Las leyes de atracción de las parejas: ¿estamos predestinados o es puro azar?

Imagina que de repente a ti y a tu pareja os borran los recuerdos concernientes solo a vuestra relación y os llevan a una isla junto con otras personas, tanto emparejadas como solteras. Allí empezáis una vida desde cero, sin tener en cuenta vuestra vida en común anterior, pues sois incapaces de recordarla. Empiezan a surgir alianzas y enemistades con los otros. No, no es un programa líder de audiencia ni tampoco un episodio de ‘Black Mirror’, pero se le parece. La pregunta clave es: ¿piensas que vuestra relación volvería a aflorar y a prosperar en un entorno diferente con gente distinta?

Si tu respuesta es que sí, crees que existen una serie de compatibilidades que determinan o influyen en el hecho de tener una relación amorosa con alguien. Básicamente, que estáis destinados a encontraros. Si tu respuesta es no, quiere decir que la razón por la que dos personas se enamoran y se atraigan viene determinada por una cuestión azarosa, impredecible y caótica. Evidentemente, no todo es blanco o negro, ambas propuestas pueden confluir. La primera sería la opción más idealista, que concuerda con los ideales de la ‘media naranja’, siendo esta una versión del amor determinista; la segunda, en cambio, entra dentro del razonamiento de dar más poder de influencia a las circunstancias y a las decisiones racionales o irracionales que tomamos en nuestra vida.

El ‘feeling’ se compara con la pasión, aunque sean conceptos que tienen una connotación distinta, en este caso se diferencian en el apartado sexual

Ahora bien, ¿qué dice la ciencia? En caso de que exista esa compatibilidad entre dos sujetos estos deberían tener una serie de rasgos físicos concretos y unas maneras de ser determinadas que se compenetran a la perfección entre ellos. Como si diferentes personalidades estuvieran destinadas a encontrarse debido a su compatibilidad. Evidentemente, todos en mayor medida tenemos preferencias sobre cómo podría ser nuestra pareja ideal, pero eso no quiere decir que nos dejemos guiar exclusivamente por ellas, como han demostrado diversos estudios.

Así lo cree Paula Álvarez, psicóloga y sexóloga madrileña, quien se posiciona del lado contrario, llegando a afirmar que lo que determina que alguien nos guste y nosotros a él o a ella viene determinado más por el azar que el destino o por un acople mágico de personalidades. «Sí, creo que el amor tiene una naturaleza caótica y que no hay en ningún momento almas gemelas destinadas a encontrarse», comenta a este diario. Otras expertas en relaciones, como Ana Lombardía, terapeuta sexual, reconocen no estar en ninguna de las dos visiones. «Es cierto que hay personalidades que se complementan entre ellas, pero luego está la parte de construcción de esa personalidad junto con la otra persona», asegura. «Ni todo es caótico ni todo está determinado, depende también del momento de la vida en el que nos encontremos».

«Todas estas ideas de que existen personalidades que sean compatibles y que por ello están destinadas a encontrarse y juntarse da un tufo muy malo de amor romántico», asevera por su parte Ángela Aznárez, psicóloga experta en terapia de pareja, a El Confidencial. «Es muy fácil caer en eso y dejarse llevar por ese razonamiento para justificar cualquier tipo de situación, incluso tóxicas. A efectos prácticos, es importante tener esa compatibilidad en cuanto a valores y principios, es una parte muy importante en toda relación. Pero luego, toda relación tiende a proyectarse hacia el futuro, y si no se concuerda en una serie de propósitos, el vínculo tiene fecha de caducidad».

