Hay palabras que hieren y que rompen relaciones. Cuando en una discusión nos dejamos llevar por nuestras emociones, el resultado puede ser catastrófico.
A todos nos ha pasado. En ocasiones, las emociones te hacen decir cosas de las que te arrepientes. Casi sin darte cuenta, pones en voz alta expresiones, palabras y frases que van cargadas de desprecio, de esa ira momentánea que te transforma en alguien que no eres. Y, en efecto, muchas de esas cosas que acabamos diciendo sin pensar duelen y hasta tienen consecuencias no deseadas.
Como bien señala Daniel Goleman, a menudo descuidamos cuán rápido es el cerebro emocional respecto a nuestra parte racional. Sin una buena capacidad de control y de regulación, podemos actuar como niños de tres años. Lo llamativo es que estas dinámicas se dan con excesiva frecuencia en casi cualquier escenario: en el trabajo, en los vínculos familiares y en las relaciones de pareja.
Todos sabemos que somos mucho más que esa emoción de valencia negativa que nos domina en un momento concreto. Nadie es su ira, nadie es su frustración momentánea o su decepción puntual. Sin embargo, el simple hecho de dejarnos llevar por ese estado y dirigir toda esa energía emocional sobre alguien siempre tiene consecuencias…
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Cuando una emoción puntual te domina y te dejas llevar por ella, puedes acabar transformándote en la peor versión de ti mismo.
¿Por qué las emociones te hacen decir cosas de las que te arrepientes?
A menudo, suele decirse que los denominados “reyes del drama” son los que más suelen dejarse llevar por sus emociones y quienes, al fin y al cabo, acaban expresando en voz alta más de alguna frase desafortunada. Es cierto. Sin embargo, tampoco podemos dejar de lado a quienes están habituados a hacer uso de la comunicación agresiva, ejemplos claros de la mala regulación emocional.
Ahora bien, no nos equivocamos al señalar que todos hemos vivido en piel propia esta situación. Cuando las emociones te hacen decir cosas que no sientes te transformas en alguien a quien detestas. Esto es así porque lo que expresas hace daño a tu entorno, porque no logras hablar de manera asertiva y esa limitación, esa falta de control, daña el autoconcepto.
¿Qué podemos hacer ante estas situaciones tan invalidantes?
Comprende: esta es la razón por la que actúas de este modo
Según un estudio realizado en la Universidad Emory (Atlanta) y publicado en la revista Biological Psychiatry, la amígdala es quien modula el comportamiento emocional. Basta con sentir una experiencia de ira, frustración, miedo o alerta para reaccionar de manera instintiva y emocional.
Ese secuestro de la amígdala es tan intenso que dificulta la actividad de muchas de esas funciones ejecutivas como son el análisis, la reflexión, la calma o la toma de decisiones.
¿Qué podemos hacer ante estas situaciones?
Las emociones no reguladas nos desbordan. Así, cuando solemos hablar sin pensar y expresarnos sin reflexionar, son las emociones de valencia negativa las que nos controlan. Lo hacen a través de una gran tensión psicofisiológica.
Por tanto, cuando sintamos esa experiencia desagradable, démonos un tiempo de calma. Cambiemos de actividad unos minutos. Separémonos de esa situación estresante o molesta un momento determinado. A veces, bastan diez minutos para ver las cosas desde otro prisma.
Tomar conciencia para actuar mejor
Cuando las emociones te hacen decir cosas de las que te arrepientes, según el doctor James Gross, psicólogo de la Universidad de Stanford, te estás saltando tres pasos en la escala de la regulación emocional. Para entenderlo mejor: según este experto, el control de las emociones debe seguir cuatro etapas que definirían el “modelo modal”.
En primer lugar, y según las fases de esta teoría, tomamos contacto con un estímulo, después lo interpretamos, le damos un significado y, por último, regulamos esa emoción para actuar del mejor modo. Ahora bien, cuando hablamos sin pensar nos saltamos todos los pasos y nos dejamos llevar directamente por la emoción. No pensamos, no interpretamos ni regulamos ningún estado psicofísico.
¿Qué podemos hacer ante estas situaciones?
A la hora de actuar de manera más ajustada ante cada situación, parte siempre de la conciencia emocional. En la vida nadie va por buen camino si se limita solo a reaccionar ante cada cosa que le sucede. La acción-reacción nos hace actuar solo por impulso. Hay que integrar en ese esquema la conciencia y la reflexión.
Antes de hablar, reflexiona. Antes de dar voz a tus emociones toma conciencia de ellas—> “ahora mismo siento ira y estoy enfadado, acepto estas emociones, las entiendo, pero elijo no dejarme llevar por ellas. Debo reflexionar y actuar de manera asertiva para manejar lo mejor posible esta situación”.
“La autoconciencia implica comprender en profundidad las emociones, los puntos fuertes, las debilidades, las necesidades y los impulsos de uno mismo”.
-Daniel Goleman-
Cuando emociones te hacen decir cosas de las que te arrepientes debes mejorar tu Inteligencia Emocional
Cuando las emociones te hacen decir cosas de las que te arrepientes dejas de ser tú. Te conviertes en alguien que no te gusta, y pocas cosas resultan tan invalidantes. Ser esclavo de lo que sientes y no poder actuar como quieres te lleva a situaciones que no deseas. Pierdes amistades, haces daño a quien quieres y demuestras un lado de ti que revela incompetencia en materia de inteligencia emocional.
¿Qué podemos hacer ante estas situaciones?
Una manera de tener un mayor control emocional y de comunicarnos mejor es potenciando la inteligencia emocional. La regulación y la autoconciencia antes señaladas forman parte de esta materia. Sin embargo, hay una serie de elementos que también deberíamos tener presente:
- Una vez tomes conciencia de tus emociones y elijas ejercer el control sobre ellas, piensa en una solución. Ser asertivos es la mejor estrategia para hacer uso de una comunicación hábil y respetuosa.
- Si deseas mejorar tu autoimagen y la calidad de tus relaciones no puedes dar voz a tus emociones de manera impulsiva. Niégate a ser esclavo de tu ira, de tu miedo, frustración o enfados.
- Las emociones explosivas requieren disciplina y un elevado autocontrol en su manejo. Sé exigente contigo mismo y aprende a regularlas, transfórmalas para que te permitan hablar y actuar de manera más acertada.
Para concluir, estos procesos, estas artesanías de los universos emocionales llevan tiempo en su dominio. Sin embargo, con un adecuado compromiso para el cambio lograremos dar buenos y necesarios avances.