¿Qué son las falsas necesidades y cómo identificarlas?

¿Todo lo que deseamos realmente lo necesitamos? ¿Todo lo que compramos es esencial e imprescindible? En la creación de las necesidades falsas son determinantes los medios de comunicación y la publicidad.

En la actualidad, donde vivimos inmersos en el hiperconsumo y las presiones sociales, es crucial tener una mirada crítica frente a las falsas necesidades que afectan nuestro bienestar. Mediante ellas, adquirimos cosas que no necesitamos para aparentar, en ocasiones, lo que no somos.

¿Cómo podemos identificarlas y qué podemos hacer antes ellas? En este artículo, aprenderemos a diferenciar una necesidad falsa de otra verdadera y brindaremos una serie de pautas para afrontarla. Además, expondremos cuáles son sus efectos negativos sobre la vida.

¿Qué son las falsas necesidades?

Son producto de las expectativas sociales y las demandas del mercado, el consumo y la publicidad. Aunque se sienten y perciben como inevitables y esenciales, no son más que una imposición fabricada y extendida por los medios de comunicación y las redes sociales.

A través de la internalización de los valores de las sociedades de hiperconsumo y los principios de la moda, las personas asumen que las necesidades falsas son una parte vital de su existencia, que deben satisfacer a toda costa. Por eso, se sienten tentadas y obligadas a cambiar cada año de teléfono móvil, aunque el anterior esté en perfecto estado.

Esta dinámica de deseos que lanza a los individuos a una búsqueda constante de bienes y servicios no suple una necesidad auténtica ni aumenta el bienestar a largo plazo. Al contrario, produce una sensación de vacío e insatisfacción que promueve aún más las necesidades falsas y el consumo en general.

Características de las falsas necesidades

Para esclarecer más este fenómeno, presentaremos una serie de características típicas de las necesidades que no son esenciales, pero que la mayoría de las personas asume como vitales:

  • Requieren de satisfacción constante: su satisfacción es efímera. La persona siente un alivio momentáneo al cumplir sus demandas.
  • Son artificiales: se basan en la manipulación y son desarrolladas por el mercado para incrementar el consumo. Están a favor de los intereses de unos pocos y no son esenciales para la vida.
  • Tienen influencia externa: están influenciadas por agentes externos, como la publicidad, las redes sociales y los medios de comunicación. Son implantadas mediante la persuasión y se hacen pasar como indispensables.
  • Afectan la toma de decisiones: al igual que las verdaderas, las falsas necesidades influyen en las elecciones, pero la diferencia está en que aquellas que no son fundamentales ni vitales desvían a las personas de sus valores personales y de su esencia.
  • Desconectan al sujeto de su yo auténtico: como no reflejan necesidades o deseos verdaderos y se basan en una idealización, no son capaces de alinear al individuo con lo que es en realidad. Más bien, lo alejan de su esencia, de lo que en verdad desea, siente, anhela y sueña.

Origen de las necesidades falsas

Desde el punto de vista de la psicología, las falsas necesidades aparecen, entre otras razones, debido a la aceptación y reproducción de normas y expectativas sociales. Estas se transmiten, ya sea de manera implícita o explícita, mediante los grupos de pares, los medios de comunicación masivos, la educación, las dinámicas comunitarias, entre otros.

Las sociedades son capaces de delimitar lo que es necesario y lo que no, en determinado momento.

Por ejemplo, pueden establecer que las riquezas, el poder y el consumo son esenciales para una vida en comunidad, para la autorrealización y el bienestar. Pese a esto, se trata de elementos fundamentales para la reafirmación del hiperconsumo y la economía de mercado.

La publicidad y los medios de comunicación son cruciales para la difusión y creación de falsas necesidades. La continua divulgación de imágenes y mensajes mediante películas, series, libros, revistas y demás consolidan una imagen ideal del hombre moderno, que invita a las personas a suplir necesidades impuestas para alcanzar la mejor versión de sí mismas.

