Hace no tantos años, la ciencia era un mundo de hombres. Hubo muchas mujeres que consiguieron acceder a ella, pero no sin empeño y esfuerzo. Un empeño y esfuerzo que en ningún momento necesitaron sus compañeros masculinos. Con el tiempo, se les fue permitiendo acceder a las universidades, especialmente en carreras como la medicina. Al fin y al cabo, los cuidados a otras personas siempre se han asociado con las mujeres. Si iban a estudiar ciencia, mejor que fuera eso. Hoy en día sigue habiendo sesgos en algunas carreras, pero el acceso es totalmente libre. Hay tanto médicos como médicas, aunque, según en qué especialidad, unos géneros abundan más que otros. Ahora bien, ¿hay un género que se desempeñe mejor en la medicina? ¿Médicos o médicas?
Según algunos estudios, las personas atendidas por médicas tienen menos probabilidad de morir o recaer en sus enfermedades. Esto puede parecer un sesgo en dirección contraria. En el pasado se pensaba que los hombres eran mejores para las ciencias, incluyendo la medicina, pero ahora parece que las mujeres son mejores médicas. ¿Es cierto o de nuevo se trata de algún tipo de discriminación?
Lo cierto es que los estudios, bastante abundantes, se ciñen a los datos. Es una realidad que, por lo general, los pacientes tratados por médicas evolucionan mejor. Al menos en los países occidentales. En lugares como Japón o el continente africano los resultados son distintos. No porque las médicas sean peores, sino porque los pacientes tienden a preferir a los hombres. Dejando eso a un lado y centrándonos en países en los que se dan las mismas oportunidades a los médicos que a las médicas, los datos hablan a favor de las segundas. Veamos cuáles pueden ser los motivos.
¿Son mejores las médicas?
Un estudio publicado recientemente en Estados Unidos analiza tanto la mortalidad como la probabilidad de reingresar en el hospital en los 30 días posteriores al alta de 800.000 pacientes atendidos por médicos y médicas.
Todos estos pacientes pertenecían al Medicare, un seguro en el que se incluyen personas mayores de 65 años, pacientes más jóvenes con enfermedades graves o enfermos renales terminales. Tras su ingreso en el hospital y la atención por parte de médicos y médicas intensivistas, se analizó su evolución y se llegó a una conclusión interesante.
Las pacientes femeninas atendidas por médicas tuvieron una mortalidad del 8,15%, mientras que con los médicos fue del 8,38%. En el caso de los pacientes masculinos, las mortalidades fueron del 10,15% y el 10,23% respectivamente. No son diferencias abismales, pero sí significativas. Además, apuntan a que las pacientes femeninas se ven aún más beneficiadas de ser atendidas por médicas.
En cuanto a la probabilidad de reingreso, para las pacientes fue de un 15,5% si las atendieron médicas y de un 16,05% cuando sus médicos eran masculinos. Para los pacientes, las probabilidades de reingreso fueron del 15,65% con médicas y del 15,87% con médicos. De nuevo, es una diferencia significativa, que beneficia aún más a las mujeres.
Los resultados se mantienen con las cirujanas
Existen varios estudios similares en los que se analiza la evolución de pacientes atendidos por cirujanos y cirujanas y los resultados no son muy diferentes. Por ejemplo, en un estudio publicado en 2017 se observó que los pacientes operados por mujeres tienen un 12% menos de riesgo de morir.
Más tarde, en 2023, otro estudio sacó a la luz que la probabilidad de resultados postoperatorios adversos es significativamente menor cuando ha sido una cirujana la que ha dirigido la operación.
¿A qué se debe?
Hay varias hipótesis que podrían explicar estos resultados. Una la aportó en 2002 la periodista sanitaria Janice Hopkins Tanne en una revisión de 23.000 estudios observacionales que incluían a 900 médicos y más de 3.700 pacientes.
En estos estudios se analizaba tanto el tiempo de atención como las habilidades comunicativas de médicos y médicas. Así, se vio que las médicas solían atender a los pacientes durante más tiempo y además tendían a comunicarse mejor con ellos. No hubo diferencias en los diagnósticos ni en los conocimientos médicos. Pero sí que se involucraron más con los pacientes, asegurándose de que lo entendían todo bien y dándoles una atención más individualizada.
Esto ayuda a que los pacientes se sientan más seguros a la hora de explicar sus síntomas y, además, sigan más adecuadamente los tratamientos. Por otro lado, los autores del estudio que se ha publicado recientemente añaden a esto el hecho de que los pacientes suelen tener menos vergüenza cuando se comunican con mujeres.
Las médicas quitan menos importancia al dolor de las mujeres
Son muchos los estudios que demuestran que algunos médicos restan importancia al sufrimiento femenino. Esto puede ocurrir tanto con médicos como con médicas, pero es más habitual con los primeros, por razones obvias. Por eso, se puede ver que las mujeres son las que se ven más beneficiadas de la atención femenina.
¿Y si no fuese una cuestión de género?
En 2021, el periodista sanitario canadiense Greg Basky publicó una investigación similar a las anteriores, en la que encontró otro factor importante. Observó que, efectivamente, los resultados de los pacientes atendidos por médicas eran mejores. Pero también vio que, si se hacía distinción por edad, en general los resultados eran mejores con galenos más jóvenes.
Muchos médicos mayores, aun teniendo más experiencia, están desactualizados con respecto a las investigaciones más actuales. Por eso, pueden llegar a cometer más errores. Como hemos visto, en el pasado era mucho más difícil que las mujeres estudiasen. La medicina era de las pocas carreras que no se les vetaban, pero aun así fue difícil llegar hasta ahí. Hoy en día, en cambio, con las mismas posibilidades para todo el mundo, es una carrera con una alta proporción de estudiantes femeninas. Por eso, buena parte de los médicos más jóvenes son mujeres. Eso indicaría, según este estudio, que los mejores resultados con los pacientes no son una cuestión de género, sino de edad.
Sea como sea, nadie dice que los médicos masculinos o mayores sean malos profesionales. Esto es solo una cuestión de estadística. Pero una cuestión de estadística que indica que si históricamente todos hubiésemos tenido las mismas oportunidades el mayor beneficio habría sido para la sociedad.