Durante la mayor parte de mi vida, la idea de establecer un presupuesto personal y ceñirme a él me parecía imposible. Solía preparar un borrador de cuánto quería gastar durante el mes siguiente, tenía un plan vago en mente y luego, terminaba olvidándome del presupuesto tan solo unos días después.
Uno de mis principales objetivos para este año era superar ese mal hábito y tomarme el presupuesto más en serio. Investigué los mejores trucos y consejos de otras personas —como usar una hoja de cálculo destinada al presupuesto, guardar el dinero en sobres para el mes y pagar las cosas solo con efectivo—, pero aún desconfiaba de que alguno de esos enfoques se me quedara grabado.
Le comenté esto a una amiga que es madre de tres hijos y se enorgullece de ser fiel a su presupuesto. Me sentó, me mostró su proceso y me inculcó cinco técnicas que he puesto en práctica.
¿El resultado? Me he mantenido dentro del presupuesto todos los meses de este año e incluso encontré formas de ahorrar 1000 euros adicionales al mes. A continuación, conoce todas las técnicas que me han funcionado, inspiradas por los valiosos consejos de esa amiga.
1. Sé realista
Uno de los grandes errores que cometía con frecuencia cuando intentaba hacer un presupuesto era prometerme gastar una determinada cantidad cada mes, lo cual no era realista. Siempre era al menos un 25 % menos de lo que había gastado en los meses anteriores.
En lugar de intentar corregir dos hábitos —gastar de más y no ceñirme a un presupuesto—, mi amiga me enseñó a elegir un solo objetivo a la vez. Establecer un presupuesto alineado con tu gasto actual es una buena forma de ponerte en marcha y organizarte. Después de eso, puedes ajustar el presupuesto para reducir el gasto en ciertas categorías y ayudarte a ahorrar más.
No solo hice eso, sino que también me aseguré de planificar mi presupuesto en función de lo que sabía que surgiría ese mes. Por eso, es flexible y varía cada mes. Algunos meses, gasto más y ahorro menos, y otros, hago lo contrario.
2. Actualízalo con regularidad
El arte de crear un presupuesto no es solo un proceso, también es algo que puede llevar mucho tiempo. Incluso si utilizas la hoja de cálculo de presupuesto de otra persona, tienes que ajustar las categorías en función de lo que se aplica a ti y también auditar tus gastos para saber cómo personalizar el plan para ti.
En cuanto me ponía a ello, solía abandonar el presupuesto unos días después.
En cambio, actualizar mi presupuesto y hacer un seguimiento de mis gastos se ha convertido en una práctica diaria. Todas las noches, después de la cena, me siento con mi hoja de cálculo de Excel, anoto lo que gasté ese día y analizo cómo se ven mis gastos del mes.
Esto me ayuda a estar más consciente y en sintonía con lo que sucede en el ámbito financiero y a no sorprenderme ni escandalizarme al final de la semana por alguna compra que no planifiqué adecuadamente.
3. Está bien mover el dinero
Siempre pensé que el secreto para no salirse del presupuesto era asegurarse de ser muy estricto. Mi amiga me enseñó a mirar los gastos semana a semana y ver qué categorías necesitan ser ajustadas.
Digamos que gastas de más en la categoría de comida, pero has estado gastando de menos en la categoría de ropa. Puedes mover dinero de una categoría a la otra.
Todos los domingos me siento y muevo el dinero asignado según mis necesidades de gasto para ese mes. La lección: sé estricto con la cantidad que has presupuestado para ese mes, pero sé más informal en cuanto a dónde va exactamente ese dinero.
4. Planifica los gastos inesperados
Nunca tuve una categoría destinada al fondo de emergencia en mi presupuesto, así que cada vez que sucedía algo que no había planeado —una factura médica o una reparación en el hogar— me frustraba y abandonaba el presupuesto.
Aunque no podemos predecir los acontecimientos o imprevistos, reservar unos cientos de euros para cualquier gasto inesperado o de último momento puede ayudarte a mantenerte fiel a tu presupuesto.
Desde que hago eso, ya no siento tanta presión y ansiedad si sucede algo que no tenía planeado. Simplemente, saco el dinero de esa categoría de emergencia y complemento el resto de ese gasto con mi fondo de emergencia general.
5. Aprende a decir no
Tener un presupuesto te permite saber cuánto puedes gastar ese mes en todo, desde la alimentación hasta actividades con amigos. Tener este tipo de estructura me ha permitido saber de antemano qué puedo aceptar y qué puedo rechazar.
Ahora me resulta mucho más fácil decir que no a las cosas con anticipación —ya sean eventos, un happy hour o viajes de fin de semana—. Si no lo incluí y no puedo hacer que funcione ese mes reduciendo el gasto en otras categorías, es un no. Este truco me ayuda a ahorrar dinero durante todo el año y a no ceder ante gastos adicionales que son «buenos de tener», pero no imprescindibles.