Las redes sociales intensifican todo lo anterior y ejercen también una presión constante sobre los internautas para que se esfuercen en satisfacer necesidades que, a largo plazo, no son relevantes y que solo los aliena. Todo esto produce una distorsión en la percepción, donde no se sabe qué es lo que en realidad es importante y lo que no: lo necesario y lo innecesario.

Diferencias entre necesidades verdaderas y necesidades falsas

Las necesidades verdaderas son indispensables para la supervivencia y el bienestar emocional y físico. Ejemplos de ellas son la alimentación, el agua, el refugio, la seguridad y el afecto. Son universales y cruciales para el desarrollo del individuo.

Estas necesidades se ilustran muy bien en la pirámide de Maslow, donde se jerarquiza aquello que es esencial para el ser humano. En ella, el autor dispone en la base el aspecto fisiológico, la seguridad, las necesidades sociales, la afiliación y la autorrealización.

En cambio, las falsas necesidades no son esenciales para la vida y son el producto de la presión social y la cultura de consumo. Por ejemplo, querer cambiar de vehículo cada determinado tiempo, de comprar el dispositivo electrónico más moderno, de seguir la moda y adquirir bienes lujosos.

Así pues, la diferencia clave entre ambas es su origen. Por su parte, las básicas tienen su fundamento en requerimientos intrínsecos y vitales para el bienestar, las falsas son resultado de construcciones sociales mediadas por el mercado y las expectativas sociales.

Cómo identificar las falsas necesidades

Para hacerlo, se debe reflexionar sobre la conducta, los deseos, los sentimientos y los impulsos. Por lo tanto, es imprescindible desarrollar una mayor autoconsciencia y autoconocimiento. Asimismo, se debe tener más autocontrol psicológico para no ceder a la tentación de satisfacer estas necesidades. Veamos algunas formas con las que puedes empezar a reconocerlas.

1. Reflexiona sobre tus motivaciones

Piensa en la necesidad que sientes y pregúntate si de verdad mejora tu bienestar o si solo es una forma de responder ante las expectativas sociales o la publicidad. Antes de comprar ese teléfono móvil, por ejemplo, piensa si tu deseo de tenerlo se debe a una tendencia del momento.

2. Distingue entre «querer» y «necesitar»

Muchas de las cosas que crees necesitar, en realidad, las quieres. Una manera muy efectiva de diferenciar entre ambos conceptos es hacer una lista de las cosas que crees necesitar y luego preguntarte si podrías vivir sin ellas.

3. Establece tiempos de espera

El deseo del momento y las ganas pueden hacer pasar un gusto por una necesidad. Tómate unos días o unas horas para que el entusiasmo disminuya. Si es una necesidad falsa, verás que con el tiempo baja su intensidad e, incluso, puede que ya no la desees satisfacer.

Esto no pasa con las necesidades básicas, por ejemplo, con la alimentación. Cuando tienes hambre, no dejas de sentirla hasta que comes. Las falsas van y vienen.

4. Evalúa el impacto a largo plazo

Otra forma de identificar este tipo de necesidades es indagar su efecto a largo plazo. Pregúntate qué ocurriría si la satisfaces de inmediato y qué impacto tendrá en tu proyecto de vida y en bienestar físico y mental.

Las necesidades falsas no suelen generar una satisfacción mayor a largo plazo ni tampoco suelen tener beneficios que se extienden en el tiempo. Casi siempre generan alivio momentáneo y dan una felicidad pasajera.

5. Aprende sobre el consumo y el marketing

Adquirir conocimientos sobre cómo funciona el mercado y las estrategias que usa para persuadir puede ayudarte a no caer en sus dinámicas y ser más crítico con las necesidades y deseos que experimentes. Además, al conocer sus artimañas, sabrás qué necesidades surgen de ella.

Consecuencias de las falsas necesidades

Sus efectos negativos pueden manifestarse tanto a nivel personal como social. Veamos algunos de ellos, para tener en cuenta cómo afecta a la salud mental, las finanzas personales y hasta al planeta.

