrado en recesión, está a punto de hacerlo o, por el contrario, será capaz de evitarla.
En una entrevista con Business Insider, deja claro que, aunque la recesión no llegue de manera oficial hasta que un comité de economistas lo diga, es un mero trámite técnico.
Hay varios indicadores clave para determinar la salud económica del país que se han deteriorado en el último mes, por ejemplo, los salarios, las ventas minoristas o la producción industrial.
La retirada de los estímulos fiscales, el debilitamiento del mercado inmobiliario y de la confianza del consumidor, además de un dólar más fuerte, también están siendo importantes obstáculos.
El empleo, la única nota positiva frente a la recesión
No está muy claro, subraya Kelly, pero todos los indicadores apuntan hacia la recesión: «A lo único que nos podemos aferrar es al crecimiento del empleo».
Pero, aunque los datos sean positivos, no son suficientes para estar tranquilos, advierte el economista. Si bien una tasa de desempleo del 3,5% es realmente baja, este crecimiento podría convertirse en retroceso en los próximos 2 meses.
“La razón por la que el empleo es fuerte, o el crecimiento del empleo está rindiendo bien, no es porque la economía sea fuerte”, resalta Kelly. «Es porque tuvimos una enorme demanda acumulada de mano de obra tras la pandemia, con un boom de la demanda, la jubilación de muchos baby boomers y una menor inmigración».
Kelly agrega que, hasta que se vuelvan a alinear las ofertas de empleo y el volumen de parados, , probablemente seguirá el crecimiento. Pero eso no quiere decir que la economía sea fuerte: son ecos del pasado.
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Beneficios de las empresas y gasto de los consumidores
Otros indicadores que apuntan directamente a la recesión, sostiene Kelly, son las ganancias de las empresas. Continúan superando las previsiones tanto en ingresos como en la parte baja de la cuenta de resultados y cada vez es más difícil mantener ese ritmo.
A la debilidad corporativa se une el recorte en el gasto de los consumidores que se está viendo muy impactados por una inflación desbocada.
El aumento del precio de los alimentos y la gasolina afecta de manera desproporcionada a las familias de ingresos bajos y medios, resalta Kelly.
Frenar la subida la inflación es ahora la principal prioridad de la Reserva Federal (Fed), pero a Kelly le preocupa que el Banco Central de EEUU sobrerreaccione como respuesta a las críticas que está recibiendo por ignorar la amenaza que representan las subidas de precios. En su opinión, el factor clave son los costes de suministro y su margen de maniobra es limitado.
«Creo que la Reserva Federal piensa que está controlando la economía pero, en realidad, tratan de dirigir un bote pequeño con un remo pequeño y en un mar muy agitado. Es el mar el que está manejando la economía, no la Fed».
No obstante, cree que la economía estadounidense aún tiene una oportunidad de esquivar la recesión si la inflación ha tocado techo, como sugiere el precio de la gasolina. Eso provocaría que la Fed aflojara la subida de tipos, lo que dispararía el consumo y la actividad económica, con el consiguiente reflejo en las empresas.
Esa posibilidad, unida al hecho de que la bolsa tiende a subir a largo plazo, supondría que el reciente rally alcista es «razonable». De hecho, JPMorgan vislumbra un potencial de revalorización del 15% para el S&P 500.
Consejos para invertir y proteger tu dinero
En términos generales, las acciones actualmente están ligeramente por debajo de su valor razonable, tras comenzar el año en un rango alto, explica Kelly a Business Insider. Confía en que alcancen una rentabilidad del 6% o el 7% a largo plazo.
«Hay muchas formas de posicionar las carteras para aprovechar este entorno eventualmente más benigno», escribió Kelly en una nota el pasado 1 de agosto de 2022.
Pero no todos los sectores ofrecen las mismas oportunidades.
Según indica, debes evitar aquellos vinculados al sectores de consumo discrecional y los productos básicos, porque tienen valoraciones altas y sufren cuando los consumidores lo hacen. Una inflación persistentemente alta reduciría los márgenes de beneficio en estos sectores, concreta.
Por contra, conviene apostar por estos 4 por sus valoraciones y/o la capacidad de mantener el nivel en un contexto de recesión económica: energía, finanzas, atención médica —por la elevada demanda de estos servicios que se espera en el futuro— y tecnología.
Para Kelly, algunas cotizadas tecnológicas estaban caras a finales de junio, al contrario que las empresas de energía. «Están muy baratas», dice, sin conceder especial preocupación al hecho que el mundo podría girar hacia la energía renovables.