¿Te cuesta clarificar tus prioridades? ¿Tienes la sensación de que todo es importante y de que no llegas a nada? Esta percepción puede generarte una elevada ansiedad. Te proponemos aprender una serie de técnicas que te serán de gran ayuda.
Los días tienen 24 horas, pero a veces desearíamos que tuvieran 30. Somos esas personas que se acuestan cada día insatisfechas porque sienten que no han cumplido con todo lo que deseaban hacer. Esa sensación, la de no poder llegar a todo lo que nos proponemos, puede ser frustrante y ser el sustrato de buena parte de nuestra ansiedad.
El mundo, nuestras tareas y objetivos cotidianos se nos amontonan, cuesta diferenciar lo prioritario de lo secundario y en ese intento por abarcarlo todo, no llegamos a nada. A menudo, nos dicen aquello de «no debes morder más de lo que puedes masticar», pero lo cierto es que no siempre somos buenos en eso de saber hasta dónde podemos llegar.
El tiempo que tenemos cada día es limitado, al igual que nuestras energías. Por esto, saber clarificar prioridades no solo es un modo de ser más eficientes, es un mecanismo para mejorar nuestra salud mental. Porque, algo muy común es criticarnos a nosotros mismos cada vez que no llevamos a cabo todo eso que nos programamos. Es momento de dejar de hacerlo, aprendamos una serie de recursos para vivir mejor.
Saber priorizar nos da oxígeno para disfrutar más de nuestro tiempo y construir una imagen más positiva de nosotros mismos.
Técnicas para clarificar tus prioridades: ¿las aplicamos?
Hasta no hace mucho, en el campo del desarrollo personal se valoraba la importancia de ponernos metas a largo plazo que fueran significativas y motivadoras. Sin embargo, en los últimos años estamos viendo el coste que tiene el ver cómo fracasamos en nuestro intento por conquistar esos objetivos.
Una investigación de la Universidad Técnica de Darmstadt destacan el efecto que tiene el no poder conquistar esos sueños que nos marcamos. Tal vez, parte de nuestro bienestar emocional esté en ser más flexibles con nuestros objetivos y, sobre todo, en saber clarificar las prioridades. En un contexto casi siempre incierto, vale la pena ir más a lo seguro.
La selección de metas y prioridades sintonizadas con valores y propósitos nos permiten navegar mejor por el día a día y por qué no, hasta lograr muchos de nuestros deseos. Iniciemos cambios, apliquemos, por tanto, una serie de estrategias para clarificar qué es prioritario y qué es secundario en nuestras vidas.
1. Identifica tus valores
¿Qué es lo que de verdad te importa, te define y da sentido a tu vida? En ocasiones, lo olvidamos. En esta cotidianidad tan frenética y demandante, a menudo, dejamos de lado nuestros valores y respondemos por mera inercia. Sin valorar si aquello que estamos haciendo, se ajusta a nuestros principios y deseos.
Párate un instante y toma conciencia de esas bases que deben edificar y dirigir tu vida. Una de las técnicas para clarificar tus prioridades es recordar cuáles son tus valores.
Se necesita un firme compromiso y práctica para recordar cuáles son cada día nuestras prioridades y centrarnos en ellas. A veces, nuestra mente nos pide hacer más cosas de las que nuestro cuerpo puede llevar a cabo.
2. Asigna un horario a esos valores que has identificado
Tus jornadas deben organizarse con relación al tiempo que ofreces a cada valor que has clarificado. Pongamos un ejemplo, tienes un trabajo que te define porque representa dos de los valores que más aprecias: justicia y compasión. En este caso, le dedicarás el horario laboral que tienes estipulado.
Ahora bien, si tu valor más significativo son el amor y la familia, organizarás tu jornada para dedicarles el mayor tiempo posible a esas dimensiones. Porque esas y no otras son tus auténticas prioridades.
3. La técnica de las prioridades de dominio
Nuestra vida se organiza en diferentes dominios existenciales que orquestan nuestro tiempo y las energías que invertimos en ellos. Por tanto, otra de las técnicas para clarificar prioridades consiste en profundizar en cada una de esas áreas y recordar qué es lo más importante en cada sección. Lo ilustramos:
- Prioridades de trabajo: ¿qué es lo más relevante ahora mismo en mi trabajo?
- Prioridades de relación: en mi relación de pareja… ¿Qué es lo que debería cuidar y priorizar más?
- Las prioridades familiares: en mi familia… ¿Qué aspectos debería atender en primer lugar?
- Prioridades de salud y bienestar: para sentirme bien en cuerpo y mente… ¿Qué debería priorizar cada día?
4. La técnica de las cucharas: ¿cuándo tienes más energía?
Christine Miserandino enunció la teoría de las cucharas en el 2003 en su blog personal describiendo su vida con el lupus. Según esta propuesta, cada persona dispone un nivel de energía y este siempre tiene un límite. Debemos saber en qué momento del día tenemos mayor energía para poder llevar a cabo esas tareas que son prioridad.
Es necesario recordar que, en ocasiones, nuestra mente nos pide hacer más cosas de las que nuestro cuerpo puede llevar a cabo. Conocer cuáles son nuestros límites y hasta dónde llega nuestra energía nos permitirá ponernos objetivos más realistas.
Nuestras prioridades no serán siempre las mismas. Nosotros cambiamos, pero a veces los imprevistos también pueden hacer que debamos centrarnos en unas áreas y no en otras. Esto requiere saber adaptarnos a dichas demandas y variaciones
5. Planifica: tus prioridades pueden cambiar cada día
Nuestras responsabilidades pueden cambiar según el día de la semana. A ello, debemos añadirle otro factor: los imprevistos. Es decir, lo que hoy era prioritario, mañana puede pasar a un segundo plano. Por tanto, para poder asumir esos cambios, debemos estar mentalmente preparados. Tener un enfoque flexible, capaz de adaptarse a esas variabilidades, es una herramienta en la que deberíamos trabajar.
Por ello, nos será de gran ayuda llevar un diario en el cual, registrar cuáles serán las prioridades del día siguiente. Esto nos permitirá planificar tareas, gestionar mejor el tiempo y sentir que seguimos teniendo un buen control sobre nuestra vida.
Integrar con eficacia las técnicas para clarificar prioridades requiere tiempo y un firme compromiso con nosotros mismos. No podemos olvidar que saber qué es lo más importante en cada momento es una habilidad que podemos entrenar. Para hacerlo, deberemos batallar muchas veces con nuestra propia mente, habituada como siempre a pedirnos que hagamos más de lo que nos es posible.
Interioricemos que no por hacer más somos más eficientes o ganamos puntos ante los demás. Nuestras fuerzas y energías deben centrarse en cada instante hacia lo que es más relevante y, a veces, prioridad también puede ser descansar y no hacer nada. Tengámoslo en cuenta.