Nos han educado para vivir el cuerpo como un objeto, un esclavo de la mente. Hacemos de nuestras ideas el sujeto y ponemos el cuerpo al servicio de las ideas que tenemos sobre él. La clave está en hacer del cuerpo un sujeto y de las ideas un objeto, que no sean las que me dominen sino que me acompañen.
¿Hace cuánto tiempo no escuchas tu cuerpo? Comprendemos la vida desde el “pienso luego existo” y esto lleva a que las emociones queden en un segundo plano. Nos hemos creído que sólo somos un cerebro, estamos intelectualizados, y queremos que tomes consciencia de que somos una unidad, alma, cuerpo y mente.
Existe relación entre cuerpo y emociones. Nuestro cuerpo nos da pistas de lo que puede estar pasando en nosotros, por eso puede convertirse en una herramienta de autoconocimiento.
Nuestra postura corporal es un reflejo de nuestra historia social y cultural. Los bloqueos emocionales, las posturas corporales, los hábitos en lo físico, nos lo transmiten nuestros padres desde la infancia.
Por eso, si cambias una determinada postura puedes cambiar la emoción asociada a la misma. Es importante que aprendas a respetar, a indagar y a observar qué historia hay detrás de esa postura.
Toda emoción no expresada se ancla en una parte del cuerpo. Emoción significa movimiento hacia fuera. Si no completamos el circuito energético de la emoción se queda interrumpido y se queda en la musculatura.
Al activar ciertos músculos o emitir ciertos sonidos se pueden activar emociones que teníamos dormidas.
Para terminar, te proponemos un ejercicio muy sencillo para activar emociones: cantar a pleno pulmón como si fueras tú el cantante, vivirlo al 100%.
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Si no somos conscientes de nuestro cuerpo no podemos estar en el presente. El cuerpo es un instrumento para vivir lo que está pasando gracias a los sentidos y a las terminaciones nerviosas que nos dan información de lo que estamos sintiendo. Esto a veces choca con nuestras ideas, y hace que filtremos lo que queremos ver del presente y hacemos de él algo que no nos conviene.
La actividad física activa y relaciona todas las demás. En los deportes de equipo, por ejemplo, estás activando el resto de inteligencias (neurolingüística, emocional, lógico matemática, intra e interpersonal, espacial) y a su vez las estás mejorando.
Cuanto más torpes somos físicamente más torpe seremos para expresar el resto de inteligencias. Y cuanto más te acercas al límite de lo que puedes hacer, más cerca estás de desarrollar tu inteligencia física.
Si eres capaz de dominar tu inteligencia física, puedes generar la emoción que elijas en cada momento. Para potenciarla hay que trabajar tres áreas:
- Práctica física moderada, adecuada al estado de cada persona: constante para conseguir que sea consistente.
- Alimentación sana y equilibrada.
- Buen descanso: que te permita eliminar el estrés y que tu cuerpo esté motivado y preparado para el día siguiente.
Queremos acabar con una frase:
La felicidad más sencilla es sentir con los sentidos.
¡Gracias por leerlo y compartirlo!