Hay muchos tipos de intimidad, y no todos los puedes experimentar por la misma persona. A veces, podemos tener mayor intimidad sexual por nuestra pareja e intimidad intelectual con otra persona. ¿Te ha pasado alguna vez?
Poder experimentar todos los tipos de intimidad con nuestra pareja sería algo sensacional. El culmen de la felicidad. Sin embargo, muchas veces, con determinadas personas no vamos más allá del plano emocional y sexual. Es entonces cuando percibimos un vacío, una ausencia que pesa y crea distancias. Anhelamos tener intimidad intelectual, recreativa, etc.
Los seres humanos somos criaturas con múltiples necesidades y anhelos. La intimidad, entendida como esa alquimia que nos permite encontrarnos a nosotros mismos cuando estamos junto a otras personas, es una dimensión básica para nuestro bienestar. Se trata de sentirnos validados en todas las esferas que conforman nuestro ser: emociones, intereses, valores, pasiones…
Bien es cierto que, muchas veces, todas esas áreas las repartimos entre varias figuras. Mientras con nuestra pareja podemos tener intimidad emocional y sexual, con otra amistad podemos tener una unión intelectual. Y con nuestro hermano podemos tener la estética, es decir, esa complicidad en materias artísticas.
Aunque pocas cosas serían tan maravillosas como amar a alguien con quien compartir absolutamente todos los tipos de intimidad existentes.
Toda forma de intimidad requiere ser validada, es un intercambio de reciprocidad en el que atender las necesidades de cada uno.
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Estos son los 9 tipos de intimidad
Uno de los aspectos más decisivos en las relaciones es sentirnos emocionalmente seguros. Esa es la puerta de entrada para los distintos tipos de intimidad.
La confianza emocional edifica la conexión psicológica, y es entonces cuando empezamos tejer los luminosos lazos de la intimidad. Gracias a ella, ganamos en cercanía, complicidad y construimos refugios seguros con otras personas en los que ser nosotros mismos.
Sin intimidad, sin ese nutriente excepcional, las relaciones se marchitan y mueren. Es más, una investigación de la Universidad de Texas indica que cuanta más intimidad comparta una pareja, mayor será su satisfacción y la estabilidad en su relación. Esto hace que debamos comprender un aspecto esencial.
Es recomendable trabajar en nuestras relaciones afectivas todos los tipos de conexión. Labrar territorios comunes en los que encontrarnos, en los que compartir pensamientos, necesidades y proyectos, hará que ese vínculo sea más sólido. También feliz.
Profundizamos ahora en esas esferas que dan forma a los distintos tipos de intimidad.
Todo ejercicio de intimidad requiere apertura: saber abrirnos al otro con sinceridad y confianza es decisivo.
1. La unión emocional
La intimidad emocional tiene como principal sustrato la empatía. Es un reconocimiento mutuo, es dar presencia a la otra persona y reconocer lo que siente, lo que necesita y lo que expresa.
Para que este pegamento psicológico sea efectivo se necesita la validación. Dicha conexión no se logra con cualquiera y, para que se mantenga, se necesita de un trabajo cotidiano basado en el cariño y el reconocimiento.
2. La conjunción sexual
La intimidad sexual es decisiva en una relación de pareja. Es un tipo de dinámica conformada a base de deseos, fantasías y necesidades comúnmente satisfechas. Esta artesanía requiere de una comunicación sincera y de una complicidad mágica, para poder crear espacios seguros en los que disfrutar y crecer juntos.
3. La conexión intelectual
Entre los diversos tipos de intimidad, la intelectual es una de las más intensas y gratificantes. De hecho, puede darse el caso de que dispongamos con nuestra pareja de una buena conexión emocional y sexual, pero no la intelectual. Y esto puede mermar la relación en algunos casos.
Porque siempre es gratificante y estimulante contar con esa conjunción en la que compartir con alguien pensamientos, reflexiones, perspectivas teorías y filosóficas, y cómo no, disfrutar de conversaciones profundas.
4. La intimidad estética
Disfrutar de la música con nuestra pareja, de una exposición de arte con nuestro mejor amigo, del cine de autor con nuestra hermana, etc., son experiencias muy gratificante.
La estética o la belleza contenida en toda manifestación artística es una esfera muy importante en el ser humano. Tener a alguien con quien sumergirnos en estos universos también nos da la felicidad.
5. La conexión recreativa
Todos sabemos a quien llamar si queremos pasar un buen rato. Hay personas con las que nos reímos de todo y de nada, figuras con las que disfrutamos de manera intensa de cualquier escapada, cualquier instante sin trascendencia.
No sabemos muy bien por qué, pero a veces construimos con determinadas figuras un tipo de intimidad que alivia el estrés y nos permite sacar una carcajada a cualquier problema.
Reír, divertirnos juntos, bromear, trazar planes, viajar, ilusionarnos por unas metas comunes, disfrutar de los instantes más simples… Todo ello conforma un tipo de intimidad tan mágica como necesaria en toda relación.
6. La intimidad vital o existencial
Otro de los tipos de intimidad más interesantes y de las que no se habla demasiado, es la vital o existencial. ¿Qué perspectivas, objetivos a largo plazo y propósitos tienes? ¿Están en armonía con los de tu pareja? ¿Tienes unas amistades con quien compartes unas mismas perspectivas profesionales o personales?
Nuestro día a día se vuelve más significativo si tenemos a una serie de personas con quienes sintonizar en estas dimensiones, para compartir preocupaciones, miedos e ilusiones.
7. La intimidad en momentos de crisis
Cuando la adversidad, los cambios y las crisis se cuelan en nuestra vida, es muy terapéutico disponer de una adecuada intimidad con alguien para lidiar con dichos problemas. No queremos que nos resuelvan esos desafíos. Lo que necesitamos es apoyo, comprensión, un espacio seguro en el que poder hablar, desahogar, pensar en estrategias de afrontamiento…
8. La intimidad comunicativa
Todos necesitamos poder hablar sin ser juzgados. También, mantener conversaciones con fluidez para reflexionar sobre todo y nada, en armonía, en complicidad y mediante una buena conexión emocional.
Disponer de una o varias personas con quienes disfrutar de una adecuada intimidad comunicativa es un ejercicio que contribuye al bienestar psicológico.
9. La espiritualidad, o el significado de la vida
La intimidad espiritual no se centra únicamente en el aspecto religioso. Tiene que ver con los significados vitales, con las creencias que alberguemos sobre el significado de nuestra existencia, del más allá, del ser humano en su relación con el mundo. Todos hemos pensado en estas materias alguna vez. Y cada cual tiene su perspectiva, su teoría y sus creencias.
No siempre necesitamos coincidir en esta esfera con nuestra pareja, amigos o familia. Pero si logramos construir un lazo de intimidad y compartir con respeto visiones y creencias, ganaremos en equilibrio, paz interna y felicidad.
Para concluir, todos necesitamos de este tejido para que nuestras relaciones tengan sentido. Es una artesanía que requiere de una gran responsabilidad y de un trabajo constante. Porque todo lo que se ama debe cuidarse.