¿Quieres protegerte de infecciones y patógenos? Mastúrbate más, lo dice la ciencia

El onanismo es más antiguo que la especie humana: numerosas especies de primates practican la masturbación desde hace miles de años. Una nueva investigación del University College de Londres apunta a que entregarse al autoplacer no solo genera bienestar, sino que brinda protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS).

Publicado en Proceedings of the Royal Society B, el estudio ha reunido la mayor base de datos de registros de masturbación de 105 especies de primates. «Descubrimos que es un rasgo antiguo», destaca la antropóloga Matilda Brindle, al frente de la investigación

Desde la masturbación mutua de los bonobos a los «juguetes sexuales» de los macacos, hay un amplio espectro de estas prácticas en todo el árbol evolutivo de los primates. Los investigadores creen que acariciarse las propias zonas erógenas es un antiguo pasatiempo que un antepasado común transmitió a todos los grupos de primates, describe Science Alert.

El equipo de Birindle explica que desde que los tarseros tomaron un camino evolutivo distinto al de los simios y los monos, la masturbación se hizo más común en unas especies que en otras. Además de un efecto divertido y accidental del sexo, los investigadores creen que el hecho de que la masturbación persista en tantas especies puede cumplir un objetivo específico. 

Buceando en registros científicos y entrevistas con cuidadores de zoológicos y primatólogos, los autores descubrieron que la masturbación es más frecuente en los machos de especies cuyas hembras se aparean con varios machos, lo que apunta a que puede incrementar las posibilidades de fecundación en escenarios sexuales competitivos.

Una de las teorías que manejan los científicos es que puede mejorar la calidad de la eyaculación al expulsar primero el esperma «rancio».

La masturbación ayudaría a eliminar del tracto genital los microorganismos que provocan enfermedades

También hay pruebas sólidas de la coevolución entre la masturbación y la aparición de patógenos en los hombres. Así, hay otra teoría que apunta a un beneficio claro de la masturbación: la expulsión de patógenos del tracto genital, causantes de diferentes enfermedades. 

De hecho, la práctica es más frecuente en machos de las especies de primates más grandes que no pueden llegar hasta abajo para asearse oralmente los genitales. El artículo señala que la masturbación no se solía perder en las especies en las que los patógenos tenían presencia. 

Un dato curioso es que es posible examinar el momento de la masturbación para saber a cuál de estas dos teorías corresponde: cuando se produce de forma más frecuente antes de las relaciones sexuales, podría mejorar la fertilidad masculina, mientras que después de las mismas previene las infecciones de transmisión sexual.

A esta conclusión ya llegó una investigación de 2010 sobre ardillas de tierra africanas que se masturban después de tener relaciones sexuales.

En el conjunto de datos hay muchos menos informes sobre la masturbación en primates hembra. «Esto se debe en parte a que la excitación y la masturbación femeninas pueden ser menos llamativas que las de los machos, pero también refleja una escasez más amplia de información sobre el comportamiento sexual y la morfología de las hembras en las ciencias biológicas», apunta el equipo.

Al margen de esta investigación, hay evidencias científicas de que la masturbación permite aliviar el estrés acumulado, mejorar la autoestima, dormir mejor, mejorar el estado de ánimo, prevenir la depresión y la ansiedad o mejorar las relaciones sexuales en pareja.

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