Sí, la felicidad también se trabaja. 9 cosas que puedes hacer cada día para ser más feliz

Hace unos días recibía una newsletter de la Escuela de Medicina de Harvard con un asunto que rezaba lo siguiente. «Entrena tu cerebro para ser más feliz». Acto seguido, empezaba el texto con una pregunta que invitaba a la reflexión –»¿Cómo eres de feliz realmente?»– y con una afirmación: «Se pueden mejorar nuestros niveles de felicidad». En otras palabras, la felicidad se trabaja. Mucho. Tanto como conseguir ser feliz también en situaciones difíciles y adversas. Así nos lo confirma Zeneida Bernabé, politóloga experta en igualdad de género y coach especialista en gestión de sufrimiento. «Rotundamente sí, la felicidad plena y sin reservas no se puede alcanzar sin el trabajo interior. Es necesario comprenderse uno mismo, practicar la introspección e indagar en los pensamientos», afirma la experta, que también alude a los mecanismos del cerebro relacionados con la felicidad. «Cuando digo ‘comprendernos’ me refiero a conocer cómo funcionamos y cómo es nuestro cerebro. Tenemos pensamientos que generan emociones y según estas actuamos creando nuestra vida. El cerebro humano, para asegurar la supervivencia de la especie, simplifica creando asociaciones cuando encuentra similitudes entre personas, situaciones o cosas. Genera producciones mentales en forma de pensamiento», explica Bernabé. Y añade: «Nuestro cerebro no nos muestra la realidad tal cual es. Estas interpretaciones conforman lo que nos contamos acerca de la realidad: historias negativas acerca de nosotros mismos, nuestro entorno y el mundo, como consecuencia del panorama oscuro y nefasto que nos muestra nuestro cerebro».



Y es que Zeneida Bernabé insiste en algo en lo que estamos todos de acuerdo: «A la felicidad le pedimos todo, al sufrimiento le pedimos nada, con una minucia ya estamos sufriendo«; afirma. Y lo dice poniendo un ejemplo tan cotidiano como esclarecedor de lo que acaba de explicar. «Imagínate tener un día tranquilo donde las cosas te están saliendo a pedir de boca y te sirven un café que no está a tu gusto o te cuesta encontrar aparcamiento, lo cual es motivo de enojo. Tendemos a fijarnos en eso que no funciona y dejamos de apreciar la maravilla de la vida que ocurre a cada instante. Es como si estuviéramos ciegos».

Acepta la realidad y no luches contra ella

La felicidad está directamente relacionada con nuestros pensamientos. De ahí que haya personas que en contextos difíciles sepan ser más felices que otras que teniéndolo todo no consiguen serlo. «No depende de cuánto tengas o de lo que logres sino de lo que pienses acerca de ello«, apunta la coach. Y es que el gran error que cometemos es querer que el momento presente sea perfecto tal y como nosotros mismos consideramos la perfección. «Si ahora mismo consideras que este momento no es perfecto tal y como es, si piensas que esto o lo otro debería ser distinto, ya estás sufriendo», afirma Bernabé. Poner condiciones a la realidad no nos hace felices. Luchar contra la realidad y perdernos el presente, tampoco. «La única manera de ser feliz es aceptando la realidad, amando lo que es. El estar luchando constantemente contra la realidad solo genera sufrimiento».

Observa tus quejas

Dicen que las personas que no se quejan son más felices y hasta Kiko Veneno afirmó durante una entrevista con El Español: «Tú no te quejes, que si te quejas, te cansas más. Nunca he admirado a nadie que se queje». Pero Zeneida cree más en el poder de observar nuestras quejas en nuestro propio beneficio para ser más felices. «Intentar dejar de quejarse es ir contra una misma. Observa tu queja, acéptala. ¿Cómo te hace sentir? ¿Qué pensamientos la sustentan? Anota estos pensamientos, haz una lista, cuestiónalos».

No intentes cambiar a los demás

Otro de los grandes errores que cometemos y que nos impiden ser más felices es intentar cambiar a las personas que nos rodean. Así lo explica la experta: «Si pensamos que alguien ‘no debería mentir’ o que ‘ojalá no hubiese mentido’, en ese momento no acepto a esa persona, la quiero cambiar. Y no está en mi mano cambiar su actitud. Eso depende de ella solamente: puedo pedirle que no lo haga y eso no es garantía de que no vuelva a suceder. Me siento una víctima y esa persona es la culpable de mi malestar. En cambio si me digo ‘Ella ha mentido. ¿Qué puedo hacer ahora?’, esto me da más poder. Está en mi ámbito de actuación, ahora me ocupo de mi malestar desde una posición en la que no sufro y no pierdo energía«.

