7 lecciones de felicidad que deberías aprender de tu perro

Los perros llevan siendo los mejores amigos del hombre desde al menos hace 15.000 años, número que algunas teorías recientes retrasan hasta 40.000 años atrás.

Estos mamíferos sueñan parecido a ti y su cerebro se parece al del ser humano más de lo que se creía: son capaces de resolver problemas sociales, comprenden varios cientos de palabras y gestos, se comunican contigo por expresiones faciales, saben realizar cálculos simples y entienden tu entonación.

Los perros también pasan procesos de duelo, sienten angustia y depresión y quieren a sus familias. No son meras sospechas, sino un buen puñado de datos recabados por las últimas investigaciones científicas.

Además, desde el punto de vista de la psicología, hay muchas cosas que puedes aprender de tu perro. Desde Psychology Today, Care algunas de estas valiosas lecciones vitales.



7 lecciones que puedes aprender de tu perro

  • Encontrar la felicidad en las cosas pequeñas: Una mantita confortable, un juguete, un rayo de sol o un prado lleno de hierba para correr son motivos para desatar la alegría de tu perro en cuestión de segundos.
  • La alegría se asoma en cualquier rincón cotidiano: El momento de salir a pasear, apretujarse junto a ti en el sofá o celebrar cómo su cuenco se llena de pienso son suficientes para desatar una felicidad sencilla en cualquier chucho.
  • Eterna curiosidad: Como los niños, los animales tienen un sentido de la curiosidad que los hace abrirse al mundo que los rodea. Las hojas de los árboles, los pájaros o una tormenta mantienen su mente despierta y vivaz.
  • Complacerse con las necesidades básicas: Agua fresca, comida copiosa, dormir bien o tener cobijo también son las necesidades básicas humanas, pero es fácil perder el foco en una sociedad materialista, consumista y competitiva. Tu perro es el ejemplo de volver a disfrutar los placeres normales, de una sopa caliente,
  • Disfrutar de la repetición: Aunque la espontaneidad es buena, puedes aprender de tu perro lo positivo de la sensación de repetición y lo beneficioso de hacer algunas cosas todos los días. Acostarte y levantarte a la misma hora, cuidar los horarios de tus comidas o dar un paseo son claves para mejorar el bienestar físico y mental.
  • El juego como fin: Huyendo de la productividad, no hay nada mejor para combatir el fantasma de la depresión o ahuyentar la ansiedad que jugando, improvisando y disfrutando del ejercicio físico o intelectual de un deporte, una práctica creativa, reír con tus amigos o hacer una excursión.
  • Carpe diem: Para escapar de vivir siempre con un ojo puesto en el futuro, disfrutar del momento con plenitud es algo que puedes aprender de tu querida mascota. Nunca sabes cuándo será el último día que compartas con quienes más quieres, y el presente y tu cuerpo es lo único que tienes. Habítalos y disfrútalos mientras puedas.

Andrea Núñez-Torrón Stock

Deja una respuesta