La violencia de género es sensible a muchos factores. Uno de los más relevantes es el apoyo social que pueda tener la víctima, una red en la que la familia suele jugar un papel determinante.
La violencia de género está atrayendo la mirada de los medios de comunicación, un hecho que potencialmente amplía el número de respuestas que podemos dar como sociedad, y como individuos.
Ahora bien, también cabe la posibilidad de que nos demos cuenta de que son las personas de nuestro entorno quienes están sufriendo las consecuencias del abuso, la vejación, la humillación, el maltrato físico u otras conductas que impliquen violencia física y psicológica.
También puede darse que como padres y madres nos demos cuenta de que nuestra propia hija es víctima de violencia de género. En este artículo, vamos a reflexionar qué podemos hacer ante estos casos.
La importancia de la prevención
Recientemente, el Gobierno de La Rioja ha publicado una guía: la guía de la sensibilización y la prevención sobre violencia de género dirigida a las familias. En esta guía se subraya la importancia de la prevención. Es clave. Evitar que la situación de violencia vaya a más (espiral de la violencia) es vital para que los abusos cesen y la persona pueda reconstruir su mundo.
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En este sentido, la guía lanza algunas recomendaciones:
“La macroencuesta sobre violencia de género realizada en el 2019 arroja que cerca del 72 % de las mujeres con edades comprendidas entre los 16 y los 24 experimentan algún tipo de violencia”.
-Estela Pavón-
Cuéntalo
Puede que tu hija todavía no se haya atrevido a compartirlo. Si esto es así, la guía recomienda que los propios padres sean quienes contacten con dispositivos más especializados para pedir información. A este respecto, en España se encuentran disponibles números de teléfono públicos, como el 016, en el que cualquier mujer puede pedir ayuda.
La mayoría de adolescentes se sienten inferiores a su grupo normativo. Además, están en momento clave para la construcción de su identidad, lo que puede abrumarles. El motor que guía a muchos adolescentes es la necesidad de afirmar quiénes son, qué quieren y a dónde quieren llegar. Por eso, puede ocurrir que a muchas adolescentes les cueste hablar sobre la violencia que pueden estar sufriendo por parte de sus parejas.
Construye
Los padres pueden ser extraordinarios refugios de seguridad; sin embargo, hay más puertos seguros que pueden constituir una verdadera red. En este sentido, imagina una red de pesca: es fuerte y puede sostener grandes pesos. Esta red la constituye la familia, pero también las amistades, el instituto, las autoridades y los centros sanitarios.
“El objetivo es ayudar a la víctima a que rompa el vínculo traumático que la mantiene en una relación violenta y se aleje definitivamente del maltratador”.
-Estela Pavón-
Escucha
En otras ocasiones puede ser la propia adolescente quien lo cuente. Este es un momento importante: nos está pidiendo ayuda, y además es un momento en el que es receptiva a la ayuda que le podamos prestar.
Si nos encontramos en esta situación, es importante aceptar lo que cuenta sin valorarlo, sin juzgarlo. Presionar para que aporte un mayor nivel de detalle a la información que nos está dando puede ser contraproducente.
Aquí, la velocidad es la clave. Cuanto antes se contacte con dispositivos que ofrezcan ayuda de calidad, mejor. En casos en los que la adolescente viva fuera del domicilio familiar, es interesante abrirle las puertas del hogar, una vez más. Hablamos de un importante motor para el cambio.
Denuncia
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es importante, entre todos, acompañar a la adolescente en su proceso. Mediante el acompañamiento se pueden establecer protocolos que sirvan de base en situaciones difíciles, como por ejemplo proporcionarle los números de teléfono con los que contactar con servicios especializados de ayuda.
La comunicación es un factor relevante. Poder hablar con la menor de manera regular puede ser una válvula liberadora de presión, tanto para ella como para los familiares y las amistades. Esto también sirve para detectar signos de alarma ante los que indudablemente se debe actuar.
Establecer palabras clave ante las que estar alerta es una buena opción y permite tanto a la adolescente comunicarse como a los familiares comprender el mensaje. Las palabras clave tienen el objetivo de que el agresor desconozca qué está queriendo decirse.
Si eres padre o madre y tu hija es víctima de violencia de género: cuéntalo. Valora el pedir ayuda.
“Si existe riesgo para su integridad física, hay que denunciar. Además, solicitar ayuda profesional para que pueda recuperarse del daño es imprescindible”.
-Estela Pavón-