Introducir estos dos hábitos en tu vida puede ser como terapia contra la depresión

Los efectos de los hábitos de vida saludables sobre la salud mental se conocen muy bien. Sin embargo, nunca se habían comparado con los resultados de la terapia psicológica. Los primeros en hacer esta comparación han sido unos científicos australianos. En un estudio, publicado recientemente y descrito en un artículo para The Conversation, demuestran que, en realidad, hay poca diferencia entre los efectos de ambos tipos de intervención. Eso sí, es importante recalcar que el estudio se llevó a cabo con casos leves de depresión. Para personas que estén más afectadas la ayuda psicológica es indispensable.

Dicho esto, es cierto que lo que demuestra este estudio es muy interesante si tenemos en cuenta la escasez actual de profesionales de la salud mental en los servicios públicos de sanidad. Aunque aquí hay algo más que detallar, ya que, para comprobar que los voluntarios realizaban correctamente su cambio de hábitos, contaron con el apoyo de dietistas y fisiólogos del ejercicio. Estos profesionales tampoco abundan en la sanidad pública, por lo que también supondría un gasto para los pacientes que quieran mejorar su salud mental.

Aun así, se puede intentar mantener una alimentación saludable y practicar ejercicio regularmente con la suficiente fuerza de voluntad, sin intermediarios. Los resultados de esta investigación no invalidan los efectos de la terapia psicológica. Esta es absolutamente vital en muchísimos casos. Pero sí que demuestra que comer bien y evitar el sedentarismo es mucho más eficaz de lo que podríamos llegar a creer.

Hábitos saludables vs terapia psicológica: ¡fight!

Para la realización de este estudio, sus autores contaron con 182 participantes diagnosticados con síntomas depresivos como irritabilidad, tendencia al llanto y disminución de la esperanza en la vida. Eran síntomas leves y en ningún caso se hacía referencia a una depresión grave. 

Estos participantes se dividieron aleatoriamente en dos grupos. En el primero se les preparó una rutina de 8 semanas de cambio de hábitos, asesorada por un dietista y un fisiólogo del ejercicio. Estos hábitos incluían una dieta variada, con grasas de calidad, alimentos vegetales ricos en fibra y una disminución de las concentraciones de azúcares libres y grasas saturadas. Además, mantenían una rutina de ejercicio agradable y frecuente.

Los del segundo grupo, en cambio, se sometieron durante el mismo tiempo a un programa de terapia psicológica guiada por dos psicólogos. Ambos seguían la corriente psicológica con más evidencia científica: la cognitivo conductual.

Por otro lado, todos los participantes recibieron una cesta con regalos. En la del primer grupo había frutas y verduras y en la del segundo objetos como libros para colorear o pelotas antiestrés.

Para evaluar cómo afectaron ambas intervenciones a su sintomatología, se les realizó una encuesta dirigida a evaluar su salud mental antes y después de realizarlas. Así, se vio que la sintomatología depresiva después de 8 semanas se redujo en un 42% en el primer grupo y en un 37% en el segundo.

La mejor combinación

En el estudio se comparó también el coste, que resultó ser muy similar, ya que los psicólogos, dietistas y fisiólogos del ejercicio cobran unos honorarios parecidos.

Ante la escasez de psicólogos, se puede optar por los otros profesionales. No obstante, si no es posible recurrir a un centro privado, siempre podemos intentar cambiar nuestros hábitos desde casa. No siempre es necesario acudir al psicólogo. A veces simplemente la vida se nos hace bola y cambiar nuestros hábitos nos puede ayudar a deshacerla. Además, incluso si vamos a terapia psicológica, estos hábitos pueden ser un complemento magnífico.

Por otro lado, no debemos evitar que la salud mental es también una cuestión social. De poco le sirve a una persona acudir a terapia psicológica si trabaja en jornadas de 12 horas que le dejan exhausta para realizar ejercicio o no se remuneran lo suficiente para poder comprar alimentos saludables. La terapia sirve muy poco si a alguien le van a embargar su casa o debe seguir trabajando a pesar de sobrepasar la que debería ser la edad de jubilación.

El cumplimiento de los derechos humanos y la estabilidad laboral y económica son la mejor terapia que existe. Si esto está cubierto, podemos probar por cambiar nuestros hábitos. Pero, por supuesto, si vemos que nuestra salud mental sigue resintiéndose, necesitamos ayuda psicológica. Los psicólogos, si siguen las corrientes adecuadas en su terapia, pueden ser la mejor tabla de salvación para sacarnos a flote.

Azucena Martín

Deja una respuesta