Gastos económicos excesivos

Por lo general, generan gastos innecesarios y despilfarro financiero. En consecuencia, la persona termina usando el dinero con el que podría cubrir necesidades básicas (como la alimentación) para satisfacer sus falsas necesidades.

Insatisfacción

Como hemos mencionado, satisfacer estas necesidades genera más insatisfacción, ya que con ella no se puede adquirir la felicidad. Su esencia es ser efímeras para posibilitar el consumo de nuevas cosas y experiencias. Esta falta de satisfacción constante puede estresar a las personas y afectar su salud mental y su estabilidad económica.

Impacto ambiental

Las necesidades falsas llevan a un consumismo excesivo que puede afectar el ecosistema. Esto es así ya que los desechos de bienes innecesarios pueden contaminar el ambiente. Además, agotamos los recursos naturales para producir, vender y comprar cosas que en realidad no se necesitan.

Hábitos no saludables

La satisfacción de necesidades falsas puede generar hábitos poco saludables como las compras compulsivas, el despilfarro de dinero o el consumo excesivo de sustancias. También puede producir dependencia en la atención que se obtiene gracias al lujo o el estatus que brindan ciertos bienes de consumo.

Cómo afrontar las necesidades falsas

Teniendo en cuenta las sociedades en las que vivimos, resulta casi imposible deshacerse de este tipo de necesidades. Lo que sí se puede hacer es lidiar con ellas de otro modo. A continuación, te compartimos algunas recomendaciones.

1. Identifica tus necesidades

Escribe una lista de aquellas necesidades que consideras que son falsas y luego cuestiónalas. Analiza cada elemento de la lista y piensa en su valor funcional y emocional. Después, intenta guiarte por el valor de uso (funcional) del objeto.

Por ejemplo, en la actualidad, es casi imposible no tener un móvil por razones laborales, pero la «necesidad» de tener el último modelo es muy discutible. Cualquier smartphone puede ayudarte a estar comunicado (valor de uso) sin la necesidad de adquirir el más costoso del mercado (valor emocional o simbólico).

2. Define tus prioridades

Cuando sientas la necesidad de adquirir algo innecesario, intenta darle mayor relevancia a tus verdaderas necesidades. Céntrate en tus metas y en ahorrar para tu fondo de emergencia, por ejemplo. Si sabes que aquello no le va a aportar mucho a tu proyecto de vida, intenta no invertir en ello y destina tus recursos a lo que quieres y que le hace mayor bien a tu vida.

3. Haz ejercicios de respiración

Acepta lo que sientes y realiza un par de respiraciones diafragmáticas para atenuar un poco el impulso de satisfacer esa necesidad. No luches ni te resistas a sentirla, más bien, obsérvala y respira con tranquilidad, pero sin ceder ante ella.

4. Centra tu atención en actividades que te gusten

Distraerte en otra cosa puede ayudarte mucho a corto plazo, cuando el deseo es irresistible. Haz una actividad saludable que te guste mucho, como salir a caminar, trotar o practicar algún deporte. Asimismo, puedes escribir, cantar, bailar, hacer teatro o dibujar.

5. Agradece por lo que tienes

En ocasiones, por estar sumergido en una lucha por conseguir lo que no necesitas olvidas lo que ya tienes. Volver a las cosas que posees y mirarlas con agradecimiento puede ayudarte a desestimar la idea de cambiarlas por otras que no requieres. Fomentar la gratitud es clave para luchar contra el consumismo desenfrenado.

Vivir de manera más crítica

Las necesidades que no son verdaderas son todo un desafío para las personas que intentan alejarse de ellas. En este texto, hemos brindado varias recomendaciones que no solo permiten identificarlas y diferenciarlas de las que son esenciales, sino que también sirven para afrontarlas.

Saber lidiar con ellas es crucial para gozar de una mejor salud mental y física, así como para tener una relación más sana con el mundo, nosotros mismos y los demás. Al asumir una actitud más reflexiva, consciente y crítica, somos capaces de vencer las presiones del mercado por adquirir cosas que no necesitamos y que, a largo plazo, nos alejan de nuestra esencia.

José Padilla.

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