De qué hablamos cuando hablamos de ‘feeling’

Uno de los conceptos que más se repiten a la hora de hablar de compatibilidades o de compenetración física o mental entre dos o más individuos, y tanto para sentimientos como el amor o la amistad, es el de ‘tener feeling’. ¿Qué más abstracto hay que esto mismo? Puedes conocer a dos personas idénticas, que ambas tengan los mismos gustos que tú y se rijan por los mismos valores o principios; incluso, que sean muy parecidas a la hora de comportarse. Pero seguramente en el trato cotidiano o a la hora de estar juntos, con una sientas más ‘feeling’ que con otra. ¿A qué se debe este curioso efecto psicológico? ¿Hay alguna forma de gestionarlo o de comprenderlo?

«¿Sois compatibles en este punto? ¿Aquí casáis mejor?», explica Aznárez quien suele abordar esta cuestión a sus pacientes en terapia desde este punto de vista. «Es bastante comparable a la pasión, aunque sean conceptos que tienen una connotación distinta. Podría ser la sensación que impregna a los dos sujetos cuando pueden entenderse sin decir nada, a través de las miradas, sentir un deseo muy fuerte de tener contacto físico… Indagar sobre qué es exactamente lo que sienten es bastante complicado, así que lo llevo a un sentido práctico, intentando trasladarles a momentos en los que lo han sentido para volver a reactivarlo en caso de que lo hayan perdido un poco, ya que no se puede volver atrás en el tiempo».

Ahora bien, no todo es buen rollo a la hora de enamorarse. La mala leche y el conflicto también son grandes pegamentos, aunque no en el sentido más negativo o bajo el principio romántico tan perjudicial de la consabida frase «los que se pelean se desean». Es lo que añade por su parte Lombardía, quien cree que «ante el conflicto o la diferencia, dependiendo de las dinámicas que se creen, el deseo puede llegar a crecer, aunque no es lo habitual ni lo recomendable». No hay que caer bajo ningún concepto en la perniciosa idea de ese otro refrán arcaico que decía aquello de «quien bien te quiere, te hará sufrir», aunque sí que hay parejas, sobre todo aquellas de larga duración, en las que ese conflicto les hace mantenerse unidas, pues les devuelve la intensidad que perdieron tras el fin de la pasión.

El complejo del héroe: entrando en la ‘friendzone’

Las tres sexólogas coinciden en señalar que uno de los grandes mitos del amor masculino heterosexual es precisamente el del salvador o héroe, lo que deriva de haber sido educados en una cultura patriarcal. No es extraño que muchos hombres se sientan particularmente atraídos o su deseo hacia una mujer se dispare cuando esta se muestra herida, tiene problemas en su vida personal o, directamente, está con otro hombre que no la hace caso o la satisface. Se trata de una temática que explotan hasta la saciedad infinidad de canciones de pop o ‘reggaeton’, desde la célebre ‘Obsesión’ hasta cualquier éxito Don Omar, por poner dos ejemplos característicos.

«A las mujeres se nos asocia un papel más de cuidados a nivel cultural, por lo que en lesbianas es mucho más difícil distinguir cuando entran en juego las lógicas de la seducción»

Ante este tipo de situaciones, lo normal es que la chica le acabe rechazando al no sentir lo mismo, por lo que el macho verá que su ayuda y apoyo emocional no es recompensado, entrando en crisis. Lo que popularmente conocemos como la ‘friendzone’ y que en realidad es un concepto machista que repercute de forma negativa entre los hombres. Esta puede derivar en una actitud ‘incel’ que lleva al sujeto masculino a perder la autoestima y la confianza de que algún día pueda conquistar alguien, generándole un gran rencor que puede convertirse en odio o misoginia, lo que tendría consecuencias negativas para las mujeres (incluso para una sociedad entera como se ha visto en Estados Unidos).

«La mayoría de estas relaciones tienen fin, pues uno de los dos, en este caso el chico, no puede conformarse siendo su amigo, lo que lleva a que poco a poco el vínculo se apague», asegura Aznárez. «Hay personas en las que esa compatibilidad de la que hablábamos es mutua, pero no están compensados a nivel sexual, lo que hace imposible salir del formato amistad, aunque también hay relaciones de ‘follamigos’ muy positivas para ambas partes».

