Intel se encuentra en uno de los peores momentos de su historia como compañía. Con miles de despidos y las acciones a la baja, el gigante tecnológico anunció una restructuración para recuperar el camino. Curiosamente, hoy se sabe que Intel pudo invertir en OpenAI en un momento clave, una decisión que habría catapultado su valor de mercado a niveles insospechados.
De acuerdo con un reporte de Reuters, ejecutivos de Intel y OpenAI se reunieron entre 2017 y 2018 para negociar una posible asociación. OpenAI buscaba reducir la dependencia a NVIDIA, por lo que veía en Intel a un socio confiable que le permitiría construir su propia infraestructura.
Las fuentes indican que OpenAI ofreció vender el 15 % de la empresa a cambio de 1.000 millones de dólares en efectivo. El trato aseguraba un 15 % de participación adicional si fabricaba hardware para la compañía de IA y se lo vendía a precio de coste. En pocas palabras, Intel pudo hacerse con el 30 % de OpenAI, pero rechazó la propuesta porque no veía futuro en la IA.
¿Por qué Intel no invirtió en OpenAI?
El reporte menciona que Bob Swan, director ejecutivo de Intel, rechazó el acuerdo porque no veía futuro en la IA. Swan pensó que los modelos de lenguaje no llegarían al mercado en el corto plazo, por lo que no recuperaría la inversión. A eso se suma que Intel tampoco quería fabricar productos al coste para OpenAI, por lo que las negociaciones entre ambos fracasaron.
Si bien es sencillo señalar el error de Intel, en ese tiempo nadie anticipaba que OpenAI explotaría en popularidad. El debut de ChatGPT fue suficiente para convertirse en el referente de la inteligencia artificial y provocar que Google y otras compañías reajustaran sus planes para no quedar rezagadas.
Otro punto clave es que Intel se encontraba en una situación complicada durante esos años. El fabricante venía de anunciar un retraso en la transición a los chips de 10 nanómetros, abriendo a puerta a otras fundidoras como TSMC y Samsung. Por si fuera poco, AMD anunció su microarquitectura Zen con los procesadores Ryzen en 2017, asestando un duro golpe a Intel en el segmento profesional y de consumo.
Bajo estas circunstancias es fácil pensar que Intel no se arriesgaría con una inversión de 1.000 millones de dólares. Bob Swan fungía como director financiero de la empresa y tomó el cargo de CEO luego del escándalo de Brian Krzanich. A juzgar por las fechas, es un hecho que Swan fue responsable de que no se cerrara el acuerdo con OpenAI.
Un año después, Microsoft tomó el relevo e invirtió 1.000 millones de dólares en OpenAI con el objetivo de potenciar el desarrollo de la IA. La tecnológica no quería arriesgarse a otra situación como la de Windows Mobile y el iPhone, por lo que no dudó en abrir la billetera.