La importancia de acoger los pensamientos negativos (y no rechazarlos)

Aunque existen corrientes que abogan por favorecer y trabajar el pensamiento positivo, ignorando los pensamientos negativos o estresantes, Zeneida Bernabé no cree en la eficacia de estas técnicas. «En mi experiencia esto genera una guerra interna al rechazar lo que ocurre dentro de mí. Los pensamientos no cuestionados siempre vuelven de una manera o de otra», sentencia la politóloga. Por tanto, esconder y pasar de largo de los pensamientos que nos hacen sentir mal, no nos hace más felices. «Para librarnos del sufrimiento hay que acoger los pensamientos negativos sin rechazarlos. Una vez identificados podemos cuestionarlos a través de The Work de Byron Katie, un proceso sencillo que ayuda a ver con claridad, deshaciendo las historias que nos tiene atrapados en el sufrimiento, mostrándonos una realidad más amable y amorosa. Si siento una emoción difícil como la culpa, la invitación es a observar el pensamiento o los pensamientos que las han precedido. Si esos pensamientos no se cuestionan, no se resuelven, esa culpa seguirá presente», añade. Y nos invita a hacer un ejercicio sencillo: escribir en un papel esos pensamientos que aparecen cuando tenemos miedo, estrés o ansiedad, y cuestionarlos. «Verás que eso que piensas que te hace sufrir no es verdad, es una historia que te estás contando», añade.

Cuestiona tus pensamientos

Creer firmemente lo que pensamos no siempre nos hace felices. «Cuando creemos lo que pensamos tenemos emociones fuertes y reaccionamos ante lo que sucede. En la medida en que indagamos en nuestros pensamientos y experimentamos el hecho de no creerlos se va generando un espacio entre la emoción y el acto. Este espacio es lo que te permite responder de forma consciente ante una situación en lugar de reaccionar», apunta. Y vuelve a poner un ejemplo cotidiano para aprender a cuestionar nuestros pensamientos (y ser más felices): «Si mi vecina pone la música alta a todas horas y me molesta puede que tenga el pensamiento de que ‘es irrespetuosa’ y entonces sentiré rabia y enfado y puede que vaya a tocarle a la puerta a decirle lo que pienso de no muy buenas maneras. En cambio si cuestiono el pensamiento ‘es irrespetuosa’ puedo ver más allá y encuentre que tal vez no se da cuenta, puede que tenga algo de sordera, no sabe lo molesto que es para mí. Tras explorar este pensamiento puedo ser más asertiva y hablarle desde otro lugar más amable para pedirle que baje el volumen».

Sin resentimientos

Volviendo a las informaciones de la Escuela de Medicina de Harvard, los expertos de este equipo insisten en algo obvio pero fundamental a la hora de ser feliz. «Deja de lado el resentimiento, la envidia, los rencores. Las emociones que te hieren pueden hacerte más daño que las personas que te han hecho daño».

Sé amable

Algo tan sencillo como ser amable con los demás, te puede hacer más feliz. «Decide ser amable, ponerte al servicio de los demás, el contribuir a que este planeta sea un lugar mejor sin esperar nada a cambio es una manera de salir del embelesamiento y es una fuente de felicidad», apunta Bernabé.

Conecta con el otro

Los expertos de Harvard hablan de la importancia de establecer relaciones afectivas profundas –hay estudios que demuestran que cuidar nuestros vínculos afectivos aumenta la esperanza de vida–. Zeneida Bernabé también invoca a la necesidad de «salir de nuestro ensimismamiento para ver y conectar con el otro. En ocasiones nos centramos en nosotros mismos y olvidamos que no vivimos aislados, que nos necesitamos unos a otros, que somos vínculo. Las relaciones personales son el trampolín para la felicidad y la liberación personal». Y hace una reflexión interesante sobre los sentimientos que se generan en nosotros mismos cuando nos sienta algo mal de los demás. «Si te sientes mal al relacionarte con ciertas personas, date cuenta de los juicios, de los pensamientos que hay detrás de ese malestar. Son solo pensamientos que se pueden cuestionar para descubrir la verdad amable que hay detrás de ellos».

Da las gracias y haz esto cada noche

Lo llaman el poder de la gratitud. Y es a veces, tal y como recala Bernabé, olvidamos dar las gracias por todo lo que la vida nos da. «Y olvidar hacerlo no nos permite apreciar y valorar lo que tenemos, lo que hemos vivido, lo que somos». De ahí que la experta recomiende hacer este ejercicio práctico cada noche: anotar 3 cosas que agradecemos de nuestro día. Hacerlo durante unas semanas aumenta los niveles de felicidad. «Está comprobado», apunta la experta.

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