El buen cine nos divierte, pero también nos invita a cuestionar. De hecho, una buena película puede darnos un vuelvo al corazón. Con este pretexto, te dejamos esta selección.
En los últimos años, la mejor producción audiovisual francesa ha vuelto a la carga. Nos deja películas de nota, originales y muy críticas con determinadas actuaciones.
Por otro lado, a nivel internacional estas películas llevan nombre de mujer. No solo son protagonistas, sino directoras afianzando su trayectoria y acumulando premios.
Lo que está claro es que se está haciendo más cine y series que nunca, con el riesgo, pero también la suerte que eso supone. Si bien es cierto que muchas producciones son para pasar un rato y fin (algo que no supone ningún problema); otras producciones aspiran a otra cosa. A dejarnos con la sensación de que hemos sido afortunados por ver esa historia. Somos más cultos, más críticos y más devotos del cine por películas que arriesgan. Y nos ganan.
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A continuación enumeramos películas de diversos géneros que nos dejan un argumento digno de explorar de forma psicológica. Son películas para reflexionar sobre la vida y la sociedad, que seguramente te invitarán a replantearte ciertos aspectos, actitudes y hábitos.
1. Lamb, de Valdimar Jóhannsson
Esta es una de las películas más sorprendentes, hipnotizante e intrigantes de los últimos años. Sus lecturas psicológicas y filosóficas son numerosas. La película fue un éxito en su estreno y muy posiblemente, poco a poco, se convierta en una cinta referente del cine de fantasía, terror, misterio y thriller.
Una pareja sin hijos en la Islandia rural hace un descubrimiento alarmante un día en su establo de ovejas. Pronto se enfrentan a las consecuencias de desafiar la voluntad de la naturaleza, en este cuento popular oscuro y atmosférico.
La película sigue en silencio a la pareja en sus rutinas diarias de tareas agrícolas y conversaciones mínimas: pasar tiempo con ellos es como una prueba de paciencia. Después del final del invierno, el perro pastor de María e Ingvar los alerta sobre un alboroto en el establo.
La pareja descubre un híbrido humano (cuerpo)-cordero (cabeza) y, en lugar de correr a las colinas áridas, deciden adoptar a la criatura. La llaman Ada. Después de un comienzo lento, Lamb se convierte en una interesante exploración de las ideas de la naturaleza frente a la crianza.
Decir más sería hacer spoiler de una de las películas de miedo más originales y extrañas de los últimos años. Es una película de impresionantes vistas, tensión acumulada lentamente (toques de Hereditary ) y gags visuales que hacen reír a carcajadas (como la escena de un corderito con una cazadora azul).
2. Otra ronda, de Tomas Thomas Vinterberg
La ganadora del Oscar a Mejor Película Internacional plantea un dilema inesperado. En la vida aburrida y llena de rutina de un hombre en su crisis de madurez… ¿Cuánto alcohol hace falta? Según un planteamiento filosófico, tomar 0,05 % de alcohol para enfrentar otro día puede suponer la clave para superarlo.
Mads Mikkelsen lidera el reparto de este grupo de hombres en plena crisis de madurez, en la que el experimento se acoge con ilusión porque están hastiados de su rutina. Gracias a un contexto favorable, ya que Dinamarca y el alcohol van muy unidos, estos amigos llevarán a cabo este desafío que busca más evitar el dolor que divertirse. Y ahí radica el problema.
Dejar atrás el malestar que deja el alcohol suele ser cuestión de horas, pero las consecuencias que puede acarrear como medio de evitación experiencial puede traer más problemas que soluciones. Detrás de cada copa de whisky, cada amigo busca ahogar las penas; eso sí, cada uno de ellos tendrá una reacción distinta a este ritual, que se les termina yendo de las manos.
Aun así, en cada ronda aparecen confesiones, tristezas, anhelos de lo que desearon ser y ya no puede darse. Cada copa alberga una verdad que no son capaces de enfrentar en su vida diaria. Pese al dolor y al desenlace, es una película ingeniosa y divertida con un baile final que te revitalizará más que cualquier “copazo”.
3. Quo vadis, Aida, de Jasmila Zbanic
Esta obra maestra que ha ganado el premio a la mejor película en los premios del Cine Europeo. Puro cine de denuncia, rabia y búsqueda de justicia.
La película narra la matanza de Srebrenica, el mayor genocidio en suelo europeo desde el Holocausto. La protagonista, Aida, es una traductora de la ONU en el mismo corazón del conflicto. Interpretada magistralmente por Jasna Djuricic, la traductora tendrá el poder de asistir a casi todas las negociaciones dirigidas a impedir que el ejército Serbio aniquile la población bosnia en la ciudad.
Srebrenica era un enclave denominado seguro por las fuerzas de la ONU, por lo que en el devenir de los acontecimientos se siente impotencia y estupefacción por la pasividad total de las fuerzas internacionales. Cuando Aida se da cuenta de lo irremediable de la tragedia, intentará salvar a toda costa a su familia.
Es una película que nos ayuda a entender la desgracia de un pueblo que solo busca protección, sin armas y muerto de miedo. Podría estudiarse el fenómenos de la indefensión aprendida no solo en los bosnios, sino también en todo el ejército dedicado a protegerlos.
