Nuestro universo se rige por una serie de leyes que todos y cada uno de nosotros deberíamos conocer si de verdad estamos dispuestos a disfrutar de la abundancia que nos ofrece. Hoy te queremos hablar de una de ellas: la ley de la vibración.
Lo primero que debes entender es que el universo en el que vivimos está fundamentalmente vacío: es pura vibración.
La materia está compuesta de átomos y estos, a su vez, de electrones que giran a gran velocidad alrededor del átomo. Pero los átomos, en contra de lo que normalmente pensamos, están fundamentalmente vacíos.
Si leíste la entrada en la que te contamos por qué todo lo material tiene origen en lo inmaterial, la ley de la vibración no es más que otra evidencia de que ambos planos -lo físico y lo no físico- están absolutamente conectados.
Tanto es así, que incluso la comunidad científica sabe a día de hoy que nuestros pensamientos y sentimientos emiten vibraciones y que, por tanto, afectan directamente a la materia. De hecho, existe un libro absolutamente inspirador sobre este asunto que te recomendamos leer: “¿Y tú qué sabes?”
“Tenemos la costumbre de pensar que todo a nuestro alrededor es ya una cosa. Que existe sin mi participación, sin mi elección. Tienes que desterrar ese tipo de pensamiento. En vez de eso, tienes que reconocer que el mundo material a nuestro alrededor […] no son nada mas que posibles movimientos del estado consciente”.
La realidad es que todo lo que ves ahora mismo a tu alrededor está compuesto de átomos que en su esencia no son más que energía que emite una vibración determinada.
Esas vibraciones que emite cada persona u objeto se encuentran entre si y se afectan y aquellas que vibran en la misma frecuencia se acaban atrayendo.
Y por ello podemos extraer un primer principio de abundancia en relación con la ley de la vibración: lo semejante atrae lo semejante. Ergo, atraes lo que eres.
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No sólo son importantes los pensamientos que tenemos, sino sobre todo las emociones con las que nos comportamos, porque emiten vibraciones que atraen circunstancias y personas que vibran en la misma frecuencia. Por eso hay personas, entornos, grupos, canciones, alimentos, empresas o barrios de alta y de baja vibración: porque las energías similares se atraen y esto es algo que percibimos en cuanto entramos en contacto con cualquier persona o grupo. Y cuanto más consciente seas, antes y más agudamente percibirás esta vibración.
La vida no es más que un enorme espejo que tiene una correspondencia perfecta entre la vibración que emites y aquello que experimentas en el plano de lo físico. En el caso de que no haya correspondencia vibracional entre tus emociones y el plano de lo físico, con el tiempo una de las dos vibraciones acabará por imponerse y así o cambiará tu realidad o cambiarán tus emociones…
Y ahora que ya entiendes cómo funciona la ley de la vibración, compartimos contigo tres ejercicios que te ayudarán a controlar tus vibraciones y generar la abundancia que necesitas:
Dieta hipoinformativa. Si quieres convertirte en una persona con criterio, es fundamental que abandones la idea de exponerte de manera indiscriminada a la información que te quieren hacer llegar.
Los contenidos de los medios de comunicación están compuestos fundamentalmente de tragedias, desastres, robos, engaños, declaraciones políticas vacías de verdad o de contenido y otro tipo de información negativa que afectarán a tu nivel vibracional y harán que atraigas aquello que realmente no quieres en tu vida.
Llevar una dieta hipoinformativa significa tomar consciencia de la información que recibes y aprender a escoger aquella que realmente te va a conducir al lugar que deseas. La información impactante y tóxica es altamente adictiva. Si de verdad quieres hacer algo por ti y por otras personas, emplea ese tiempo de mejor manera.
Aprende a alimentarte. Existe toda una industria empeñada en hacerte pensar que desayunar cereales con azúcar te llena de energía, que beber leche es fundamental o que no ingerir proteínas animales es perjudicial para tu salud.
Nada más lejos de la realidad, te sentirás absolutamente más saludable y rebosante de energía con una alimentación basada en alimentos vegetales poco o nada procesados. Además, aminorará la catástrofe medioambiental que supone tener millones de animales estabulados para satisfacer el capricho de comer animales cada día.
Practica el silencio. Pretender proyectar un objetivo o proyecto sin haber acumulado primero el nivel suficiente de vibración es algo parecido a una misión suicida. Sobretodo cuando lo compartes con personas que no vibran en la misma dirección…
El amor verdadero pasa por apoyar a otras personas antes que por opinar sobre sus vidas, pero hasta que esta idea se popularice lo suficiente, lo mejor será seguir guardando silencio al respecto de nuestras ideas o proyectos salvo con las personas que sabemos que en un acto de amor verdadero nos apoyarán incluso cuando nuestros deseos pueda parecer que interfieren con sus intereses u opiniones.
Por otra parte, permanecer en silencio al respecto de nuestras intenciones nos permite conectar con nuestra verdadera esencia, donde tenemos acceso a información valiosísima sobre lo que realmente somos así como lo que nos conviene en cada momento.
Visualiza. La principal causa que provoca que las personas no obtengan aquello que realmente desean es que directamente no saben lo que quieren.
Uno de los ejercicios más efectivos para poder conseguir aquello que deseas es dedicar cada día unos minutos a visualizarlo sin apego a tus objetivos. Al hacerlo, tu energía empezará a vibrar en la misma energía de aquello que deseas. Al visualizar sin apego, envidia o carencia aquello que deseas, estarás emitiendo una vibración que acabará atrayendo eso a tu vida.
Y si esta entrada te ha resultado interesante, a continuación rescatamos una conferencia en la que Sergio Fernández explica ésta y otras leyes que determinan la abundancia en el universo: