El ser humano tiene el potencial de causar terror. El horror de los actos que la humanidad ha cometido a lo largo de su historia ha sido objeto de numerosas investigaciones. ¿Somos malos por naturaleza? ¿Cuáles son las características de quienes ejercen el mal?
Maldad ha habido siempre y siempre habrá. En este sentido, nos preguntamos: ¿cómo es la anatomía de la oscuridad humana? La respuesta necesariamente parte del hecho de que el hombre, desde que pisa la tierra, siempre ha ejercido la violencia. Existe violencia en la supervivencia y también se ejerce para controlar el poder y, en contraparte, para sublevarse contra el abuso y el dominio de tiranos.
Cabe reflexionar sobre si la agresión es sinónimo de la maldad o si la maldad implica una motivación más elaborada. En este sentido, los etólogos, que son las personas que estudian las conductas que están presentes desde el nacimiento (las conductas innatas), sostienen que el instinto agresivo tiene un carácter de supervivencia y, como tal, dista de ser negativo para la especie.
¿Qué es el mal?
Para el Dr. Huneuss, el mal es tratar a un ser humano sin respetar lo que lo hace humano: su humanidad. La conducta maligna se basa en dos supuestos clave:
- La situación que se acepta, con una víctima a la que se considera débil, incompetente o inferior. Esta construcción mental motiva que se le trate como objetos.
- La suposición de que la víctima, que ha sido despojada de su humanidad, constituye una amenaza para la propia seguridad física y psicológica del maltratador, de manera que cualquier conducta que implique daño o destrucción a la víctima queda justificada.
“Esta definición del mal presupone que el maltratador tiene la capacidad de comprender las consecuencias de sus acciones y, considerado así, se puede definir el mal como la imposición deliberada de un sufrimiento cruel y doloroso a otro ser humano”.
-Huneuss-
En el artículo que hoy traemos vamos a hablar con mayor especificidad acerca del mal que es ejercido por y en el grupo; así como de quienes lo ejercen: los torturadores.
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El mal grupal
Para el psicólogo Stanley Milgram, los humanos tienen el potencial de ejercer el mal y desconectar del dolor de los remordimientos.
Sesgo de conformidad
Milgram puso en marcha la investigación más icónica sobre la maldad. La llevó a cabo en la Universidad de Yale. Su inquietud era encontrar razones que justificaran que la mayor parte de Alemania se pusiera de parte del nazismo, y que muchos llegaran a hacer las barbaridades que hicieron.
La investigación dio forma al llamado sesgo de la conformidad. En este sentido, el sesgo de conformidad se define como la tendencia que tenemos las personas de actuar como lo hacen quienes nos rodean, en vez de seguir los dictámenes de nuestros valores.
Los resultados de Milgram
La teoría de Milgram diferencia dos estados psicológicos para responder a por qué hay individuos que ejercen el mal dentro de un grupo:
- El estado de autonomía explica el hecho de que las personas se sientan responsables de sus actos y utilizan su propia conciencia como guía de comportamientos.
- Por el contrario, las personas bajo el influjo del estado agéntico consideran que, al formar parte de una jerarquía, las autoridades son las que tienen que responsabilizarse de sus actos (aunque quienes hayan maltratado, herido o matado sean ellos mismos) porque las órdenes de las autoridades actúan como una guía de acción correcta.
“El concepto de estado agéntico implica que en las personas se produce un cambio de autopercepción, una reorientación cognitiva que tiene lugar cuando ocupan un rol dentro de un grupo”.
-Canto-Ortiz-
¿Qué formación reciben los torturadores?
La anatomía de la oscuridad humana se vuelve una especialidad a entrenar en casos de guerra y como consecuencia de la ambición de los gobiernos.
La fuerza, la resistencia y la inteligencia parecen ser obligaciones intrínsecas al cargo. A este respecto, las cualidades más buscadas, según los expertos Isella y Huneuss son las siguientes:
- Sumisión a las figuras de autoridad. El objetivo es que sean capaces de alcanzar el estado agéntico.
- Que provengan de un estilo convencional de vida con creencias en que las tradiciones son importantes.
- La perseverancia y la capacidad de soportar un entrenamiento que, con frecuencia, es brutal.
- Virtud o creencia de que lo que hacen es lo moralmente correcto.
- Temor a la intimidación por parte de sus superiores.
En conclusión, el mal puede ser ejercido de manera individual y grupal e implica despojar a las víctimas de las condiciones que la convierten en iguales al resto, arrancándolas de su alma la humanidad.
“A pesar de lo anterior, es poco probable que encontremos personas completamente monstruosas y carentes de todo valor humano en su modo de ser. Lo más probable es que encontremos en toda sociedad estrato, grupo y comunidad personas que comparten muchos valores humanos con nosotros”.
-Katz-