Esta indefensión no está en Aída, que se revuelve por proteger a su pueblo y su familia. Una película dura, pero imprescindible, que nos hace entender que no intervenir en ocasiones es en realidad hacerlo para propiciar el horror.
4. Una mujer prometedora, de Emerald Fennell
Emerald Fennell escribe y dirige esta película, aclamada en el Festival de Sundance de 2020 y ganadora del Oscar a Mejor Guión Original. Llegó a los cines en febrero del pasado años y promete convertirse en un icono de la rebelión vengativa de las mujeres abusadas sexualmente en una jauría deshumanizada.
Carey Mulligan interpreta a una camarera y exestudiante de medicina que está traumatizada por el suicidio de su mejor amiga. Un suicidio que ella considera un asesinato por omisión de socorro por una comunidad que la ignoró y se burló de ella.
En una fiesta universitaria, su amiga es agredida sexualmente por unos cuantos compañeros de universidad, que no contentos con el abuso la graban y se ríen de su situación de embriaguez y vulnerabilidad absoluta.
Por tanto, Mulligan buscará una rape revenge no solo a los ejecutores, sino a todos aquellos y aquellas que no colaboraron con la investigación y denuncia, incluyendo a altos cargos de la universidad.
Mezcla el thriller y la comedia con un final dramático, que no suena a victoria y felicidad, sino a una débil justicia que aparece solo cuando alguien hace algún acto desesperado por conseguirla.
5. El poder del perro, de Jane Campion
Doce años ha tardado Jane Campion en volver al cine y lo ha hecho con esta película, adaptación de la novela de Thomas Savage. Benedict Cumberbatch realiza la mejor interpretación de su carrera. Está irreconocible, inexplorado y salvaje en su papel de villano (no tanto) del Lejos Oeste.
Campion explora la masculinidad tóxica de un vaquero que reprime sus sentimientos hasta la ira, el sufrimiento y el oscurantismo, por no querer reconocer sus verdaderas tendencias sexuales. La escena de la masturbación en la soledad es una de las más tristes, una lucha por ocultar lo que desea, hasta quedarse extenuado y débil.
Las imágenes de El poder del perro la sitúan dentro de las mejores películas del 2021 por su belleza, su cuidado y el fiel reflejo de la tensión y el amor tóxico de Cumberbatch hacia un frágil e indescifrable Jesse Plemons.
Su madre, Kristen Dunst, una viuda y anulada mujer en este western, refleja todos los temores por la integridad de su hijo, ya que el descubrimiento de la verdad podría acabar con su vida.
6. Titane, de Julia Ducournau
Julia Ducournau es una guionista y directora francesa que ya dio un portazo en la cara de los convencionalismos con su largometraje Raw, un mix de vegetarianismo, canibalismo y rebelión ante la familia y normas. Ahí es nada.
Sin embargo, solo fue el principio, porque este año fue coronada con la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes por su película Titane, siendo la primera mujer en la historia que lo consigue. Por tanto, se ha ganado con premio histórico incluido estar entre las mejores películas del 2021.
Muy poco se puede contar del argumento de esta película. Solo que trata, en principio, sobre la historia de un joven con la cara magullada que es descubierto en un aeropuerto. Se llama Adrien Legrand y desapareció hace 10 años siendo un niño. Para su padre, Vincent, esto supone el final de una larga pesadilla y lo lleva a casa.
Pronto la película torna a ser un slasher. Resuena al terror francés más violento en torno al cuerpo y las identidades, como Martys, Under the Skin o Climax. El horror y la violencia se desatan a la misma vez que una inesperada historia de amor.
7. Queridos camaradas, de Andrey Konchalovskiy
Rodada en blanco y negro, esta es una película sobre la desilusión de un ideal social. Sobre la manipulación y la mentira que puede ejercer un grupo. Cuando el gobierno comunista subió los precios de los alimentos en 1962, los trabajadores rebeldes de la pequeña ciudad industrial de Novocherkassk se declararon en huelga.
La masacre que se produce a continuación se ve a través de los ojos de una devota activista. Lyudmila (Yuliya Vysotskaya) es una trabajadora del partido comunista local y obrera en una fábrica. Sus compañeros son unos “queridos camaradas” llenos de contradicciones.
Romantizada por la figura inexistente de Stalin que la guía a Lyudmila (Yuliya Vysotskaya), esta devoción se disuelve definitivamente con la desaparición de su hija Svetka (Yulia Burova) por el caos, entre disparos todo ello sembrado por el KGB. Un caos donde los ideales no existen y la supervivencia prima.
Andrei Konchalovsky nos introduce, con una soberbia y sombría imagen —incluso seca en un sentido positivo—, en la masacre que tuvo lugar en Novocherkask. Nos lleva al desencanto de los ideales de una madre y a la desaparición de su hija como negación del futuro.
Un futuro condenado para las próximas generaciones y un presente abierto en canal, descubierto, alojado en las más puras contradicciones. Unos pensamientos confusos alojados en las mismas víctimas, corrompidas en lo humano por un ideal social que ataca a sus mismos devotos.