Las leyes de atracción entre no heterosexuales

Ahora bien, estamos delimitando mucho el espectro de relaciones. ¿Qué ocurre en las personas homosexuales o bisexuales? ¿Acaso se presentan de forma diferente estas dinámicas de seducción y enamoramiento? Existe el prejuicio de que, por ejemplo, en los hombres homosexuales está mucho más naturalizado el apartado sexual que en los heterosexuales. Algo que sucede de forma inversa en los vínculos entre chicas, pues como Aznárez y Álvarez reconocen, «a las mujeres se nos asocia un papel más de cuidados a nivel cultural en nuestras relaciones, por lo que es mucho más difícil distinguir cuando entran en juego estas lógicas del enamoramiento o la seducción».

«Si muchos intentaran traer a la tierra a su pareja ideal tal vez se llevaran una sorpresa al ver que acaban de representar a su madre»

«En parejas de hombres homosexuales es mucho más frecuente encontrarse con relaciones abiertas o poliamorosas; eso no quiere decir que sean líquidas, también pueden ser muy sólidas», señala Aznárez, lo que también confirma Álvarez, quien opina que en las relaciones homosexuales masculinas, «ellos son expertos en hacer contratos». En el caso de las relaciones lésbicas, la sexóloga madrileña apunta a que muchas veces «ninguna de los dos se atreve a dar el paso, lo que representa un conflicto». Esto lleva a que haya una «exigencia de demandar el consentimiento de manera más explícita, necesitamos estar más seguras al no tener tanta práctica a dar el primer paso, que normal y culturalmente siempre recae sobre los hombres». Eso no es óbice para que «muchas chicas le pierdan el miedo a tomar la iniciativa y no dejen pie con cabeza, la que coge carrerilla no para».

¿En serio querrías una pareja ideal?

Para finalizar, los avances en inteligencia artificial y realidad virtual prometen revolucionar el mundo de las relaciones sexoafectivas en el futuro. Desde 2018 empezamos a acostumbrarnos a leer noticias de «novias robots» y cosas por el estilo. Películas como ‘Her‘ (Spike Jonze, 2013) son capaces de contarnos una verdadera y emocionante historia de amor entre un hombre y un chat de voz. Todo ello nos puede llevar a pensar en si dentro de unos años o décadas podremos crear nuestro prototipo de pareja ideal gracias a la tecnología, lo cual entraña muchísimas preguntas filosóficas. ¿Sería amor de verdad o un amor egocéntrico?

«El amor a veces no basta, y por mucho que quieras a una persona, no la puedes cambiar, por lo que el vínculo puede estar condenado a desaparecer»

«El amor tiene que ver con la aceptación de las cosas que no te gustan de la otra persona», recalca Ana Lombardía. «Entender que ni tú ni ella sois perfectos, eso es lo bonito del amor, crecer y construir y no tratar de cambiar a tu compañero. Esto no se puede aplicar a una relación, que no es lo mismo que sentir amor. En las relaciones, el amor a veces no basta, y por mucho que quieras a una persona, no la puedes cambiar, por lo que en ocasiones el vínculo tiene que desaparecer por el bien de los dos». Por tanto, para que sea amor, debe ser imperfecto.

Álvarez puntualiza que en las relaciones amorosas siempre proyectamos cosas nuestras en la otra persona, pero eso no quiere decir que queramos cambiarla. «Si muchos intentaran traer a la tierra a su pareja ideal tal vez se llevaran una sorpresa al ver que acaban de representar a su madre», añade, lo cual nos lleva a implicaciones muy freudianas. «Alguien que les cuida y va a estar ahí de forma incondicional. Además, por otro lado, si creas algo así a tu gusto luego a lo mejor te llevas una desilusión, porque te das cuenta de que es un calzonazos y carece de autonomía propia. Y los propios gustos cambian, lo que me gusta hoy a lo mejor mañana ya no. Todo depende de muchas cosas».

Enrique Zamorano

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