Últimamente circulan por redes algunos mensajes de personas hablando sobre mujeres que utilizan el aborto casi como un método anticonceptivo. “Conozco a mujeres que con 35 años han abortado ya 10 veces”. Como es lógico, este tipo de publicaciones, que pueden leerse mayoritariamente en X (antiguo Twitter) han generado un gran revuelo entre detractores y defensores del aborto. Los primeros ponen estos mensajes como ejemplo de los riesgos de dejar a las mujeres abortar libremente. En cambio, los segundos alertan que estas publicaciones son falsas. ¿Quiénes tienen razón?
En realidad, más allá de la opinión de la persona que escribe este artículo, las cifras son las que son. ¿Es cierto que hay personas que abortan muchísimas veces a lo largo de su vida? Bien, algunas de estas publicaciones proceden de países latinoamericanos, en algunos de los cuales el aborto no es ni siquiera legal. Esto hace aún más difícil que alguien aborte tantas veces. Por eso, vamos a centrarnos en los datos de España.
También vamos a ver cómo se realizan los abortos y cuáles son las consecuencias con las que lidian quienes toman la decisión. Porque no, generalmente no es un capricho, por mucho que las personas que están en contra del aborto se empeñen en que lo parezca.
Cambios recientes en España
En España, la ley del aborto de 2023 ha añadido algunos cambios a la de 2010. Estos facilitan el acceso al aborto, pero no por eso lo hacen una decisión sencilla.
Entre los cambios más importantes están la edad y los días de reflexión. Por un lado, si bien anteriormente las menores de edad debían abortar con autorización de sus tutores, en la última modificación esto se cambió a las menores de 16 años. Por otro lado, anteriormente las mujeres que iban a abortar debían recibir información, no solo sobre los métodos abortivos existentes. También sobre ayudas a la planificación familiar. Hecho esto, se les dejaban tres días de reflexión, para asegurar que realmente querían interrumpir el embarazo.
Todo esto se ha modificado, de manera que ahora la información es meramente médica. Si la paciente quisiese algo más de información, deberá solicitarla ella. Y no es necesaria la reflexión. Dicho esto, ¿cuáles son los pasos para abortar?
En nuestro país, si no hay malformación del feto, se puede abortar hasta la semana 14 de gestación. Si se acude a la clínica antes de la semana 7, se podrá optar por el aborto farmacológico. Este consiste en la administración de dos pastillas, mifepristona y misoprostol. La primera se encarga de bloquear la acción de la hormona progesterona, tan importante en el embarazo, y provocar la dilatación del cuello del útero. En cuanto a la segunda, provoca unas contracciones uterinas que ayudan a retirar los restos celulares que puedan quedar.
Pasada la semana 7, la opción de aborto ya es quirúrgica. Generalmente se realiza un legrado por aspiración manual, con anestesia o sedación de la paciente. En ambos casos, los efectos secundarios posteriores suelen ser sangrado vaginal, mareos, dolor abdominal, cansancio y náuseas. Todo eso sin contar las consecuencias psicológicas. Pueden darse, por ejemplo, casos de depresión reactiva, ansiedad o trastornos de la conducta alimentaria. Y es que, por muy voluntaria que haya sido la decisión, no deja de ser muy difícil de tomar.
Una parte psicológica desconocida
En 2005, un equipo de científicos de la Universidad de Oslo, en Noruega, llevó a cabo un estudio en el que se comparaban las consecuencias psicológicas del aborto natural o la interrupción voluntaria del embarazo. Se vio que, con el aborto aún reciente, el 47,5% de las mujeres que habría sufrido un aborto espontáneo refirieron algún tipo de trauma o dolor emocional. En el caso de los abortos voluntarios, solo ocurrió con un 30% de las mujeres.
Sin embargo, tras un seguimiento de 5 años, se observó que, mientras que un 20% de las mujeres que abortaron voluntariamente seguían angustiadas, las que sufrieron abortos espontáneos solo lo estaban en un 2,6% de los casos. Esto hace referencia a abortos espontáneos en las primeras etapas de embarazo. Los casos de muerte perinatal o abortos en embarazos avanzados son muy diferentes, por supuesto.
De todo esto se deduce que abortar voluntariamente no es una decisión fácil. Seguir adelante con un embarazo no deseado es duro psicológicamente, pero tomar la decisión de interrumpirlo también lo es. ¿Alguien elegiría libremente pasar por sangrados, dolores y graves consecuencias psicológicas varias veces a lo largo de su vida? Es difícil de imaginar.
Cifras del embarazo en España
En 2022, interrumpieron su embarazo voluntariamente en España un total de 98.316 mujeres. Más de un tercio habían tenido relaciones sexuales sin protección, es cierto. Sin embargo, el 26,4% había utilizado métodos barrera, como el preservativo, y el 16,9% algún método hormonal. Esto indica claramente que buena parte de las mujeres que abortan no lo hacen como método anticonceptivo. No se trata de “vamos a hacerlo como sea y si me quedo embarazada aborto”. Hay accidentes. Incluso en el caso de las que no usaron ningún método, posiblemente creerían que no se quedarían embarazadas. No se hace a la ligera y, por lo tanto, no es fácil que se haga varias veces.
De hecho, en ese mismo año, solo ⅖ partes de las mujeres que abortaron se habían sometido a un aborto previo. Y solo un 0,79% había abortado más de 5 veces. Habría que conocer sus circunstancias, pero muy probablemente no se trate de simple indiferencia.
De cualquier modo, lo que está claro es que en España, como en otros muchos países, hace falta aún mucha educación sexual. Es necesario derribar mitos e informar sobre métodos anticonceptivos. Para ello, la educación sexual es vital desde el colegio. Las personas que se quejan de que se dé este tipo de talleres a sus hijos son los mismos que luego se quejan de los abortos. Pero, en realidad, con lo primero se evita lo segundo. Es una incoherencia estar en contra de la solución de lo que ellos consideran el problema. Desde luego, es algo en lo que muchas personas deberían meditar.