Desaprender y reaprender son y serán las grandes capacidades del ser humano en el siglo XXI. Son tiempos que prometen traer cambios radicales en diferentes órdenes. Ahora, ¿cómo gestionar esa incertidumbre que puede generarnos la duda sobre lo que creemos saber?
En pocas décadas el mundo de la información ha dado un giro de 180 grados, y es que en la actualidad existe una enorme sobrecarga informativa. Esto, unido a que las tecnologías avanzan de modo exponencial, ha hecho que el aprendizaje cambie de manera sustancial: ahora es fundamental saber desaprender y reaprender.
Buena parte de lo que se aprende tiene una vigencia temporal. Más que nunca estamos experimentando la fragilidad de las verdades y también que la verdad es un proceso y no un dato. Por eso es tan importante desaprender y reaprender de manera continua.
Por fortuna, el cerebro humano es un órgano capaz de aprender, desaprender y reaprender, como parte de su funcionamiento normal. Aunque sea más fácil casarnos con alguna verdad, repetirla y sostenerla, lo cierto es que en un mundo como el actual, ya no es posible. ¿Cómo adaptarnos a esta nueva realidad? Veamos.
“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquéllos que no sepan leer y escribir, sino aquéllos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”.
-Alvin Toffler-
- Errores que las pymes deben evitar frente a la desinversión
- Microcréditos de hasta 30.000 para mujeres emprendedoras y autónomas
- Millón y medio de trabajadores faltan al trabajo cada día en España: pero perjudica más a los pequeños negocios
- EWA y Supernovas, dos programas de emprendimiento e inversión para empoderar a mujeres del sector agro
- ¿Cómo puede una startup captar la atención de un inversor?
- Las mujeres pierden peso en la cúpula del ecosistema fintech español
- Microsoft quiere reemplazar a muchos de los comerciales que ha despedido por perfiles más técnicos para tratar de competir con OpenAI y Google
- Emprender con impacto: cómo las mujeres están liderando la transformación empresarial sostenible
- Mercedes Oblanca (Accenture): «La Inteligencia Artificial es un agente transformador sin precedentes»
- John Calamos, multimillonario hecho a sí mismo, dice que los jóvenes deben esforzarse y tener una misión en la vida para tener éxito
- Rocío Marín: “Un perro de asistencia no solo acompaña, transforma vidas”
- Trump no solo ha cerrado un acuerdo con Vietnam, también ha puesto en su punto de mira a China
- 40 (y alguna más) mujeres emprendedoras innovadoras que lo están petando
- La crisis del transporte en España pone en riesgo su imagen turística: «Hemos tardado 40 años en construir esto y ahora lo vamos a perder»
- El emprendimiento de las mujeres en la España rural acelerará el desarrollo económico en zonas despobladas
Desaprender y reaprender
Uno de los primeros en hablar sobre los procesos de desaprender y reaprender fue Alvin Toffler, en su libro El shock del futuro. Allí mencionó que llegaría un tiempo en el que habría demasiados cambios en periodos de tiempo muy cortos, y que esto podría llegar a hacer inútiles los conocimientos previos, además de producir un gran desconcierto en las personas. Lo que ayer era ciencia ficción, hoy es una realidad.
En la actualidad, la manera de gestionar el conocimiento, muy apoyada en la tecnología, es muy distinta a la de hace siglos. Ya no se trata de adquirir un saber y afianzarlo, sino de procesarlo y transformarlo de forma continua. Sin embargo, el cerebro no es como un ordenador, en el sentido que es capaz de seguir línea a línea una programación consciente. Tampoco es posible decidir a voluntad qué “borrar” de lo que ya se sabe.
Hablando de desaprender y reaprender, hacemos referencia a gestionar el saber de otra manera. Desaprender no es olvidar lo que ya se sabe, sino reformular lo aprendido y conseguir verlo desde otro punto de vista. Cuando se lleva a cabo ese proceso, se produce el reaprendizaje, es decir, el ajuste de un conocimiento previo a una nueva realidad.
Claves para desaprender y reaprender
El mundo actual es mucho más exigente en términos de procesos mentales. El cerebro busca siempre crear patrones y repetirlos, porque es la forma en que gasta menos energía. Por eso es tan fácil instalarse en una zona de confort, que también abarca el aprendizaje y quedarse ahí. Sin embargo, eso ya no es posible.
Al desaprender y reaprender se pone en juego la plasticidad cerebral, ese atributo que nos permite crear nuevas conexiones entre las neuronas y marcar otras huellas en el cerebro. ¿Cómo potenciar esa capacidad? Las siguientes son algunas de las claves para desaprender y reaprender:
- Valorar de manera positiva el error. El mundo actual es un gran laboratorio de ensayo-error. Este es una fuente de información.
- Poner más interés en el proceso que en el resultado. Como lo hemos visto, el resultado es un elemento temporal. En cambio, el proceso es continuo. Llega más lejos quien mejor maneja el método, que quien consigue más resultados inmediatos.
- Experimentar. Es importante poner a prueba lo que uno piensa que sabe. Suele haber muchas sorpresas.
- Formación continua. En la actualidad, la educación no termina cuando te entregan un título, sino que dura toda la vida.
- Las nuevas tecnologías son un medio, no un fin. Es fundamental conocer las nuevas tecnologías, no para sumergirnos y ahogarnos en ellas, sino para ponerlas a nuestro servicio.
- Saber observar, saber informarse. Incrementar la capacidad de observación y saber discernir lo que ofrecen las diferentes fuentes de información es fundamental para desaprender y reaprender.
Comprenderse y reinventarse
La crisis de 2020 puso de moda una palabra que antes se utilizaba poco: reinventarse. Las circunstancias cambiaron de manera radical, inesperada y rápida. De pronto, todo se volvió inestable e incierto: las reglas de juego de siempre ya no servían. Todos, de una u otra manera, tuvimos que recomponernos y adaptarnos a una realidad extraña.
Quizás no de forma tan brutal y global, pero algo así es lo que ha venido ocurriendo desde hace años. Probablemente, seguirá sucediendo, de la mano de los avances disruptivos que la ciencia y la tecnología nos tienen preparados a la vuelta de la esquina.
Para que todo esto no nos apabulle, y aunque pueda parecer paradójico, lo más importante es que cada persona dedique un tiempo a definir quién es, qué quiere ser y con qué recursos cuenta para hacer frente a demandas o amenazas inesperadas. Este ejercicio de introspección y análisis favorecerá la adaptación a cambios repentinos, y por extensión, los procesos de desaprender y reaprender.